Se fue. Cuando le aflojé un poco de presión de las manos, con el ímpetu y la determinación de quien quiere irse, se fue. Rauda y veloz. Nos encontrábamos vadeando con el agua a la cintura en proximidades del exclusivo y remoto Lodge Bahía Arenal. Una hermosa fontinalis con una silueta más de pelota de rugby que de trucha volvía de mis manos a las aguas prístinas del gran lago La Plata. Había tomado un estrímer color naranja con cabecita de tungsteno y patitas de goma barradas. Lo atrapó justo en la última subida del veril de la boca del arroyo Ingeniero en el lago. Como si fuera un alevino que lo viniera siguiendo desde la profundidad y lo acometiera antes de que se le trepara al desplayado. El ataque fue franco y directo, y la pelea bien típica de las fontinalis con cabeceos y torsiones repetidas que, en superficie se transforman en chapuzones y saltos hacia uno y otro lado. Es clave mantener la tensión en todo momento ya que, en función de estos movimientos continuos y repetitivos, se puede ojalar el orificio del anzuelo en los tejidos de la boca y desprenderse la mosca. Máxime teniendo en cuenta que, por reglamento en Chubut, se pesca con anzuelos sin rebaba.
San Rafael, pescando entre rocas y montañas
Habíamos llegado a estos magníficos paisajes invitados por la Dirección de Turismo y la Secretaría de Pesca Continental para participar del acto de lanzamiento oficial de la temporada de pesca de salmónidos 2025-2026. Y ya que estábamos en la zona, pescar, relevar y sondear ambientes y ver cómo se presenta esta temporada un poco a atípica por las escasas nevadas del pasado invierno.
En esta oportunidad arribamos a Chubut por la costa, volando a Comodoro Rivadavia y trasladándonos por tierra hasta Sarmiento, localidad que nos sorprendió gratamente por varios aspectos. Entre ellos, la hospitalidad de los amigos del Club de Pesca y Naútica Lago Musters que, junto a la secretaria de Turismo Julieta Vázquez y autoridades locales, nos agasajaron con un exquisito asado, previo a la recorrida por la multipremiada bodega de sidras Huella Austral, de Sergio Larreguy, y la visita al Parque Paleontológico Cretácico con su espécimen estrella, el gran Aelosaurus colhuehuapensis. No todo es pesca en un viaje a la Patagonia y vale la pena descubrir lugares, conocer personas y empaparse de otras cosas que no sean únicamente agua.
En este camino de descubrir o de sorprenderse, al segundo día, en lugar de viajar por tierra, lo hicimos por aire en el confortable y seguro avión turbohélice Cessna Caravan de Dosomair, operado por Leandro Murugarren. Un lujo llegar a Huente-Co, en el nacimiento del río Unión, de esta manera tan rápida, cómoda y segura. Nuestros anfitriones, Enrique y Mariana Verde, siguieron sorprendiéndonos durante la estancia allí con una hospitalidad propia de quien ama lo que hace y le imprime dedicación, orgullo y pasión a sus magníficos emprendimientos de Huente-Co y Bahía Arenal.
La Unión de dos lagos
Un pesquero clave e imperdible es el río Unión, que vincula los dos lagos, La Plata y Fontana. Río corto y caudaloso en esta época del año, y vital para esta rica cuenca. Es pasaje de truchas migrantes entre los dos espejos, pero también tiene sus residentes y en épocas de fresa ofrece buena morfología de fondos para el desove. Desde Huente-Co, en el nacimiento del río, hasta su desembocadura en el lago Fontana, son algo de 2 km caminando. Esa boca, en esta época, es muy rendidora para la pesca de interesantes arcoíris, pero ojo que no se regalan, hay que buscarlas, cambiar moscas, estrategias e insistir. Pero están y entre algunas juveniles pudimos pescar de las buenas. La estrategia que más nos rindió, dado lo rápido de las aguas, fue lanzar con equipos y líneas de hundimiento sinking tip de entre 200 a 250 grains atravesando la corriente y poniendo las moscas pegadas a la vegetación o a la barranca de la costa de enfrente.
Las truchas ya pican en tu Weekend de diciembre
Arriesgar tiene su recompensa en el río. Todavía hay algunas arcoíris en las aguas rápidas que son cola de desove primaveral y hay que aprovechar esa circunstancia. En cuanto a equipos utilizamos #6 y de artificiales, estrímeres como Double Bunny, Zonker, Muddy Buddy, Wolly Buggers y sus variantes, y algunas articuladas. Si tienen patas de goma, se vuelven más atractivas para las truchas en general y para las arcoíris en particular.
En los sectores de la boca de desagüe propiamente dicha y en aguas del lago Fontana, en las bahías aledañas, además de arcoíris hay fontinalis congregadas aprovechado la oferta de comida que trae el río pero, básicamente, los alevinos de arcoíris. Tengamos en cuenta que las fontinalis son extremadamente piscívoras, incluso con su misma especie, por eso las moscas que imitan pececitos son tan efectivas. La plasticidad que nos otorgan algunas de ellas para, dependiendo de la forma en que las accionamos, desencadenar piques nos permite, sin cambiar el artificial, intentar otras cosas. Por decirlo de otra manera, una mosca atractora (que no imita nada en particular) según como la pesquemos puede ser tomada como un crustáceo en un veril, como un pececito en la corriente, como una ninfa de damsel o como una sanguijuela (leech). Por eso hay moscas de amplio espectro que dependen de la estrategia y la mano del pescador para que cobren vida con distintos tipos de comportamiento.
Cuando el apetito no distingue
Maneras de desencadenar el pique con moscas que, sin imitar nada de lo que están comiendo las truchas en particular, en realidad lo único que sugieren es la sensación de algo vivo. Y las truchas además de astutas son voraces y, cuando están congregadas, más, por un tema de competencia. También la pesca con líneas de flote, ninfas e indicadores de pique dio resultados a última hora con las oportunistas fontinalis que acechan lo que les traiga la corriente. Una excelente manera de culminar un buen día de pesca.
Comenzamos esta nota relatando que la trucha se fue. Una criatura tan atractiva, que nos dio tan buenos momentos, emoción y que uno quisiera retenerla un poco más, sacarse otra foto, estirar o eternizar esos benditos instantes. En este juego de seducción que es la pesca en general y con mosca en particular, tener éxito es convertir el momento en algo sublime, mágico. Donde el egoísmo por retenerla de más o sacrificarla no deberían tener cabida. Se fue. Como deberían irse todas. Dejándonos la felicidad de lo efímero, el corazón acelerado y el sabor dulce de saber que siguen allí salvajemente libres, esperándonos para un nuevo reencuentro en esos confines tan maravillosos. Con la ilusión y la esperanza de que todo lo que soltamos, vuelve.
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