Campamento: instalación eventual y temporal donde se congrega un grupo de personas que van de camino a un lugar o se instalan con algún fin. Así dicen los libros. En el caso de los que son con finalidad de pesca, además de lo habitual de cualquier otro tipo de campamento, hay que prever una serie de cuestiones extras y contar con algo de equipamiento adicional. Existe una regla básica que dice que donde llegan la infraestructura, los buenos caminos, la hotelería y los muchos beneficios de la civilización, la pesca merma, y portes y cantidades disminuyen. Por ende, apuntar a los sitios más alejados sigue siendo una eficaz opción para acceder a buenos lugares de pesca.
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Cercanos al agua
Los campamentos de pesca serán casi siempre cercanos al agua, lo que otorga algunas ventajas pero entraña también algunos riesgos a tener en cuenta como, por ejemplo, en el caso de mareas crecientes o ríos de montaña que pueden experimentar repentinos aumentos de caudal y nivel por deshielos, o lluvias en otros lugares de la cuenca y que pueden sorprender a algún desprevenido acampante que se instale demasiado cerca del agua.
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La meteorología es un punto importante a tener en cuenta, como: lluvias, vientos, temperaturas máximas y mínimas. Y conocer de antemano cómo será el clima no sólo hace a la prevención y al equipamiento a llevar para mayor confort, sino que, como la finalidad es la pesca, será importante para la seguridad en las actividades náuticas. La meteorología es una cuestión que siempre hay que considerar y que, hoy por hoy, se puede prever por varios días, con anticipación y con bastante exactitud.
Transporte de las cañas
Otro tema a tener en cuenta son los equipos de pesca, fundamentalmente una parte sensible como lo son las cañas. Trasladarse de un lugar a otro con bastantes petates, a veces por caminos que no son de lo mejor, puede ocasionar daños en las varas. Además de los cuidados y atenciones, conviene protegerlas en los estuches portacañas rígidos tipo bazuka o en su defecto con tubos de PVC cortados a la medida y cerrados por ambos lados con un par de tapas plásticas, una de las cuales puede estar pegada y la otra sellada con una cinta de embalar o duck tape para poder removerla fácilmente.
Nunca dejar las cañas en el suelo y que alguien las pueda pisar en un descuido o apoyadas contra un vehículo, no será la primera vez que al cerrar una puerta la vara se deslice y termine apretada y quebrada por un portazo.
Otra precaución
En lugares que pueda haber otras personas acampando o paseantes, es la de guardarlas por la noche desarmadas y en su tubo en algún lugar seguro como la carpa o dentro del vehículo con llave. Son objetos codiciados y costosos para dejarlos a la buena de Dios por más relajados que estemos. Es una experiencia muy desagradable salir de la carpa por la mañana y ver que algún amigo de lo ajeno se llevó los equipos.
La carnada es otro asunto a tener muy en cuenta, más cuando vamos por un par de días o más y lo que queremos es mantener carnada viva y en buen estado. Si se trata de mojarras, las bolsas con oxígeno nos darán un tiempo extra, pero si deseamos mantenerlas más tiempo habrá que cambiarles el agua a menudo, evitar que les de sol pleno por mucho rato y utilizar aireadores portátiles a pilas, a batería o incluso solares.
Con las lombrices basta mantener un adecuado grado de humedad en la tierra y evitar que queden al sol o se asfixien dentro de una bolsa de nailon cerrada. Cuando se trata de mantener vivas mamachas, morenas, coludas u otros forrajeros como cascarudos o tarangos, el cambio permanente de agua y su conservación en un recipiente lo suficientemente grande para que no estén hacinados es lo indicado. También durante la noche conviene tapar los baldes, por ejemplo, con una lona para evitar que garzas u otros depredadores oportunistas nos dejen sin reservas.
Otra precaución luego de pescar es limpiar los anzuelos y evitar que queden con restos de carnada. Es frecuente que en vez de tener que quitar el anzuelo de la boca de un pez terminemos desencarnando un gato, un perro, una comadreja o un pato. Y por último, avisar a alguien dónde vamos y cuánto tiempo estaremos acampando. Y si se puede, estar comunicados. Todo lo que contribuya a minimizar riesgos, molestias o incomodidades, redundará en una buena experiencia en la naturaleza y en muchos más campamentos de pesca en el futuro.
Nota completa publicada en revista Weekend 537, junio 2017.
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