La zona cuenta con puntos de pesca legendarios como la desembocadura del arroyo Feliciano, la mítica Piedra Mora (de dimensiones desconocidas y, según la leyenda, un meteorito), el Islote de los Chanchos, Puerto Buey y las desembocaduras de los arroyos, que suelen aportar especies forrajeras como mojarras, sabalitos y coluditas. Foto: Horacio Pascuariello
La zona cuenta con puntos de pesca legendarios como la desembocadura del arroyo Feliciano, la mítica Piedra Mora (de dimensiones desconocidas y, según la leyenda, un meteorito), el Islote de los Chanchos, Puerto Buey y las desembocaduras de los arroyos, que suelen aportar especies forrajeras como mojarras, sabalitos y coluditas. Foto: Horacio Pascuariello
La zona cuenta con puntos de pesca legendarios como la desembocadura del arroyo Feliciano, la mítica Piedra Mora (de dimensiones desconocidas y, según la leyenda, un meteorito), el Islote de los Chanchos, Puerto Buey y las desembocaduras de los arroyos, que suelen aportar especies forrajeras como mojarras, sabalitos y coluditas. Foto: Horacio Pascuariello
La zona cuenta con puntos de pesca legendarios como la desembocadura del arroyo Feliciano, la mítica Piedra Mora (de dimensiones desconocidas y, según la leyenda, un meteorito), el Islote de los Chanchos, Puerto Buey y las desembocaduras de los arroyos, que suelen aportar especies forrajeras como mojarras, sabalitos y coluditas. Foto: Horacio Pascuariello
La zona cuenta con puntos de pesca legendarios como la desembocadura del arroyo Feliciano, la mítica Piedra Mora (de dimensiones desconocidas y, según la leyenda, un meteorito), el Islote de los Chanchos, Puerto Buey y las desembocaduras de los arroyos, que suelen aportar especies forrajeras como mojarras, sabalitos y coluditas. Foto: Horacio Pascuariello
Escamas de oro en aguas del Paraná
Visitamos la provincia de Entre Ríos para disfrutar de los buenos dorados que atesora su río. Con señuelos, piques y corridas en todos los tramos. Por: Horacio Pascuariello.
El último fin de semana estuvimos en la localidad de Santa Elena, en la provincia de Entre Ríos para disfrutar del 2° Encuentro Internacional de Fútbol Senior para Mayores de 50 años, con la presencia de deportistas de todo el Mercosur. Con muchos de ellos, hablamos de pesca. Ahí conocimos a Adhemir Villagrán, del club Nápoles FC de Uruguay, quien contaba que el pejerrey es una pasión para él y sus amigos en el invierno. Y que después cambia por las grandes bogas que obtienen en las aguas cercanas a Colonia. Los chilenos y peruanos, en tanto, disponen de una enorme variedad de especies en el Pacífico; los primeros prefieren la pesca desde embarcación, que cuentan hasta con parrilla en las lanchas, mientras que los últimos practican la súper deportiva pesca submarina, en una mezcla de buceo y caza a la vez. Una constante, y en lo que todos coincidían, era en las ganas de probar con nuestros dorados, famosos en todo el ámbito del mundo del deporte del silencio, tanto por su fuerza como habilidad.
Esa búsqueda de los dorados era el plan principal de nuestra visita a Santa Elena, destino al que nos invitó Carina Spahn, directora de Turismo de la localidad. Junto al guía Elías Espíndola y la compañía del joven emprendedor Víctor Aguiar, nos subimos a la lancha. Víctor puso a nuestra disposición una gran variedad de señuelos de distintas formas y colores que él mismo desarrolló y que probamos con éxito. Uno en especial quedó como recordatorio de la salida, por la cantidad de mordeduras que recibió.
La jornada comenzó puntualmente a las 8, con unos 10 °C de mínima para darnos los primeros puntos de tiro en las maravillosas costas ubicadas apenas a unos minutos de navegación. El ejercicio es provocar a los dorados que acechan a mojarras y sabalitos. La técnica es lanzando los señuelos de forma precisa en los remansos que producen los árboles sumergidos y detrás de las piedras, algo que por las costumbres de este pez se da en las primeras o últimas horas del día, aunque cuando está plena actividad esta regla no es absoluta.
Así se fueron dando los primeros piques, uno fue tan violento que cortó multifilamento en la llevada, mientras que otro nos regaló un espectacular salto de un dorado que mostró un porte excepcional, soltándose del señuelo al caer. El rio, aunque de un buen nivel, sigue estando bajo, y en algunos sectores está notoriamente más claro que en otros. A pesar de esto, entregó piques y corridas en todos los tramos, inclusive en zonas que arrastraban algo de sedimento. Casteamos ayudados por el motor eléctrico para quedar paralelos a la costa todo el tiempo, pero tener la atención puesta al más mínimo toque era fundamental para poder clavarlos. Los dorados, en algunos casos nadaban a favor nuestro con el engaño en la boca desconcertándonos al verlos al lado de la embarcación para dar el cañazo final. Casi como despedida se dio uno más antes de volver a puerto a eso de las 6 de la tarde, dejándonos en el balance final la buena sensación de que solo los grandes dorados habían estado presentes en la jornada.
Servicios:
- Elías Guía de Pesca. Tel.: (03437) 407743. En redes: Instagram.
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