En la entidad madre de la pesca del país, el pejerrey estuvo ausente, pero la variada y los doradillos, compensaron faltantes. Foto: Horacio Pascuariello

En la entidad madre de la pesca del país, el pejerrey estuvo ausente, pero la variada y los doradillos, compensaron faltantes. Foto: Horacio Pascuariello

En la entidad madre de la pesca del país, el pejerrey estuvo ausente, pero la variada y los doradillos, compensaron faltantes. Foto: Horacio Pascuariello

En la entidad madre de la pesca del país, el pejerrey estuvo ausente, pero la variada y los doradillos, compensaron faltantes. Foto: Horacio Pascuariello

En la entidad madre de la pesca del país, el pejerrey estuvo ausente, pero la variada y los doradillos, compensaron faltantes. Foto: Horacio Pascuariello

CERCA DE CABA

Variada de primavera en el Río de la Plata

La pesca de costa en la zona norte de Buenos Aires nos brinda un amplio espectro de especies, en tiempos donde las alternativas son escasas y se posicionan destinos clásicos como el Club de Pescadores. Por: Horacio Pascuariello.

En varias ocasiones hemos hablado de la riqueza que tiene nuestro Río de la Plata, ese estuario que nos suele regalar buenos momentos con la pesca recreativa, algo que volvimos a comprobar en los últimos días, a pesar de un desfavorable pronóstico del tiempo.

La premisa era testear el pique en la Costanera Norte porteña, una empresa que ahora cuesta mucho llevar adelante desde que los clásicos espacios que ofrecía el histórico paredón, un verdadero balcón al río por así decirlo, fue reemplazado por amplias explanadas que nos alejaron mucho más del agua y que, además, en su construcción dejaron debajo restos de escombros y posibles enganches que incomodan. Toda esta situación convierte al histórico Club de Pescadores en el único faro que podía brindarnos luz sobre este tema.

En el Club nos recibió muy amablemente su presidente, Pablo Llaver, con quien hablamos de las últimas mejoras en las estructuras de esta institución centenaria que lucía vestida de gala para La Noche de los Museos, de la cual fue parte de la recorrida. La jornada estaba sumamente ventosa e incómoda, con fuertes ráfagas del sector sud-sudeste que combinada con la creciente brindaba un escenario ideal para el pejerrey. A pesar de ello y de la expectativa previa, la especie fue la gran ausente, y curiosamente reemplazada por doradillos que se dedicaron a atacar a las mojarras que se ofrecían en las líneas de tres y cinco boyas. Con respecto a esto, algunos parroquianos opinaron que el pejerrey, aunque está, desaparece ante la presencia de este depredador que se dedica a competir por el alimento o tal vez alimentarse de él atacando a los más pequeños, tema que nos queda pendiente para tratar con especialistas. Lo cierto es que no salió ni uno, dejándonos la duda de si la teoría es cierta.

La pesca terminó siendo solamente de fondo y así se fueron dando los clásicos bagres en sus más variados colores, también patíes de muy buenos portes que tomaron distintas carnadas como lombriz, mojarra salada o filet de dientudo, inclusive también esas combinaciones juntas. Con caña de una mano y anzuelos chicos encarnados con lombriz, salieron algunas pequeñas bogas destempladas por el clima y, curiosamente, doradillos mezclados con porteñitos. Otra peculiaridad que indica que los peces de escama buscan proteínas al final del invierno, fue una enorme carpa obtenida con lombriz a metros de donde estábamos nosotros y que, por cierto, costó levantar por su peso.

Para conocer más del Club, podemos encontrarlos en su web o en las redes sociales, en Facebook o Instagram.