El Cabana Bay, uno de los hoteles de Universal Orlando Resort, en Orlando, es un viaje inmersivo hasta los años ´50 y ´60, lleno de diversión. Foto: Universal.

El Cabana Bay, uno de los hoteles de Universal Orlando Resort, en Orlando, es un viaje inmersivo hasta los años ´50 y ´60, lleno de diversión. Foto: Universal.

El Cabana Bay, uno de los hoteles de Universal Orlando Resort, en Orlando, es un viaje inmersivo hasta los años ´50 y ´60, lleno de diversión. Foto: Universal.

El Cabana Bay, uno de los hoteles de Universal Orlando Resort, en Orlando, es un viaje inmersivo hasta los años ´50 y ´60, lleno de diversión. Foto: Universal.

El Cabana Bay, uno de los hoteles de Universal Orlando Resort, en Orlando, es un viaje inmersivo hasta los años ´50 y ´60, lleno de diversión. Foto: Universal.

El Cabana Bay, uno de los hoteles de Universal Orlando Resort, en Orlando, es un viaje inmersivo hasta los años ´50 y ´60, lleno de diversión. Foto: Universal.

El Cabana Bay, uno de los hoteles de Universal Orlando Resort, en Orlando, es un viaje inmersivo hasta los años ´50 y ´60, lleno de diversión. Foto: Universal.

El Cabana Bay, uno de los hoteles de Universal Orlando Resort, en Orlando, es un viaje inmersivo hasta los años ´50 y ´60, lleno de diversión. Foto: Universal.

INESPERADO

Un hotel de Orlando ofrece diversión retro sin necesidad de visitar los parques de diversiones

La zona es mundialmente conocida como la ciudad que alberga los consagrados parques temáticos de Universal. Pero uno de sus hoteles mejor ambientados ofrece entretenimiento infinito sin necesidad de madrugar ni agobiarse con el gentío. Galería de fotos. Por Cristina Mahne.

El QR que entregan en recepción junto con la llave electrónica del cuarto, invita a tener toda la información al alcance de la mano desde el teléfono. Pero lo que define la experiencia es el eslogan que aparece apenas un segundo después, al hacer click: Retro fun for everyone. Tres verdades en una sola oración: el Cabana Bay, uno de los hoteles de Universal Orlando Resort, es un viaje inmersivo hasta los años ´50 y ´60, lleno de diversión y pensado para cada integrante de la familia.
Es que, así como los parques de Universal invitan a disfrutar de la adrenalina, el vértigo y las emociones, también hay una propuesta dentro de los hoteles de la compañía que es accesible en materia de costos y absolutamente inclusiva

Si alguien del grupo familiar o de amigos viaja con un bebé, está cansado de caminar por los parques, es un adulto mayor, busca alegría bien a mano, quiere opciones distintas de entretenimiento o simplemente anhela pasar unos días a puro descanso, no tiene que alejarse de donde se hospeda: Cabana Bay es un centro de placer en sí mismo. Recorrimos y probamos sus diferentes servicios, y aquí les traemos una selección de lo más curioso y atractivo.

Las mejores vistas

Cabana Bay es uno de los ocho hoteles de Universal Orlando Resort, que en 2025 serán 11. Cuenta con 2.200 (¡sí, 2.200!) habitaciones distribuidas en ocho edificios y un acceso directo a Volcano Bay, uno de los tres parques temáticos de la marca junto con Islands of Adventure y Universal Studios Florida. Se puede ir caminando a los tres parques en realidad, sólo que Volcano Bay está literalmente al lado y por eso algunos de los cuartos del Cabana tienen vistas espectaculares a esa montaña humeante que es sinónimo de alegría y juegos acuáticos en pleno paisaje tropical. De hecho, los huéspedes más fit pueden disfrutar del Jogging Trail, es decir, el sendero para running que se extiende por un poco más de 5 km alrededor del resort y une cinco de los ocho hoteles de Universal.

Los 2.200 cuartos están temáticamente decorados como si se atravesara un portal mágico hasta caer en 1950: desde los colores hasta el diseño de los muebles y las luminarias, la ensoñación es perfecta. Sin embargo, un detalle nos vuelve al presente: “¡¡¡Hola!!! ¡Soy Spiderman y te espero en el parque!”, dice la voz inconfundible del personaje desde el altavoz del teléfono. Cada huésped puede programar el despertador a la hora que desee en el aparato de su mesa de luz, para arrancar el día con la invitación del superhéroe, de Betty Boop y de varios más. 
Las habitaciones estándar tienen casi 100 m2 y camas tamaño queen. Las tarifas en habitación estándar doble comienzan en los U$S $189 por noche, aunque los precios varían según la temporada y la cantidad de noches de alojamiento. Las suites familiares para 6 personas se extienden hasta superar los 130 m2, cuentan con una división corrediza para mayor privacidad, baños compartimentados para ser utilizados por tres huéspedes a la vez y cocina de estilo americano, con mini refrigerador y microondas. También hay suites de dos dormitorios para hasta 8 personas. 

Piscinas y diversión

Pero la alegría espera a pocos pasos. Desde mesas de ping pong hasta áreas de picnic con buena sombra, pasando por playas de arena, toboganes, cascadas, palmeras y hasta un lazy river (foto abajo), es decir, un río artificial que permite flotar y dejarse llevar por la corriente, una diversión inagotable rodea las dos gigantescas piscinas del hotel. Para los que no resignan confort ni siquiera cuando están en traje de baño, hay elegantes cabañas, también muy fifties, con capacidad para hasta 6 personas y que cuentan con TV, WI-FI, teléfono, heladera, reposeras, sillas, mesa y caja de seguridad.

Cuando cae el sol, dos fogones invitan a la charla distendida a la luz de las estrellas, pero también a asar malvaviscos, como en las películas. En el patio de comidas del hotel venden golosinas y palitos, es decir, todo lo necesario para darse este gusto, mientras que un DJ se encarga de musicalizar los encuentros nocturnos junto al fuego.

Smoothies y fantasía

Justamente el patio de comidas Bayliner Diner abre un abanico de opciones para todos los paladares. Hay estaciones con pastelería, delicatessen, ensaladas, sandwiches, platos de inspiración internacional, hamburguesas, pastas, pizza, postres y también comidas para llevar como sushi, dulces y snacks. El espacio donde sentarse a comer es un viaje en el tiempo, con mobiliario y comerciales de las décadas de los ´50 y ´60 en los televisores.

En caso de que el visitante esté buscando tomar un café con algún tentempié, una tienda Starbucks lo espera en el vestíbulo. Si prefiere un trago, la barra del Swizzle Lounge propone una refrescante colección de cócteles, y noches con música en vivo los viernes y sábados. En los bares ubicados junto a las piscinas, las alternativas son bien amplias. Hay cocina mediterránea, carnes, ensaladas, pizzas, wraps, tacos, hot dogs al estilo hawaiano y los sábados a la tarde un DJ le pone ritmo al chapoteo.
Para quienes prefieren el servicio al cuarto, con solo pulsar un botón aparecen pizzas y también snacks, ensaladas, brownies, cheesecakes. En caso de que los huéspedes sean fan de los milkshakes, el lugar perfecto los espera en la planta baja del Cabana Bay: smoothies, helados y muchos otros gustos dulces sorprenden a grandes y chicos en una maltería ambientada como si estuviéramos a mediados del siglo pasado.

Otros servicios, puro disfrute

Los dorados años ´50 también están presentes en la tienda de Universal Studios de la planta baja del hotel, donde por supuesto hay juguetes y recuerdos de personajes, pero también productos de farmacia y cualquier otro elemento que el huésped haya olvidado de incluir en la valija. Otro lugar diseñado con calidez retro es el gimnasio. Inspirado en Jack LaLanne, célebre experto mundial en fitness, y que dispone de toda clase de máquinas y elementos para entrenar con estilo vintage. La decoración se completa con objetos que pertenecieron a LaLanne en una especie de museo de sus proezas físicas, y pantallas con videos de ejercicios en blanco y negro.

En todos los rincones del lobby, la inmersión hacia el pasado es encantadora. Los colores pasteles, la banda de sonido, el mosaico gigante que ocupa la pared detrás del mostrador del check in, los afiches con publicidades, y hasta los carteles que anuncian cine al aire libre y otras actividades están intervenidos por la atmósfera de mediados del siglo XX. De esos años surgen otros entretenimientos, plenamente vigentes. Por ejemplo, si el huésped es de los que siempre quiso darse el gusto de jugar bowling, está de suerte: en el primer piso del vestíbulo hay una pista impecable y de última tecnología con 10 líneas. Al lado, otro templo de la diversión desde hace décadas resiste el paso del tiempo: un salón enorme propone vídeo games (retros, claro, pero también recientes) para desafiar a amigos y familiares. 

Hay más sorpresas. Los huéspedes de Cabana Bay tienen beneficios adicionales como el ingresar a los parques una hora antes de la apertura al público general y además transporte gratuito. Pero no sólo cuentan con buses durante todo el día: a unos pocos metros del hotel, en Sapphire Falls Resort (otro hotel del grupo), se ubica el amarradero desde donde se puede disfrutar de un precioso viaje en barco de 5 minutos que termina en el CityWalk y los parques.  
De paso, la caminata hasta el muelle sirve para apreciar los autos de la década del ´50 que, estacionados en el acceso, dan marco a la entrada principal del hotel, iluminada a puro neón. Gran momento instangrameable, como tantos otros en el hotel. Así, Cabana Bay echa por tierra con varios mitos: Universal Orlando Resort tiene hoteles de lujo, pero también otro de costo accesible, con tematización fascinante y servicios que lo convierten en mucho más que un mero lugar donde dormir. 

En esta Nota