La tropilla de bayos. Más fácil, rápido y seguro que cada jinete se arrime a su montado. Foto: Weekend

Caballos formados: rutina que se repite a diario; al entrar en el corral se ubican estacionados mirando al frente. Foto: Weekend

Al rebaño cada noche se lo encierra para protegerlo del ataque del zorro o del puma. Por las mañanas lo vuelven a soltar. Foto: Weekend

Saliendo del monte al pastizal llega el momento de un buen galope. Foto: Weekend

Graciela, la mujer de Omar, el domador, está siempre feliz de atender a los huéspedes. Foto: Weekend

La plantación de eucaliptos es ideal para recargar energías con sus aromas. Foto: Weekend

El río Miriñay nace en la laguna Iberá y desemboca en el Uruguay. Foto: Weekend

El suelo arenoso de Corrientes permite galopar en el agua. Foto: Weekend

Relax en la pileta en los tiempos libres. Foto: Weekend

También se puede hacer recorridos en bicicleta. Foto: Weekend

Al salir al campo y recorrer largas distancias, los picnics son un agradable alto para disfrutar del entorno. Foto: Weekend

Mapa de la zona. Foto: Weekend

MINITURISMO

Al galope por los llanos correntinos, una escapada diferente

A caballo de puesto en puesto se descubre la historia de la cruz de papel en las tierras que fundó el General Manuel Belgrano. Cómo es la vida de estancia que podemos disfrutar en Curuzú Cuatiá.

Por Laura Gall

Amanece en Estancia San Agustín. El paisaje correntino se despierta. En el corral hay movimiento desde temprano. Omar, después del ordeñe, ensilla al nochero y parte a buscar a la tropilla que, al entrar al corral, se forma sin más indicaciones que unas pocas señas. ¡Unos momentos más tarde ya están listos para salir de cabalgata! Es un lugar con pasión por los caballos. Crían criollos con tropillas de varios pelajes. Es Omar quien los doma con paciencia, sin violencia.

El arroyo Curuzú Cuatiá desemboca en el río Miriñay, ambos cursos delimitan la estancia. En total son 5.600 hectáreas dedicadas a la cría y recría de ganado Bradford, de caballos criollos, producción de lana, carne ovina y en parte también a la agricultura. El paisaje: pastizales, bañados, ríos, montes, llanos y lomadas. Al tranco, al trote, al galope, uno se va adentrando en la historia y la idiosincrasia correntina.

Curuzú Cuatiá es inicialmente el nombre del arroyo que en guaraní significa “cruz de papel” o “escrito en la cruz”. Delimitaba el sur de una región jesuita marcada con mojones con una cruz, de ahí su nombre. El 16 de noviembre de 1810, Manuel Belgrano fundó el pueblo homónimo en su camino hacia Paraguay. Hoy la “cruz de papel” se encuentra en la marca y logo de la estancia San Agustín. En ocasión de la fecha de fundación de Curuzú Cuatiá, la estancia realiza una cabalgata de más de 60 km para participar en el tradicional desfile de la ciudad.

Tierras del General Belgrano

Los destinos se crean gracias a sus paisajes, su gente, su pasado. El de Curuzú Cuatiá está relacionada con Manuel Belgrano, “...una persona común que se convirtió en gigante. Su historia lleva a un viaje al pasado, a los albores de la Patria. Nuestro prócer se empapó, mientras estudiaba en España, de los principios republicanos con que la Revolución Francesa puso en jaque a todas las monarquías europeas. Luego, en la Invasiones Inglesas, como edecán de Liniers, Belgrano obtuvo una experiencia militar que generó que la Primera Junta lo nombrara comandante del Ejército Auxiliador de Paraguay y de allí en más se ganó un rol clave en la lucha por nuestra independencia. El creador de nuestra bandera fue también el creador de nuestro patriotismo”, sostiene el escritor Gerardo Bartolomé (La autobiografía de Manuel Belgrano - Ediciones Históricas).

El casco de la Estancia San Agustín es bien de campo correntino adaptado a climas cálidos. Toda la casa está rodeada por una galería de techos a dos aguas bajos, por donde corre la brisa fresca. La rodea un parque amplio con vistas al horizonte. Hay muchos rincones para matear: en la galería, bajo la sombra de los árboles o alrededor del fogón, disfrutando de los cielos del atardecer. Cuando cae el sol, el timbo se recorta en el horizonte y se va desvaneciendo en el cielo estrellado. Por la mañana aguardan los caballos en su sombra, atados en el palenque, listos para salir de cabalgata.

A lo largo del año la agenda de trabajos rurales es intensa. La yerra se realiza de agosto a octubre, momento que se aprovecha a bañar la hacienda. Al tener doble servicio en vaquillonas de 18 meses, la yerra se repite de abril a mayo. Los baños de hacienda se realizan cuatro veces al año, en marzo, mayo, septiembre y diciembre. A esta actividad se le suma el manejo ovino de una raza doble propósito: carne y lana. La esquila se realiza en octubre. El vareo y doma de caballos a lo largo del año.

Hoy toca hacer un arreo para mover los novillos de lote. A la tarde se saldrá a explorar la orilla del río Miriñay, donde desemboca el arroyo Curuzú Cuatiá. La actividad del día la definen el clima y la agenda ganadera. Puede tocar arreos de vacunos o de ovinos, trabajo en los corrales... En todos los casos bien montados y fusionados con el ambiente tan gauchesco de las estancias correntinas.

Tentaciones de la estancia

Luego de bañar los caballos y soltarlos, es un placer llegar a la pileta y relajarse en la hamaca paraguaya tomando una fresca limonada. Tiempo de relax antes de que toque la campana para anunciar que la cena está servida. A la mesa de la hostería llega fruta y verdura de la huerta para crear platos frescos y sabrosos que ponen en valor la cocina tradicional correntina. La estadía transcurre en un ambiente relajado de cordialidad asegurada por un equipo joven, todos oriundos de la zona, que descubrió su vocación de servicio con la apertura de San Agustín en julio 2022.

Luego de unas primeras salidas a caballo, los jinetes están ya más acostumbrados al terreno y a su montura. Llega el día de salir del casco para cruzar la estancia, almorzar en un puesto y llegar al fin de la tarde a otro sitio donde se pasa la noche bajo un magnífico cielo estrellado. Le llaman Puesto de Piedra, antiguo, de rocas a orillas del río. Bien gauchesco.

Durante la cabalgata por momentos se disfruta de la cadencia del paso, de caballos bien domados, despiertos y de buen tranco. Cuando el terreno lo permite se va al galope. El galope suave del caballo del criollo, corto y contenido, ¡un placer! No todo es puro caballo. Desde el Puesto de Piedra, que se encuentra a orillas del Miriñay, se puede navegar río abajo en sit on top o dedicar el día a la pesca de dorado con mosca.

A la estancia se puede llegar en auto (la tranquera está sobre asfalto: autopista Ruta Nacional 14 Km 438), en bus a Curuzú Cuatiá o en avioneta aprovechando la pista de césped que posee. En un recorrido por Mesopotamia, Estancia San Agustín es para tener en cuenta para una estadía de varios días, para participar de los programas de cabalgatas de 4 jornadas que se organizan el primer jueves de cada mes, de marzo a noviembre, o participar del desfile en Curuzú Cuatiá, en un programa que comienza el 13 de noviembre y finaliza el 17, luego dela festividad en el pueblo el 16 de noviembre, fecha de su fundación. También es un lugar ideal para hacer un alto en el camino a Iberá, Iguazú o Brasil.

Mapa de la zona

  • Cómo llegar: desde CABA son 605 km por rutas 9, 12 y 14. El casco se encuentra a 4 km de la tranquera de entrada (RN 14 Km 438). 
  • Servicios: 7 habitaciones dobles; estadías de 1 a 7 noches ($ 33.600 por persona/noche base doble con pensión completa y actividades). Programa “Cabalgata de puesto en puesto”: 4 días/3 noches, salidas 1º jueves de cada mes, de marzo a noviembre. Salida especial de cabalgata cada 13 de noviembre. Más info: Cel.: +54 9 377 4503061, e-mail: ruta14@estanciasanagustin.ar.

Fotos: Florian Von Der Fecht