. El objetivo principal es el tucunaré, una especie explosiva y ultra deportiva que embiste señuelos artificiales con ferocidad. Pero la pesca no termina allí: también se suman jornadas de “cuero”, donde se logran pirararas y rayas de tamaños colosales, un plato fuerte para los amantes del combate pesado. Foto: Eduardo Gambini
. El objetivo principal es el tucunaré, una especie explosiva y ultra deportiva que embiste señuelos artificiales con ferocidad. Pero la pesca no termina allí: también se suman jornadas de “cuero”, donde se logran pirararas y rayas de tamaños colosales, un plato fuerte para los amantes del combate pesado. Foto: Eduardo Gambini
. El objetivo principal es el tucunaré, una especie explosiva y ultra deportiva que embiste señuelos artificiales con ferocidad. Pero la pesca no termina allí: también se suman jornadas de “cuero”, donde se logran pirararas y rayas de tamaños colosales, un plato fuerte para los amantes del combate pesado. Foto: Eduardo Gambini
. El objetivo principal es el tucunaré, una especie explosiva y ultra deportiva que embiste señuelos artificiales con ferocidad. Pero la pesca no termina allí: también se suman jornadas de “cuero”, donde se logran pirararas y rayas de tamaños colosales, un plato fuerte para los amantes del combate pesado. Foto: Eduardo Gambini
. El objetivo principal es el tucunaré, una especie explosiva y ultra deportiva que embiste señuelos artificiales con ferocidad. Pero la pesca no termina allí: también se suman jornadas de “cuero”, donde se logran pirararas y rayas de tamaños colosales, un plato fuerte para los amantes del combate pesado. Foto: Eduardo Gambini
Amazonas salvaje: la aventura de pesca deportiva que todo pescador sueña
Especies como el tucunaré, las enormes pirararas y las rayas gigantes son las dueñas de una actividad explosiva y muy técnica. Un recorrido que une selva, trofeos y emoción pura a bordo de un barco–hotel.
Por Daniel Console
Eduardo Gambini, nuestro habitual informante semanal del sur de Santa Fe y Córdoba, volvió a protagonizar una de sus travesías anuales por el río Amazonas, en el vecino Brasil. Allí, como es frecuente, se obtienen trofeos únicos, especies combativas y de gran porte, verdaderas joyas de la pesca deportiva sudamericana y mundial. Con gran expectativa, la delegación encabezada por Gambini y el operador regional Hernán Fiorentini emprendió la aventura hacia uno de los lugares más impactantes del planeta. El periplo comenzó con la llegada a Manaos, para luego continuar en micro hasta Novo Airão, punto de embarque hacia el barco–hotel que sería hogar flotante durante la expedición.
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El servicio, según destacan, fue espectacular y digno de mención: navegación cercana a las 20 horas en un mini–crucero con all inclusive, que permite al pescador descansar, disfrutar y planificar la jornada siguiente. La acción propiamente dicha se desarrolla en botes de aluminio de 5,50 metros, con motores de 15 a 18 HP, dos pescadores y guía por embarcación. El objetivo principal es el tucunaré, una especie explosiva y ultra deportiva que embiste señuelos artificiales con ferocidad. Pero la pesca no termina allí: también se suman jornadas de “cuero”, donde se logran pirararas y rayas de tamaños colosales, un plato fuerte para los amantes del combate pesado.
El equipamiento requerido es variado y técnico. Para el tucunaré se recomiendan cañas de 15 a 25 lb, reeles frontales tamaño 5000 o rotativos tipo “huevito” 200 o 300, cargados con multifilamento 0,30 mm. Lo ideal es llevar dos o tres equipos armados, evitando pérdida de tiempo cambiando artificiales en una pesca extremadamente dinámica. Para el cuero, la cosa sube de escala: cañas de 50 a 80 lb, reeles frontales tamaño 10000 con nylon 0,80 mm o multifilamento 0,40 mm; o rotativos 300/400 con multi 0,40 mm. Los señuelos más usados en superficie y media agua son paseantes, popper, hélices, minnow y jigging, cubriendo así las distintas profundidades donde caza el tucunaré. Las condiciones del lugar exigen precisión: se pesca entre palos y vegetación semisumergida, con aguas poco profundas salvo en lagunas o sectores puntuales. El ataque es brutal: pique explosivo, corridas violentas, saltos y coletazos que ofrecen un duelo inolvidable. Para las grandes especies de cuero se emplea carnada natural, anzuelos 12/0, plomos pasantes de 80 g y líderes de acero de 50 cm, unidos a un bajo de fluorocarbono o nylon del 100, de dos metros de longitud, imprescindible para disuadir el ataque de las pirañas.
Para Gambini, repetir la travesía es una certeza y una necesidad deportiva. Para cualquier cañófilo, es una experiencia que —como él asegura— hay que vivir al menos una vez en la vida. Selva, agua negra, peces de combate y un escenario sin igual: el Amazonas sigue siendo el gran sueño del pescador deportivo argentino.
Servicios:
- Hernán Fiorentini. Tel.: (03382) 447311.
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