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PESCA | 29-03-2017 09:30

24 horas de fiesta

El 11 y 12 de febrero se celebró la 56° edición de “Las 24 Horas de la Corvina Negra” en Claromecó. Mucha gente y $ 3.000.000 en premios.
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En su octava hora ininterrumpida de trabajo, el ictiólogo revisa una de las corvinas clasificadoras: “A la pieza Nº 194 hay que descontarle 4 gramos. Tenía adentro el anzuelo y la carnada”, advierte a las fiscales de mesa, que al instante modifican el peso en las planillas.

Ese es el nivel de organización, trabajo y minuciosidad que los casi 70 colaboradores mantuvieron a lo largo de “Las 24 Horas de la Corvina Negra” de Claromecó, el concurso de pesca más longevo del país y el mayor a nivel mundial en número de participantes en mar abierto.

La edición N° 56 cerró con 4.872 inscriptos que se distribuyeron a lo largo de Reta, Orense y Claromecó, los tres balnearios tresarroyenses que abarcan 40 km de costa. Desde las 15 horas del sábado 11 de febrero hasta las 15 del domingo 12 se recolectaron más de 200 piezas y clasificaron unas 80. La corvina ganadora, de 2,680 kilos, salió cinco minutos antes del cierre del concurso en el 3° Salto y Medio, uno de los mejores pesqueros de Orense. “La pelea fue dura, pensé que era un chucho”, cuenta feliz el veinteañero de Monte Hermoso que se hizo de una pick up Chevrolet S10.

El ganador de variada sacó un chucho de 19.960 kg en Médano Blanco, otro de los pesqueros más codiciados. “El tema no es que pique, sino sacarlo”, dice orgulloso el viejo pescador de Berazategui que participa hace más de una década y que fue recompensado con un Chevrolet Classic.

Hacía muchos años que no se daba un pique tan bueno. Las 50 corvinas ganadoras superaron los 2 kg de peso y en variada fueron 10 chuchos de 6 kg para arriba. Las cañas iban de los 3,90 a los 4,50 m y prevaleció el reel frontal cargado con monofilamento del 0,27 al 0,30 mm; salida trafilada del 0,30 al 0,70 mm; bait clip con madre del 0,60 o 0,70 mm de un anzuelo y plomo de destrabe.

Más que un concurso

Hace 56 años que el Club Cazadores de Tres Arroyos organiza este evento. “Es una fiesta. La gente carga la camioneta con la parrilla, el asado, el vino, la cerveza, el fernet, la coca y, si le queda lugar, la caña, el reel y la carnada”, cuenta divertido el vicepresidente de la institución, Horacio Pesalaccia.

Llegan todos en grupo: amigos, familia, parejas. Un despliegue digno de ver en el paisaje pincelado de arbustos duros, piso rocoso y altas dunas. Hay desde camionetas 4x4 y equipos de pesca de última generación, hasta viejos autos de tracción simple que se encajan en la arena, carpas improvisadas con silobolsas y equipos oxidados. A la noche, las fogatas iluminan la costa y el aroma a carne asada inunda el ambiente. Algunos llevan disco, otros parrilla y los menos comida hecha, pero nadie pasa hambre. “¡Vuelvan a la noche que hacemos cordero!” “¿Comieron? Tenemos sándwiches de milanesa y pastafrola.” “Vengan que estamos haciendo pizza.” Siempre la camaradería al pie del cañón.

Sin embargo, se trata de una competencia con mucho dinero en juego y la competitividad también es parte del folclore. “A la noche no te podés mover de la caña porque te cortan la línea. También se arman peleas por ocupar las zonas de mayor pique”, cuenta uno de los pocos remiseros de la ciudad. Los mejores fiscales son los propios participantes.

La organización

En la sede que el club tiene en Claromecó se ubican los controladores desde donde se maneja la logística. Por las canchas circulan 20 camionetas de control que levantan y precintan las piezas, le dan un recibo al pescador y trasladan todo en una heladera para el lavado y el pesaje. Si el pez califica, se lo examina.

Al terminar el concurso, las piezas ganadoras se muestran por una pantalla led ubicada al aire libre, medida que se implementó hace dos años para evitar el tradicional ganchero. Luego, se donan todos los pescados.

El nombre del ganador se conoció después de comenzada la entrega de premios, ya que la pieza se levantó inesperadamente en la última camada del control y generó gran revuelo entre la muchachada. El que estaba en segundo lugar había sacado una rubia de 3,603 kg a las 3 de la mañana del domingo en el 3° Salto de Orense y después de las 8 ya se había cortado el pique. El Chevrolet Classic le dejó sabor a poco.

Se recompensaron a los primeros 50 puestos de corvina rubia (no salieron negras), los primeros 10 de variada y se entregaron menciones especiales al mejor clasificado tresarroyense, la mejor dama, el mejor cadete y el mejor socio. También hubo 10 premios sorteados entre todos los participantes, donde el primer puesto se llevó la segunda pick-up Chevrolet del concurso.

Nota completa publicada en revista Weekend 534, marzo 2017.

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