Tener todo resuelto siempre es maravilloso, más aún cuando se trata de vacaciones. Y eso es lo que sucede cuando abordamos un crucero Costa que zarpa del puerto de Buenos Aires, porque está concebido a la medida del ADN viajero de los argentinos: excelente y abundante gastronomía a toda hora, entretenimientos el día completo, bebidas con barra libre (por apenas un plus de diferencia con la tarifa estándar), conexión a internet (opcional), casino, juegos para chicos, sol, mar y playas. Algo así como un codiciado all inclusive del Caribe, pero que navega por el mar.
En 2025 Costa Cruceros tiene 31 salidas desde Buenos Aires hacia Brasil y Uruguay. Y para realizar esta nota abordamos durante tres días el Costa Favolosa hacia Punta del Este y Montevideo, el viaje que marcó la inauguración de esta temporada de la empresa en Sudamérica.
Dimensiones del barco
El Favolosa es un barco de 290 m de eslora, 35,5 m de manga y 114.500 toneladas de peso bruto, con 14 cubiertas, 1.508 camarotes (con baño privado, televisión, secador de pelo y caja fuerte; 524 tienen balcón: la opción ideal para quienes desean momentos de silenciosa privacidad), capacidad para 3.800 pasajeros y 1.110 tripulantes; un spa exclusivo, un muy buen equipado gimnasio con vista al mar, 9 piscinas e hidromasajes, 6 restaurantes, 12 bares, teatro, tobogán acuático, una cancha polideportiva y un área para niños. Para dimensionar de lo que estamos hablando, digamos que unos 350 cocineros elaboran 32.000 platos a bordo por día.

Montevideo: caro pero el mejor
Los otros dos barcos de Costa que llegan esta temporada son el Pacífica (1.504 cabinas) y el Diadema (1.862), de similares características en cuanto a gastronomía y entretenimientos. Y un detalle más antes de entrar de lleno en un día de a bordo: quienes deseen experimentar por primera vez la magia de realizar un viaje en barco, existe la opción de efectuar un minicrucero (como el de esta nota), una salida de 4 o 5 días con destino a Uruguay, que permitirá descubrir la vida a bordo, romper la rutina, recargar energías y embarcarse –posteriormente– en un viaje más largo durante la temporada 2026 (40 % de descuento para quienes reserven en forma anticipada). Estos mini tienen tarifas muy accesibles y a bordo suelen conseguirse más descuentos para las travesías sucesivas. La próxima oportunidad de embarcarse durante 3 noches/4 días es el 26 de marzo de 2025, antes de que el buque regrese a Europa.
Todos a bordo
En la terminal de cruceros Quinquela Martín del puerto de Buenos Aires la fila de gente para abordar el primer crucero de la temporada llega hasta la vereda, pero avanza muy rápido. Tras la verificación del pasaje nos asignan un número de orden, sigue el llamado por los parlantes, el despacho de equipaje (los carry on no es necesario), el trámite de migraciones y la entrega del DNI en un mostrador a cambio de un ticket con el número de cabina. Mientras navegamos, los documentos quedan en poder de la tripulación (son devueltos la noche anterior al desembarco). Al igual que en algunos vuelos, subimos a un micro que nos lleva hasta la rampa para abordar el barco, cuya figura empezamos a vislumbrar parcialmente entre los contenedores estibados en el puerto.
El primer impacto de lo que vendrá lo tenemos al descender del bus: la proa de una mole de acero con el nombre Costa Favolosa se recorta contra el cielo y torna casi insignificante nuestra presencia y dimensión. Impresiona el tamaño: como un edificio de 15 pisos y 3 cuadras de largo. Abordamos por la planchada al tiempo que un cordial señor de origen filipino escanea nuestros tickets y equipajes. Una vez que verifica que los rostros coinciden con los registrados y en las valijas no hay elementos prohibidos, avanzamos hasta los ascensores que atraviesan todas las cubiertas del barco. Y aquí una aclaración: el piso 5 es el único que conecta proa con popa del Favolosa, que va de punta a punta. Y es en el que transcurre gran parte de la diversión a bordo: bares temáticos, algunos restaurantes, acceso al teatro, casino, heladería, cafeterías, juegos para chicos, shows en vivo… Todo con ventanas hacia el exterior, por lo cual es un buen lugar –por ejemplo– para sentarse a socializar, bebida en mano.
Pero nuestra primera escala tras abordar fue en el puente 9: quizás uno de los lugares más concurridos del barco. Allí hay una piscina cubierta (el techo se abre cuando el clima acompaña), se desarrollan entretenimientos activos (clases de gym, zumba, baile…, todas con animadores) y se ubica el buffet, un centro neurálgico tenedor libre donde abundan comidas y bebidas: eso que a los argentinos les encanta: cargar las bandejas con varios platos de fiambres, carnes, pastas, pescados, verduras, postres, frutas, y panes de varios tipos y sabores. Por si no alcanzara (acá debería venir el emoji de la mano tapando la cara), en la cubierta externa hay una barra con decenas y decenas de hamburguesas y papas fritas. Y en otro sitio, pizza libre. ¡Se puede comer todo lo que se desee, todo el tiempo!
Así van transcurriendo las horas a bordo: entre momentos de relax sobre las reposeras, shows en vivo, spa, compras en tiendas de marca, tragos, abundante gastronomía, y largas caminatas por salones y pasillos hasta tener el timing de todo lo que hay para disfrutar, que es muchísimo, tanto que resulta casi imposible descubrirlo todo. Para no perderse nada, diariamente la tripulación deja en la cabina “Oggi a bordo” (Hoy a bordo), algo así como una agenda con las actividades de la jornada, donde se especifican horarios, lugares y una síntesis de cada propuesta.
Excursiones
Cuando el barco llega a destino (Punta del Este y Montevideo, en este caso), los pasajeros tienen permitido descender para recorrer cada ciudad. Si bien hay excursiones que se pueden contratar a bordo para ganar tiempo y que los guías ya estén esperando, hay quienes optan por una simple caminata y, también, por no bajar para disfrutar de un barco menos bullicioso en los espacios comunes, del gimnasio y del spa (que si bien tiene cargo extra, ofrece promociones en esos momentos).
Sin duda, viajar en crucero no será solo una experiencia inolvidable, sino que –como señalamos al principio– será quizá la mejor opción todo resuelto. Una fórmula en la cual los costos y gastos son fijos, incluyen todo y se pagan por anticipado (el paquete de bebidas libre “My drinks” cuesta U$S 55 por día). Al momento de sentarse a planificar las vacaciones, calculadora en mano, bastarán un par de cuentas para comprobar que por las tarifas (en pesos) de un crucero es casi imposible conseguir en tierra buen alojamiento, comida, transporte, espectáculos y entretenimientos para toda la familia en plena temporada. Mucho menos si pensamos en Uruguay o Brasil como destino. Por eso la opción del barco debería evaluarse dentro del abanico de posibilidades. Y si es camarote externo con balcón, mucho mejor.
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