El perro es el mejor amigo del hombre pero el hombre no es el mejor amigo del perro”, dispara el máximo entrenador de perros del mundo, César Millán. El mexicano, de paso por Buenos Aires y Córdoba para ofrecer shows de entrenamiento de canes, aseguró frente a Weekend: “En mis 44 años he visto muchos casos de gente que adquiere un perro con una gran dosis de egoísmo, humanizar al perro es un egoísmo inmenso disfrazado bajo un gran pancarta que dice AMOR. Las personas piensan en ellos y no en el perro y sus necesidades”. Con definiciones como ésta que abren vetas de pensamientos muy profundos, Millán refrescó muchas de las enseñanzas que deja en cada emisión de sus programas de cable El Líder de la Manada y El Encantador de Perros.
“Quiero que la gente se dé cuenta de cuán desconectados estamos con los perros. Tiene que haber un cambio personal en los humanos para lograr modificaciones de hábitos en el perro. Es cuestión de energía, de transmitirle al animal armonía y balance. Pero veo muchos dueños desbalanceados que no logran transmitirle al perro que el humano es el líder de la manada, y entonces el perro toma ese rol. En mis shows se ven estas transformaciones en vivo. Lo diferente en mí es la disciplina, que es lo que percibe el animal”, explica.
Esa disciplina es lo que lo ha hecho famoso mundialmente, resolviendo casos difíciles, y convirtiéndose en el gurú canino de las estrellas, como nuestra propia Susana Giménez, quien le pidió consejos para dominar a su impulsiva perra Thelma, una weimaraner que le destroza vestidos y carteras cada vez que la saluda en su chacra de Punta del Este. “La agresividad es causada por la ignorancia del hombre. La razón por la cual el perro llega a esa forma de ser es porque el humano nunca puso reglas ni límites”, asegura Millán.
Niños y perros
“El perro por naturaleza busca ser el líder de la manada. Pero el humano le dice ‘¡No! Yo quiero que seas mi hijo’. En los Estados Unidos los niños y los perros controlan el país. Por eso, yo no entreno perros, entreno a los padres”, confesó Millán. “No hay razas agresivas, hay razas fuertes. El hombre modifica genéticamente a los animales para lograr su propia satisfacción, pero luego no satisface las necesidades del animal suministrándole ejercicio, disciplina y afecto y se les brinda sólo cariño. El problema de los animales es la energía, no el tamaño o la agresividad. Yo he visto gatos pequeños dominando a perros pitbulls. Un dueño debe reconocer la energía de su animal y transmitirle a él mensajes actitudinales de energía, que es el lenguaje que el perro comprende”.
Nota publicada en la edición 494 de Weekend, noviembre de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.
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