El río Corriente está bajo, pero aún con buen caudal y aguas negras, como se suele decir al no tener sedimentos en suspensión. Foto: Horacio Pascuariello

El río Corriente está bajo, pero aún con buen caudal y aguas negras, como se suele decir al no tener sedimentos en suspensión. Foto: Horacio Pascuariello

El río Corriente está bajo, pero aún con buen caudal y aguas negras, como se suele decir al no tener sedimentos en suspensión. Foto: Horacio Pascuariello

El río Corriente está bajo, pero aún con buen caudal y aguas negras, como se suele decir al no tener sedimentos en suspensión. Foto: Horacio Pascuariello

El río Corriente está bajo, pero aún con buen caudal y aguas negras, como se suele decir al no tener sedimentos en suspensión. Foto: Horacio Pascuariello

PERLA DEL LITORAL

El invierno no aletarga las especies que pican firme en el río Corriente

Este calificado destino nos sorprendió por la cantidad y variedad de peces en una pesca express realizada en este pintoresco punto del litoral argentino. Por: Horacio Pascuariello.

El río Corriente pertenece a la cuenca hidrográfica del Paraná y nace en la laguna de Itatí, en los Esteros del Iberá. Funciona como un gran reservorio para la reproducción de distintas especies. Tiene unos 20 m en la parte más extensa de su cauce y está bendecido con una topografía maravillosa para los ojos del pescador deportivo. Hay zonas de cordones arenosos entre lomadas y densos montes de malezas rodeadas de palmeras plenas de aves que hacen del amanecer y el ocaso un momento inolvidable. En ese bello contexto se produjo la pesca en la localidad de Esquina, en el corazón de la provincia de Corrientes.

Después de recorrer los 600 km que nos separan de Buenos Aires, arribamos a la Posada Hambaré, lugar que nos recibe siempre la familia Röhner. Este cuidado complejo tiene todo lo necesario para el más exigente de los turistas y es elegido por pescadores de diversos continentes por la calidad de los servicios. Se embarca a metros de su cálido salón comedor, con un brazo del río que sirve de embarcadero y al que aprovechamos para disfrutar de los primeros piques de variada, ya que se notaba una gran actividad a flor de agua.

Utilizamos posta de sábalo envasada al vacío que pudimos transportar con seguridad desde Buenos Aires en un bolso y, en principio, anzuelos chicos y plomadas de apenas 10 g. En un rato tuvimos robustos bagres que comieron con gran voracidad a fondo. En cambio, de flote, con una boya paternóster y dos bajadas con líder, aparecieron violentas corridas que no logramos capitalizar. La duda era si los anzuelos eran chicos o grandes, así que dejamos uno de cada medida.

De esta forma dimos con una boga que parecía querer morder un desproporcionado trozo de sábalo destinado a un dorado, especie a la que esperábamos y veíamos claramente atacar  pequeñas mojarras que nadaban en la costa. De nuevo, un tirón se llevó la línea hacia la allí, la boya parecía ser arrastrada lentamente pero, como no se hundía, la clavada se hizo esperar. Ya llegando a un grupo de camalotes todo el aparejo desapareció para dar paso a una lucha que hizo chillar el reel con la corrida, forzando la fina vara. De ahí emergió una soberbia tararira que no alcanzamos a medir porque dio mucho trabajo desclavar y extraerle el anzuelo de la fuerte mandíbula. La devolvimos en lo inmediato a su medio, el cual domina desde hace muchos años.

Hay que decir que el río Corriente está bajo, pero aún con buen caudal y aguas negras, como se suele decir al no tener sedimentos en suspensión. Además, se observa una gran cantidad de sábalos los cuales sirven de alimento a las especies cazadoras condiciones que seguramente continúen ya que no esperan grandes precipitaciones en las próximas semanas.  

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