Thursday 18 de December de 2025
PESCA | 18-07-2025 10:00

Salmón Chinook, una especie invasora que sustenta a la pesca artesanal

Su presencia genera un debate sobre si conservarlo por sus beneficios económicos o controlarlo para mitigar su impacto en los ecosistemas nativos.
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En el estuario del río Toltén, en la región de La Araucanía, en el sur de Chile, la presencia del salmón Chinook (Oncorhynchus tshawytscha) ha transformado las dinámicas naturales y económicas de una pequeña caleta de pescadores: La Barra. Esta especie exótica invasora —nativa del hemisferio norte— se asentó hace unos 30 años en este ecosistema. Desde entonces genera preocupación por sus impactos ambientales, al mismo tiempo que se ha transformado en el sustento de los pescadores artesanales que allí habitan. Reconociendo esta realidad, en 2018 apareció un decreto que autorizó la formalización de esta actividad a través de un programa de manejo, y desde entonces, la pesquería del Chinook no solo sostiene la economía de las 70 familias que viven en esta caleta, sino que también controla la población de esta especie invasora que amenaza los ecosistemas en los que ha logrado introducirse.

Según cuenta el portal Mongabay, una organización de noticias sin fines de lucro que se dedica a informar sobre conservación y ciencias ambientales, los impactos ecológicos del salmón Chinook en los ríos del sur de Chile son múltiples y preocupantes. Esta especie se alimenta de peces nativos y compite por alimento con otras especies acuáticas, alterando las dinámicas tróficas de los ecosistemas fluviales. Además, investigaciones recientes han documentado que el Chinook actúa como hospedador de parásitos. Si bien la pesquería artesanal del salmón Chinook en el río Toltén ha sido presentada como una herramienta de control poblacional, a un grupo de científicos les preocupa que los esfuerzos se vuelquen a mantener una pesquería que genera beneficios económicos y sociales olvidando los impactos ambientales que tiene como especie invasora. 

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La llegada de un invasor

No existen documentos oficiales que expliquen con certeza cómo el salmón chinook llegó al río Toltén. Sin embargo, según el doctor Gómez Uchida, existe una teoría “ampliamente aceptada que concuerda con los estudios científicos sobre la composición genética de esta población”. Según esta hipótesis, la población de Chinook en el Toltén podría haberse originado a partir de la liberación de juveniles en un estero de la localidad de Melipeuco, situada a más de 100 kilómetros de La Barra. Gómez Uchida cuenta que entre 1990 y 1995, algunos piscicultores habrían intentado criar Chinook en distintas etapas de desarrollo, desde juveniles hasta adultos. Sin embargo, una de estas pisciculturas en Melipeuco no fue económicamente viable y su personal había decidido liberar los juveniles restantes en el estero El Membrillo. “Esta liberación habría marcado el inicio de la población que, años más tarde, se establecería en el río Toltén”, afirma el investigador. A inicios de la década de 2000, empezaron a aparecer los primeros Chinook en el estuario del río Toltén, en la zona donde hoy está caleta La Barra. Se piensa que esos juveniles liberados en 1995 completaron su ciclo en el mar y, años después, regresaron al agua dulce para desovar.

Ciclo de vida

La mayor parte de su vida, los salmones la pasan en el océano —donde se alimentan y alcanzan su tamaño adulto — y luego, cuando llega el momento de reproducirse, inician un viaje de regreso a las aguas dulces donde nacieron, remontando ríos y estuarios. Actualmente, la población de Chinook en La Barra sigue ese patrón migratorio que se da entre diciembre y fines de febrero. Durante ese proceso de retorno hacia su lugar de desove, deja de alimentarse por completo, sobreviviendo únicamente con las reservas energéticas acumuladas en su etapa marina.

Sus juveniles permanecen en ríos y estuarios entre ocho meses y un año, protegidos en la grava, antes de emprender su migración hacia el océano. “Para realizar esta transición del agua dulce al medio marino, cuentan con una compleja adaptación fisiológica que les permite regular los cambios necesarios para sobrevivir en un nuevo entorno”, explica Gómez Uchida, especialista en biología de invasiones y biología de salmónidos.

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Los impactos del Chinook

En el océano, los salmones Chinook se establecen en la zona costera, donde encuentran una gran oferta de alimento. Inicialmente se alimentan de pequeños organismos, como crustáceos, krill y moluscos, pero a medida que crecen incorporan presas más grandes, “principalmente sardinas (Sardinops sagax) y anchovetas (Engraulis ringens)», asegura el científico. La alimentación del salmón Chinook podría generar impactos en la pesca artesanal, ya que esas dos especies son clave para el sector. Sin embargo, “aún no se ha determinado con precisión, ni de manera cuantificable, el verdadero impacto de los salmones adultos en el océano con relación a estas especies», señala el científico. Actualmente, un equipo de investigadores liderado por el profesor Billy Harsh está llevando a cabo investigaciones para analizar el efecto que tienen estos salmones sobre las poblaciones de peces de las que se alimenta. Por otra parte, investigadores han planteado la hipótesis de que el chinook podría estar compitiendo por alimento con el pez sierra (Thyrsites atun), una especie nativa muy consumida en Chile. Gómez Uchida explica que tanto el pez sierra como el Chinook se alimentan de sardinas y anchovetas, pero además comparten zonas costeras de alimentación.

A estos posibles impactos se suma una dimensión poco visible, pero igualmente inquietante: el rol del Chinook en las dinámicas parasitarias del ecosistema marino. Un equipo liderado por la doctora Rodríguez San Martín investigó el fenómeno conocido como Efecto Spillback, donde el salmón Chinook se convierte en un hospedador ideal para parásitos, afectando potencialmente a la fauna local. La investigación, basada en el análisis de estómagos e intestinos de ejemplares capturados por pescadores artesanales de caleta La Barra, demostró que esta especie invasora no solo transporta parásitos nativos, sino que ya actúa como hospedador definitivo de al menos tres especies. El estudio también detectó una alta presencia de larvas parasitarias en los salmones Chinook analizados. Estas larvas, al ser ingeridas por depredadores tope como lobos marinos, tiburones o aves marinas que se alimentan de Chinook, pueden alcanzar su fase adulta en estos nuevos hospedadores. Es decir, si estos grandes depredadores se comen al Chinook, estarían facilitando la reproducción de parásitos en niveles superiores de la red trófica. Este trabajo, presentado en 2024 en el Congreso Internacional de Especies Invasoras en Portugal y actualmente en proceso de publicación, abre una nueva dimensión en la comprensión del impacto del Chinook: no solo como competidor o depredador, sino como vector biológico que altera dinámicas parasitarias a escala ecosistémica.

En medio de esta compleja trama ecológica y económica, la pregunta surge sola. ¿Deberíamos conservar esta especie para que siga beneficiando a los pescadores artesanales y las economías locales, o deberíamos controlarla hasta reducir su abundancia y mitigar su impacto en los ecosistemas nativos? La pregunta, planteada por el doctor Daniel Gómez-Uchida, sigue sin una respuesta definitiva.

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Jorge Virgilio

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