Los argentinos seguimos buscando destinos nuevos, distintos y, ¿por qué no?, con precios más accesibles para poder seguir viajando y conociendo el mundo. Por eso hoy queremos presentar una ciudad europea preciosa, amigable y cuya temporada media la hace perfecta para ser visitada: Vilna, la capital de Lituania. Conocida por su arquitectura barroca, que se aprecia particularmente en la ciudad antigua medieval, se encuentra al oeste de Polonia y al este de Rusia. Su encanto fuera de lo común y sus credenciales ecológicas la convierten en un destino europeo destacado para conocer en 2026.

Por otro lado, hay una tendencia notable que continuará durante el año próximo y es la creciente popularidad de los viajes durante los meses de transición de junio, septiembre y octubre, antes y después de la temporada alta, en parte por una búsqueda de destinos lejos de las aglomeraciones. Es que la masificación, el ruido, la contaminación y el calor hacen que cada vez más los puntos europeos más populares sean menos atractivos para los turistas. Al respecto Vilna ofrece una alternativa poco convencional y con mucha autenticidad. Además, representa una opción de viaje verdaderamente sostenible para los turistas, ya sea llegando a la ciudad a través de la red de conexiones ferroviarias sostenibles en rápida expansión, aprovechando al máximo su accesibilidad a pie y en bicicleta, o adentrándose en los bosques y lagos que la rodean. Y en cuanto a cuándo visitarla, "abril y mayo son meses preciosos antes de la temporada alta, mientras que octubre ofrece sol, un ambiente apacible y colores gloriosos", afirma Eglė Girdzijauskaitė, directora de Comunicación de Go Vilnius, el ente de promoción de la ciudad.

Para los amantes de los viajes en tren sostenibles, Vilna presume de mejores conexiones ferroviarias con Polonia, con un servicio diario y accesible desde Varsovia. Una vez en la ciudad, cuenta con más de 140 km de carriles bici y el transporte público aumentó un 10 % en el primer semestre de 2025. Su compacto casco antiguo fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, también es ideal para explorar a pie. Reconocida oficialmente como una de las ciudades europeas menos ansiosas, ha sido nombrada la capital europea del sueño tras obtener la máxima puntuación en una encuesta realizada por expertos en sueño que analizó más de 300 ciudades europeas. La encuesta, cuyo objetivo era encontrar los mejores lugares para un sueño reparador, consideró factores como la calidad del aire, la contaminación lumínica y las zonas verdes. Al ser una ciudad muy verde, donde los árboles cubren el 48 % de la ciudad, también ofrece fácil acceso a bosques y lagos prístinos, mientras que numerosos spas y centros de bienestar urbanos ofrecen un cuidado relajante. De hecho, Lituania fue nombrado el Mejor Destino de Bienestar del Mundo en los Premios ITB de Turismo de Salud de 2025.

Destino gourmet a buen precio
La excelencia culinaria de esta capital es reconocida en todo el continente, y cuatro de sus restaurantes tienen estrellas Michelin. Combinando autenticidad y diversión, los turistas no deberían perderse el Festival de la Sopa Rosa, de tres días de duración a finales de mayo. Y sus habitantes se están consagrando también como amantes del café. Por otro lado, ofrece un entorno seguro y confortable, con calles bien cuidadas, espacios públicos tranquilos, agua potable fresca y limpia directamente de la canilla. Sin dudas tiene todo para pasar unos días sin estrés.

Es una ciudad en transformación. Como la capital de mayor crecimiento del Báltico, con una población en expansión y un PIB en rápido incremento, se está modernizando a un ritmo vertiginoso. Como resultado, antiguas fábricas y prisiones se están convirtiendo en vibrantes centros culturales y restaurantes, ofreciendo a los visitantes una experiencia única. Se puede llegar fácilmente a esta capital en vuelos directos desde Frankfurt, Copenhague, Helsinki y otras importantes ciudades europeas, y también es un punto de partida ideal para explorar la región. Gracias a sus cómodas conexiones de transporte con Riga, Tallin y Polonia, es una nueva puerta de entrada a la región.

Aquí la moneda vigente es el euro, los ciudadanos argentinos no necesitan visa para entrar a Lituania (y al espacio Schengen) para estancias turísticas de hasta 90 días en un período de 180 días; sólo se requiere un pasaporte válido con al menos tres meses de vigencia después de la salida, seguro de viaje, boleto de regreso y prueba de solvencia económica, pero siempre es recomendable consultar fuentes oficiales antes de viajar por si hay cambios en los requisitos.
Precios: un taxi o Uber desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad saldrá unos 20 euros y el alojamiento tendrá un costo por noche de entre 30 y 60 euros en hoteles de gama media. Además la ciudad cobra un impuesto de 2 euros por noche de pernocte. En un restaurante sencillo de comida típica lituana se pueden gastar unos 15/25 euros por persona.
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