En el tercer intento, Amundsen logró la mayor de sus numerosas hazañas como navegante. Foto: weekend

Amundsen estuvo acompañado por cuatro exploradores noruegos. Foto: Weekend

En 1897, con 25 años, hizo su primera excursión a la Antártida donde permaneció un invierno completo. Foto: Biblioteca Popular Noruega

Una de las claves del éxito de su expedición fue el uso de esquís y trineos tirados por 52 perros esquimales. Foto: Biblioteca Popular Noruega

EL ULTIMO DE LOS VIKINGOS

¿Quién fue Arold Amundsen el primer hombre en llegar al Polo Sur hace 109 años?

Famoso por liderar la expedición que llegó por primera vez en la historia al extremo sur del planeta, el explorador noruego consiguió muchas hazañas más a lo largo de su corta pero fructífera vida.

Un día como hoy, pero de 1911, el explorador noruego Roald Amundsen, y cuatro aventureros más, lograron la hazaña de convertirse en los primeros navegantes en llegar al Polo Sur.  

De esa manera, “el último de los vikingos”, tal como se lo conocía popularmente, se anticipó en cinco semanas al grupo liderado por su gran colega rival, Robert Falcon Scott de quien, mucho tiempo tiempos, se supo que había fallecido junto al resto de sus cuatro acompañantes durante el viaje de vuelta.

Si bien la idea original de Amundsen era la de conquistar el Ártico y alcanzar el Polo Norte, el destino lo llevó a pasar a la historia tras clavar la bandera noruega, justo en la otra punta del mundo: en el Polo Sur.

La expedición

 Su vasta experiencia en el uso de esquís y trineos tirados por 52 perros esquimales le aportaron  aún más ventaja en el duelo frente a  Scott quien, por su parte, optó por un grupo mixto de perros y ponis siberianos que al poco de comenzar el viaje tuvieron que ser sacrificados.

Otro de los puntos claves para el éxito de su aventura fue el haber realizado el viaje por un glaciar que no se encontraba registrado en ningún mapa, pero que, a su entender, era la ruta más corta, aunque también la más peligrosa. Durante la travesía, Amundsen y sus hombres descubrieron el Glaciar Axel Heiberg, que los ayudó en su ruta hacia la meseta Antártica y, por supuesto, a alcanzar antes que nadie el Polo Sur. 

Hoy, en el mismo lugar donde hace 109  años Amundsen clavó la bandera de Noruega se levanta la base Amundsen-Scott, el lugar habitado más meridional del planeta, que fue construido en 1956. Mientras la temperatura más elevada que se ha registrado en el lugar fue de  -13,9°;  la más baja llegó a los -82,8°, mientras que la temperatura media ronda los  -50º.

El hombre de las grandes hazañas

La conquista de los lugares más gélidos del planeta fue una verdadera obsesión para Amundsen desde que tuvo uso de razón. Nacido el 12 de julio de 1872, en Borge, Noruega, con tan solo 8 años dormía con la ventana abierta, incluso en invierno, para acostumbrarse al frío.

En 1897, con 25 años, hizo su primera excursión a la Antártida donde permaneció un invierno completo. Pero el resultado no fue el mejor ya que tanto él como el resto de sus valientes acompañantes quedaron atrapados en el hielo y tuvieron que comer carne cruda para no enfermar de escorbuto. Sin embargo, eso no hizo mella en Amundsen quien, tras un segundo intento que tampoco prosperó, finalmente el 12 de diciembre de 1911 iba a lograr su hazaña.  

Ya conquistado el Polo Sur, inmediatamente se puso a trabajar en organizar la expedición al Polo Norte que, tampoco le fue fácil ya que, al igual que en el caso anterior, los primeros dos intentos fueron fallidos. Pero, hombre tozudo si los había, en el tercer intento lo iba a lograr: el 12 de mayo de 1926 llegaba al polo Norte, aunque esta vez lo hizo a bordo de un dirigible y acompañado por el ingeniero italiano Nobile. Así, Amundsen se convertía en el primer hombre en estar sobre los dos polos de la Tierra.

La última vez que se vio con vida a Amundsen fue el 18 de junio de 1928, cuando despegó con mal tiempo a bordo de un avión del cual, a las tres horas de vuelo y mientras sobrevolaba el Mar de Barents, se perdió el contacto por radio, por lo que se lo dio por  desaparecido al avión y por muerto a Amundsen.

 Pocos días antes del trágico suceso, el explorador noruego había confesado en una entrevista algo parecido a un epitafio: “Sólo deseo que la muerte me llegue de una forma digna, mientras cumpla una gran misión, rápidamente y sin dolor".

 

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