Pejerrey: consejos para elegir las boyas según el ambiente en el que pesquemos
No es lo mismo pescar con sol de frente que nublado, con una brisa, un ventarrón o una laguna planchada. Cada condición tiene un tono que nos va a rendir mejor.
Por Jorge Virgilio
El siempre recordado Nello Principi decía que no solamente deben verse las boyas, sino que deben ser dominadas perfectamente por la vista para sacarle provecho a cualquier llevada por más leve que sea. Y vaya si tenía razón. Hay momentos que el pejerrey lleva confiado y nos arrastra todo el aparejo, pero en otras ocasiones, un apenas perceptible toque es la única señal que nos brindará en el pique. Por eso, los colores son muy importantes para estar totalmente conectados con la línea.
La norma es boyas oscuras con el sol de frente y claras con este a las espaldas. El negro casi que se lleva todos los aplausos cuando el viento hace que nuestras boyas gareteen hacia el sol y mejor aún, si son opacas. Otro punto muy importante es el color del agua y las condiciones climáticas. En aguas turbias como las del Río de la Plata, el naranja se pierde mucho, y en aguas movidas, con espuma, el blanco es imposible de divisar. En estos casos, usar boyas con combinaciones de tonos claros y oscuros suelen ser muy eficaces para que el pescador pueda ver el pique y encañar con la justeza necesaria.
Entre los colores oscuros tenemos las boyas negras, rojas, naranja fuerte, fucsia, verde oscuro, mejor con acabado mate. Por el lado de las claras, se destacan las blancas, amarillas, limón y naranja claro, preferentemente con laca brillante.
Si bien algunos pueden suponer que lo más importante del color está en la visión del pescador, en intentos de pesca con bajadas cortas, tiene influencia el color para atraer o espantar al pez. Nos ha pasado en distintos concursos provinciales o en torneos internos, ver como la incidencia de un color sobre otro era determinante, aunque esto se podrá discutir en forma infinita. Hay quienes opinan que a los pejerreyes los atraen las boyas blancas. Si las condiciones lo permiten, no está mal en preferirlas. Cuando el pique está por encima de los 30 o 40 cm, es probable que poco influya en el pique.
Con cualquier condición, un detalle a tener en cuenta es que siempre es útil el uso de anteojos polarizados al subirnos al bote, son un aliado ideal para eliminar el reflejo del agua. Nos ayudará a ver mejor las boyas y también nos evitará un dolor de cabeza siempre presente cuando estamos tantas horas en una embarcación.
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