En la Isla de Hvar de Croacia, una de las más lindas de este país y que tiene la mayor cantidad de días de sol en el año (lo que permite el cultivo de la mejor lavanda del mundo). Allí se encuentra Malo Grablje (que significa en croata algo asi como “pequeño rastro”) y forma parte de un pueblo más grande, Velo Grablje (es decir un “rastro grande”). Ambos pueblos ahora son rastros de lo que alguna vez fue, cuando vivían del cultivo de la vid, del olivo y de la lavanda.
Pero lo que llama la atención de Malo Grablje es que, en su época de gloria, todos sus habitantes eran de apellido Tudor. Se dice que alguien de esa dinastía, un hijo no reconocido, naufragó y terminó en la Isla de Hvar, donde se enamoró y formó una familia que terminó conformando un pueblo medieval. Cabe recordar que los Tudor fueron la dinastía dominante en Inglaterra desde 1485 antes de la reforma protestante en ese país, con Enrique VIII como su representante más célebre.
La historia de la villa data de fines del 1.500, época del primer registro de un Tudor allí. Actualmente, todos los Tudor de Croacia tienen sus orígenes en Malo Grablje. Según un censo de 1960, la cantidad de habitantes eran de 120 aproximadamente, todos Tudor y con las casas escrituradas con ese apellido.
Hasta los muertos
La situación económica post-guerra no fue de las mejores y había que subsistir. Además, la villa había sido afectada por la peste de la filoxera o peste de la vid. A diferencia de otros pueblos dálmatas donde esta enfermedad apareció a fines del Siglo XIX, aquí apareció mucho después. Para esa época se había producido la migración de la mayoría de sus habitantes, aunque todavía quedaban . A mediados de 1960 todos los Tudor de la villa se fueron a Milna y abandonan el pueblo. Prefirieron la ciudad balnearia en laque el turismo es la mayor fuente de ingresos, ubicada a 1.5 km de Malo Grablje, en la misma Isla de Hvar.
El pueblo quedo vacío, hasta se llevaron sus muertos para enterrarlos en Milna. El cementerio está vacío, con los pozos abiertos abandonados y sólo quedan algunas tumbas. ¿Por qué alguien haría algo así? Son las tradiciones y costumbres de los isleños porque el cementerio, que generalmente queda detrás de las iglesias, forma parte del respeto que se tributa a los fallecidos.
Actualmente esta villa, abandonada, es ideal para fotógrafos y para ver cómo era una villa medieval, ya que sus casas son del siglo XVII en adelante. Obviamente el tiempo y el abandono hicieron sus estragos y aún los Tudor, que siguen viviendo en Milna, continúan como propietarios de las edificaciones de Malo y no quieren venderlas. Ni ellos saben qué fortuna pedir, quizás porque las tradiciones y costumbres no tienen precio.
La modernidad
Hace un par de años regresó un Tudor a Malo Grablje, Berti, y puso un restaurante Konoba Stori Komin. Por medio de un acuerdo con agencias de viajes, se organizan tours con almuerzos. Sin electricidad ni agua potable, se alimenta de energía solar y recibe un camión cisterna con agua potable. “Siempre hemos estado en este lugar y no lo abandono ni lo vendo”, dice. Cultiva todo lo que sirve: tomates, verduras y hasta cría animales, gallinas y pollos. “No tengo vacas para la leche porque acá el pasto no crece”, cuenta Berti fiel a costumbres y tradiciones. Berti tiene un perro que rescató al encontrarlo en una tumba vacía. Cada primer domingo de mayo y octubre vuelven todos para celebrar una misa.
Desde Split se llega vía ferry al puerto de Stari Grad, en la isla de Hvar. Para los que les gusta ir en bicicleta, Malo Grablje se encuentra dentro del circuito ciclista de la isla; también se alquilan motos para moverse con facilidad. No hay transporte hasta Malo Grablje ni se puede dormir allí pero, en temporada alta, hay tours. La otra opción es quedarse en Hvar o en Milna, donde están los descendientes de los Tudor.
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