La temporada de pesca de dorados en el estuario del Río de la Plata está siendo inusualmente buena. Semanalmente confirmamos esta tendencia con los reportes que recibimos de diversas fuentes: Gastón Baldyga desde Costanera Norte, Quique Merlo desde el muelle Viamonte de la Asociación Argentina de Pesca y Darío Calveri en el Club de Pescadores lo atestiguaron. Ahora, Juan Urbán nos comparte una de sus recientes experiencias, nuevamente con la modalidad de pesca con mosca, como ya lo hiciera antes con el pejerrey, pero esta vez muy cerca de la ciudad de Buenos Aires, específicamente en la zona de San Fernando.
Esta es una descripción de lo que está sucediendo y de la técnica, quizás la más deportiva de todas: el fly casting. Crear la mosca perfecta es un proceso de prueba y error, un camino progresivo hacia la mejor versión posible. Una mosca que ha demostrado ser muy efectiva, por estos tiempos, utiliza pelos de cabeza de ciervo, que generan vibración bajo el agua; ojos de plomo, que aumentan la velocidad de descenso y producen un golpe distintivo al impactar la superficie; y un cuerpo de Craft Fur, un material sintético que ofrece gran flotabilidad y sutiles brillos dorados que imitan la línea lateral del pez. (El brillo excesivo, como se ha comprobado, puede ser contraproducente.) Esta combinación de vibración y movimiento irrita al dorado, que, rodeado de cardúmenes de sábalos, rompe su formación para atacar la mosca.
Para la pesca, se utiliza un equipo #8 y una línea de 28 m, con un torpedo de 9 m. Este tipo de línea es crucial, aunque poco mencionada, porque su longitud reducida facilita el lanzamiento de moscas grandes y pesadas. Además, es ideal para extender toda la línea del carrete cuando sea necesario, permitiendo lances fáciles y precisos. En invierno, el dorado se muestra más lento y requiere una recogida de línea muy lenta, a diferencia del verano, cuando su actividad es mucho mayor.
Estas observaciones fueron realizadas por Juan Urban y Bruno de Paraná Fly, un guía de vadeo en La Paz, Entre Ríos. Bruno es un apasionado pescador que, junto a Juan, comparte el interés por desentrañar los secretos de una misma especie: el dorado. Toman como referencia su comportamiento en La Paz, ya que consideran que es similar en otros entornos.
Se ha comprobado que el dorado permanece en el estuario durante todo el año. Existen evidencias de su presencia incluso en pleno julio y agosto, cuando se pescan pejerreyes en Playa Honda, y se tuvo contacto con ellos. La pregunta que surge es si nunca llegó a migrar por completo o si una población se mantuvo activa durante todo el año. Guías de pesca y aficionados cercanos a Buenos Aires también han corroborado esta información, inclinándose más por la segunda hipótesis. Lo cierto es que el dorado está presente y, a pesar del frío ambiental y del agua, ataca incluso a las moscas, algo que parecería impensable.
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