Corvinas negras de las buenas, todas pescadas con equipos livianos, líneas convencionales y a 40 cm de profundidad. Foto: Julio Pollero.

Corvinas negras de las buenas, todas pescadas con equipos livianos, líneas convencionales y a 40 cm de profundidad. Foto: Julio Pollero.

Corvinas negras de las buenas, todas pescadas con equipos livianos, líneas convencionales y a 40 cm de profundidad. Foto: Julio Pollero.

Corvinas negras de las buenas, todas pescadas con equipos livianos, líneas convencionales y a 40 cm de profundidad. Foto: Julio Pollero.

Corvinas negras de las buenas, todas pescadas con equipos livianos, líneas convencionales y a 40 cm de profundidad. Foto: Julio Pollero.

Corvinas negras de las buenas, todas pescadas con equipos livianos, líneas convencionales y a 40 cm de profundidad. Foto: Julio Pollero.

GRANDES CAPTURAS

El doblete más buscado de Mar Chiquita

Fuimos por lenguados a la albufera y, además, nos trajimos corvinas negras de 15 kilos. Una jornada espectacular en un ámbito que paga con creces los sueños del pescador. ¡Inolvidable!

Por Julio Pollero

Eran muchos los comentarios acerca de la pesca de lenguados en la zona de Mar Chiquita, que estaban picando, que había muchos, que había grandes y todo lo que el amante de esta pesca pueda decir y publicar. Para sacarme la duda me comuniqué inmediatamente con mi amigo Fernando Caletti, enorme pescador y ahora guía en la zona, quien me iba a sacar todos los interrogantes. La llamada fue rápida y sencilla: “Qué hacés Fer, ¿todo bien?”. Y del otro lado me respondieron: “No sé qué necesitás, pero no pierdas tiempo y venite a la albufera que esta lleno de platos”. Resumen de pescador. 

La albufera de Mar Chiquita es una alargada laguna ubicada en el partido que lleva su nombre y que fue declarada reserva de la biosfera. Está alimentada tanto por agua dulce como salada y, realmente, tiene mucha fauna. Se trata de un espejo de agua que alguna vez supera los 5 m de profundidad, pero que el común es de 1,5 m en el mejor de los casos, y es una constante la baja profundidad de la laguna según las mareas. El pueblo que la rodea no es realmente muy grande, pero posee todo lo que el visitante necesita para sus días en el lugar. En la orilla hay algunas bajadas privadas y otras tantas públicas para que todos puedan descender sus embarcaciones, lo cual se debe tener todo lo reglamentario requerido por la Prefectura Naval Argentina. 

En este tipo de espejos donde la profundidad no es mucha, donde existen piedras, pedregullos, palos y bochones de tierra, arena, piedra y conchillas, es necesario contar con embarcaciones que no posean un gran calado y motores fuera de borda no muy grandes. La pesca de lenguados no tiende grandes secretos y para poder realizarla con éxito debemos llevar tanto artificiales como carnada natural. Para la pesca con artificiales podemos optar por el flycast, para lo cual utilizaremos cañas 4 o 6 y reeles cargados con líneas de flote o hundimiento. Las moscas mas recomendadas para aguas claras son las confeccionadas en colores blanco y amarillo flúo, combinadas con celeste; y para aguas oscuras podrían ser con preponderancia del color rojo o chartreuse. Como siempre decimos, esto de los colores no es una regla, sino sólo ejemplos. También se los puede capturar con equipos de baitcasting o spinning utilizando cañas de 2,10 m con una potencia de 14 a 17 lb (1 lb = 0,451 kg), reeles chicos y medianos cargados con hilo multifilamento de 20 a 30 lb y una gran variedad de señuelos de goma o softs. También pueden funcionar los señuelos rígidos del tipo minnows. Y para la pesca con carnada natural, cañas de hasta 2,70 m con reeles medianos cargados de igual manera que los anteriores. Las líneas son muy fáciles, tipo una convencional de fondo y en la brazolada de abajo colocamos una boyita para levantarla del lecho. La carnada principal son los pejerreyes chicos o un buen y generoso filet. Lo teórico lo teníamos todo, las ganas sobraban y la invitación urgente de nuestros amigos era concreta, por lo cual sólo tuvimos que acomodar unos asuntos laborales y emprender camino hacia la pintoresca ciudad de Mar Chiquita. 

Rápidamente, en camino

Muy temprano por la mañana de un día de semana junto a mi compañero Chichi Yañez tomamos la Autovía 2 hasta donde está el famoso parque de los toboganes acuáticos, y allí giramos hacia la entrada de Santa Clara del Mar y Mar Chiquita, lugares que se bifurcan en la primera rotonda. Sin apuro y volviendo a llenar el tanque de combustible de la camioneta, llegamos a la orilla de la laguna donde Fernando ya nos esperaba con la embarcación en el agua y fileteando unos pejerreyes que había pescado en la Salada de Madariaga. Ni buen día nos dijo, solo un: “¿Y quién te va a esperar así, fileteando a orillas del pesquero?”. “El mejor”, respondí yo como para acariciarle el lomo. 
Los lenguados son una especie cazadora y el mejor momento de pique se da en bajante, por lo que no teníamos demasiado apuro, habíamos llegado con lo último de la creciente. Descendimos a la costa, revisamos los equipos, cargamos todo en el bote y mientras tanto veíamos cómo dos pescadores se bajaban al agua porque querían pasar por un sector demasiado bajo. Con todos los petates a bordo encaramos la travesía. 

Dentro de la laguna ya estaba Marcelo, propietario del restó bar Alborada, quien había llegado más temprano y que sería nuestro cheff para cortar la jornada. Comenzamos la navegación lenta pero segura y encarando el puente de Celpa. Antes de llegar y cruzarlo por debajo, Fernando nos dice que una vez que lo crucemos vamos a hacer un poquito de trolling sólo para ver si están. Chichi tiró para un lado de la embarcación y yo caí en la otra margen: 10 segundos de tener la línea en el agua y parecía que un tren había agarrado mi carnada, nadie lo podía creer pero un pescadazo quería mi filet de pejerrey. Corridas para acá y para allá, y ya sabíamos que una corvina negra había hecho de las suyas. Unos cuantos minutos de idas y vueltas y pudimos –copo mediante– levantar un corvinón negro de mas de 10 kg. Recién empezábamos. 
Pasando unos 80 m el puente tiramos el ancla y, con la línea de fondo encarnada con filet de pejerrey, comenzamos con los lenguados. Se arroja la línea y se arrastra muy despacito por el fondo, también se puede hacer con el reel. El pique es muy característico, un picotón y se queda quieto o pica tipo un bagre. Una vez clavado, ahí si empieza la pelea. Los primeros que picaron no eran muy grandes, más bien chicos, quizás ninguno superaba el 1,500 kg, pero había muchos, calculo haber sacado una docena por caña, realmente mucha cantidad. También estaba Leo con su bote, Marcelo con su gente y todos obtenían buenas respuestas. 

Lenguados de mayor tamaño

En un momento nos arrimamos más hacia la costa oeste por algunos movimientos que se veían, volvimos a anclar y tirando hacia unos palitos seguimos con la pesca activa de lenguados que ya habían aumentado el tamaño. De repente y mientras arrastraba la línea haciendo el trabajito para el lenguado, otro tren se llevó puesta mi carnada. Mordió cerca de la costa pero corrió y sacó hilo del reel hacia el centro del espejo. Mis compañeros me miraban sin decirme nada, pero por dentro coincidían en “qué pedazo de suerte este pibe con las corvinas negras”. Sí, otro corvinón comió el filet de pejerrey. Estábamos anclados, la corvina sacaba y sacaba hilo pero nadie se movía, todos querían ver el show y aguda transpiración para que no se me escape. Nuevamente arrimada a la embarcación y copo mediante, pudimos izarla. Esta tenía más de 15 kg de peso, tremenda corvina. 

Bueno, algunas cositas me dijeron, otras me gritaban de las diferentes embarcaciones, pero yo contento con mis capturas sabiendo que no es lo más habitual pero que sucede con frecuencia. Lo que picaba ahora era el hambre y muy despacito nos acercamos al puente para desembarcar y almorzar unos exquisitos churrasquitos al disco. Se acercaron otros botes y todos contando las diferentes experiencias de lo sucedido al momento. Comimos rápido, como todo pescador que quiere seguir, y nos fuimos hacia la zona conocida como La Rueda, bien al fondo de la laguna donde decían que allí habían salido los lenguados más grandes del día. 
Llegamos y eran varias las embarcaciones que esperaban ancladas. Comenzaron los piques pero nada relevante hasta que salió un lenguadito de unos 4 kg. Ya tenía mejor color. Fernando seguía con el equipo de spinning y los señuelos softs, y su insistencia le dio el resultado esperado: picó y pinchó un hermoso lenguado de unos 5 kg que llegó hasta el bote, saltó y fue dominado por el copo para levantarlo.
La tarde se iba destemplando, la laguna había bajado bastante su nivel y se hacía la hora de volver. Pescamos algunos lenguaditos más y decidimos pegar la vuelta. A muy bajas revoluciones y ayudados por el palo botador –más la experiencia del guía– nunca debimos bajarnos al agua para empujar el bote, llegamos bien sequitos a la costa. Ya estaban varios pescadores contando lo sucedido y realmente fue una gran jornada, con muchas capturas y las sorpresas de las corvinas negras. No hay mucho más para contarles, sólo que aquí podemos pescar pejerreyes, lenguados, corvinas negras y lisas enormes. ¿Te lo vas a perder? Seguro que no, llamalo al guía y programá tu próxima salida.