Friday 29 de March de 2024
PESCA | 10-06-2017 09:00

Flechas donde nace el viento

Chis Chis, el clásico pesquero de la autovía 2 brindó una excelente y entretenida jornada con muchos pejerreyes. Galería de imágenes.
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Con los primeros cambios de temperatura y cerca del otoño, una gran cantidad de aficionados se preparan para intentar una de las pescas de mayor convocatoria;

la captura de pejerreyes en la modalidad de flote. En esta oportunidad nos acercamos a la laguna Chis Chis,  donde se encuentra el parador de pesca La Amistad, al que se accede por el Km 144,2 de la autovía 2 y ofrece a sus visitantes: alquiler de botes, bajada de embarcaciones, guardería, proveduría, guías de pesca, etc. Lo más importante de esta pesquero es que tiene un canal de salida a la laguna, protegido de los vientos, con una bajada de lanchas de cemento impecable y un muelle óptimo para la comodidad de los pescadores.

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Características de la pesca

Chis Chis está ubicada en el partido de Chascomús y tiene una cubeta con una superficie de aproximadamente 600 hectáreas. Se conecta con las lagunas Adela y Las Tablillas formando parte de Las Encadenadas. Su fondo es de barro y tosca con una profundidad media de 1,60 m, costas de barrancas y otras de suave declive. Tiene juncales emergentes en sus costas y en el centro, y recibe agua de los desbordes del río Salado, como toda la cuenca de Las Encadenadas, y agua de lluvia de los campos vecinos. Y como emisario, el arroyo Girado que la comunica con la laguna de Chascomús. Nuestro guía en esta ocasión sería Hugo “El Gitano”, conocedor del espejo, ya que presta servicios allí donde posee dos truckers en los que pueden pescar tranquilamente cuatro personas.

Nos embarcamos en el muelle del parador y preparamos nuestros equipos, todas cañas de entre 4 y 4,50 m de largo, telescópicas o de enchufe. Usamos líneas armadas con una madre de nylon de 0,35 mm con una separación entre boyas de 1,40 muy cómoda de usar. Los reeles frontales chicos fueron cargados con nylon 0,25 mm o multifilamento del 0,18 que no se estira, flota y tiene mayor resistencia. Salimos del canal a la laguna. El día se encontraba soleado y  bastante ventoso, con ráfagas importantes del nordoeste. La idea era garetear la laguna, así que nuestro guía nos llevó a la costa donde nacía el viento. Allí el agua se hallaba más calma y limpia. Colocó la embarcación de tolete y bajó un muerto con soga para colgarlo del centro de la borda.

Utilizamos anzuelos chicos encarnados con mojarra, indistintamente de cola a cabeza o de cabeza a cola, dejando siempre la punta del anzuelo libre. Arrojamos nuestras líneas contra el viento, las acomodamos recogiendo el nylon suelto, y abrimos el pickup del reel para estar en posición de pesca. Dejamos que la embarcación se alejara de la línea dándole nylon con movimiento de la punta de la caña; la línea sobre el agua tiene que estar bien alineada y suelta (sin retenerla), al menor desvío de la boya estará anunciando un pique. Hay que estar muy atentos dejándolos comer, para que en el momento que consideremos oportuno cerremos el pickup del reel, recojamos el nylon excedente bajando la caña y con un movimiento hacia arriba clavemos la pieza. Una vez clavada debemos tener en tensión el pescado con la caña, evitando que se suelte.

El primer pique lo tuvo Hugo, y al acercar el pejerrey vimos que daba la medida de más de 25 cm. Los pejerreyes se activaron a medida que avanzábamos con el garete. El mejor rinde lo tenía Hugo, quien cobraba uno tras otro, todos de alrededor de 30 a 32 cm y algunos más chicos que fueron devueltos a su hábitat. Fernando, el otro integrante de la salida, tenía los piques a más distancia. Usaba un reel cargado con multifilamento que al no estirarse llegaba muy bien con la clavada, cobrando pejerreyes de mayor envergadura y muy vigorosos. Cuando  llegamos al centro de la laguna el agua tenía mucho barro debido al oleaje, lo que mermaba el pique, por lo que volvimos hacia la costa donde nacía el viento y retomamos la pesca. Las brazoladas que usamos eran cortas, de unos 20 a 25 cm, no más, y los pejerreyes las tomaban con voracidad, desplazando las boyas hacia los costados y, en algunos casos, parando el palito de la boya en su arrastrada. Todo un lujo para la vista.

Respetar la cuota

La pesca estaba hecha y la cuota alcanzada. Decidimos pegar la vuelta súper felices. Es importante destacar que en esta laguna se pueden pescar 25 ejemplares de más de 25 cm por persona, teniendo en cuenta la conservación de la especie. Hay que devolver los ejemplares más pequeños al agua, y aprovechar que el pesquero está bueno para dejar que la población siga creciendo a fin de generar un espejo donde las futuras generaciones puedan disfrutar de una hermosa pesca como lo hicimos nosotros.

Nota completa publicada en revista Weekend 537, junio 2017.

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Jorge Araneo

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