El jigging consiste, básicamente, en dejar caer libremente al fondo marino jigs: señuelos metálicos, que luego se recogen combinando golpes de manija y jalones de caña que impulsan de manera vertical y errática el engaño, simulando la huida hacia la superficie de un pez herido. Dentro de las distintas ramas de esta disciplina japonesa, podremos adaptar perfectamente el pirking (golpeteo sobre piedras) y el slow-jigging (ascenso del jig a velocidad lenta) a la pesca en kayak en profundidades que no superen los 20 m. Si bien no es necesario estar fondeados para practicarlo, si la deriva es mucha, sí es preferible hacerlo por seguridad. También es aconsejable la elección de un día soleado con buen clima y aguas claras, lo que va a facilitar al pez la visualización del jig.
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Ensayos en el mar
Entre las distintas pruebas que vengo realizando, encuentro preferencia por cañas de 10-20 lb (1 lb = 453,592 gramos) o 15-30 lb, de entre 1,80 y 2 m de blank de carbono con acción media y mango largo que permita sostenerla debajo del brazo. Es importante que la caña sea flexible para otorgarle el movimiento adecuado al jig, pero que a la vez sea resistente para contener las embestidas. Debe estar equipada con reeles rotativos o frontales chicos de ratio elevado, a fin de balancear un conjunto liviano que nos permita disfrutar la jornada sin fatigarnos. Para practicar estas disciplinas –slow-jigging y pirking– podemos utilizar nailon o multifilamento de hasta 30 lb de resistencia.
Existen dos tipos de jigs: blandos y duros. A los blandos con jighead –anzuelo con una cabeza de plomo en el ojal– se les encarna un pequeño cuerpo de pez siliconado que deja libre la muerte del anzuelo. Este modelo tiene un movimiento más real que el de los duros, pero no es tan efectivo en el fondo por ser más liviano.
Los duros, que son a los que estamos apuntando, pueden venir de distintas formas, materiales, colores y pesos. Con plumas, cucharitas, anzuelos simples –llamados assist hook– o triples. Son aconsejables los de forma alargada, de entre 15 y 80 g. Y, sin entrar en el mundo de los colores, puedo recomendar por rendimiento el rosa y el verde. En cuanto al tipo de anzuelo, los dos mencionados rinden muy bien pero, en el caso de los que tienen el triple en la parte inferior, hay que clavar enérgicamente al momento de recibir el ataque del pez, para que el jig se deslice por la boca y el triple se clave.
Cómo utilizarlos
El pirking se realiza para buscar peces en el fondo o a poca distancia de él, siempre con movimientos lentos. La técnica es lanzar el jig lejos, aguardar a que llegue al fondo, impulsarlo hacia arriba con la punta de la caña una o dos veces y, luego que se siente que vuelve a tocar el fondo, recoger sólo la línea suelta. Se repite esta secuencia hasta obtener pique o que el jig quede debajo nuestro, momento en que recogemos y podemos volver a lanzar. Muchas veces el ruido que produce el repiqueteo contra el suelo tienta al pez. En otras oportunidades podemos obtenerlo haciendo descansar el equipo en el posacañas del kayak con el jig rozando el fondo. El vaivén de nuestra embarcación emparejándose con las olas será suficiente para darle movimiento adecuado al engaño.
El slow-jigging –en español, jigging lento– puede ser alternado con la técnica de pirking. Una vez que el jig está en el fondo, debajo de nosotros, vamos subiéndolo con tirones cortos y largos mientras recogemos lentamente o un poco más rápido con tirones largos y cortos. Cabe resaltar que la mayoría de los piques se va a producir mientras el jig cae libremente. Debemos trabajar el engaño lo más verticalmente posible y, para controlar este factor, son tres los puntos a tener en cuenta.
El primero, si decidimos pescar a la deriva o fondeados. Mientras derivamos en nuestro kayak podremos cubrir mayor cantidad de agua, pero si la corriente es excesiva, alejará el jig imposibilitando que trabaje vertical, por lo que es preferible hacerlo anclados.
En segundo lugar, el grosor de nuestra línea. Cuanto más fina es, la resistencia que hace en el agua es menor y, por ende, menor deriva del engaño; pero debe ser lo suficientemente fuerte para soportar la batalla con el pez. Tengamos en cuenta que en el mar nunca se sabe qué pez se va a prender de nuestro engaño.
Una vez resueltos esos dos factores, debemos decidir el tamaño y peso del jig. Recomiendo comenzar con el más liviano posible, pero que nos garantice el movimiento vertical que necesitamos para tener éxito. Si en el jigging el engaño se aleja de nosotros, inmediatamente lo cambiamos por uno más pesado.
Trabajando el pirking obtendremos capturas de corvinas, gatuzos y hasta de algún besugo, si estamos en una zona de gran profundidad. Pero, al escalar en la columna de agua en modalidad jigging, encontraremos pescadillas y palometas, un poco más arriba las anchoas de banco y, casi en la superficie, los pejerreyes. Con estos datos podemos direccionar la pesca y concentrarnos en la especie deseada, aunque no es una regla exacta, y en ocasiones se pescan bagres y corvinas a sólo un metro desde la superficie ¡prendidos en el sabiki!
Nota completa en Revista Weekend del mes Octubre de 2018 (edicion 553)
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