Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año. Foto: Marcelo Ruggieri.

CERCA DE CABA

5 escapadas de fin de semana acá nomás, por la Ruta 3

Cinco localidades a menos de 200 km de la Capital Federal reúnen exquisitos atractivos para disfrutar todo el año, cuando el sol brilla en el cielo. Qué hay para descubrir y saborear.

Por Marcelo Ruggieri

Muy cerca de la urbe porteña, un recorrido por un tramo de la Ruta Nacional 3 permite conocer varias poblaciones y disfrutar de sus alternativas y actividades para el visitante. Relevamos este trayecto de apenas 126 kilómetros que va desde Cañuelas hasta Las Flores, ideal para disfrutar en un fin de semana.

Cañuelas

Como en la mayoría de las ciudades, este poblado bonaerense creció alrededor de su plaza principal. La pintoresca San Martín está rodeada por el edificio municipal, que alberga una réplica de la Pirámide de Mayo, y por su moderna iglesia Nuestra Señora del Carmen de 1980, la que reemplazó a la primitiva capilla de 1866, demolida en 1977 y de la cual sólo se conserva el campanario que se ubica detrás de la nave actual. Resalta también el emblemático cine-teatro de 1938 y el centro cultural donde suelen presentarse exposiciones artísticas. Cañuelas es cabecera del partido homónimo y debe su nombre a unos juncos similares a las cañas que predominan en la región. La avenida Libertad es el camino de acceso y es donde también se concentra el polo comercial. 
Hay que detener la marcha a la altura del 1210 para apreciar una de las casonas más antiguas, construida en 1896. Unas cuadras más allá, al final de dicha arteria, la estación del tren y su lindero Parque de la Salud con gran arboleda, circuito de atletismo y juegos infantiles. Buena parte del pasado cañuelense se conserva en el museo Lucio García Ledesma (San Martín y Brandsen), con su colección de herramientas rurales, recipientes de la lechería La Martona; fotografías y testimonios locales. 

Cercano al radio urbano, el casco de la estancia La Caledonia atesora parte de la historia nacional. Allí se firmó el Pacto de Cañuelas, ante el encuentro de don Juan Manuel de Rosas (federal) y don Juan Lavalle (unitario), el 24 de junio de 1829 con miras al cese de hostilidades, la unión de la provincia y la designación definitiva de un gobernador. 
En la misma finca, ese día y previo a la firma del acuerdo, nace por casualidad (según la leyenda narrada en el apartado) el famoso dulce de leche, auténtica tradición argentina. Por aquel suceso, desde 1966 y durante el mes de noviembre se realiza la Fiesta Nacional del Dulce de Leche en el predio de la Feria Rural, que ofrece exposición y venta de productos lácteos, concursos de dulce de leche, premiación a los mejores dulces tradicionales y reposteros, degustaciones, stands comerciales, artesanos, elección de la reina, bailes folclóricos, charlas técnicas y destrezas criollas. Si la idea es pernoctar en el lugar, el Hotel de Campo Puesto Viejo, brinda excelentes comodidades para los huéspedes y la posibilidad de practicar o aprender a jugar al polo. 

Abbott

En el mojón 92 se encuentra el acceso a este tranquilo pueblo que pertenece al municipio de Monte. Apenas 600 habitantes y unas pocas manzanas, donde resaltan su sencilla capilla de 1924 y el añejo Abbott Tennis Club, una construcción inglesa que vio jugar a varias generaciones. El silencio del entorno sólo se interrumpe dos veces por día con el paso del tren carguero y su fila interminable de vagones. Las bicis predominan, los vecinos toman mate en la calle y en los alrededores, la presencia de varias estancias y countries privados. En uno de ellos, Joan Manuel Serrat solía venir para disfrutar del lugar. “Un enamorado de esta zona –comenta Pablo, oriundo del pueblo– de los árboles, los pájaros, el viento, el asado y el buen vino… estaba por aquí de manera frecuente y quienes lo vimos, sabemos que en el pueblo andaba como pancho por su casa, de plácidas caminatas, la lectura de algún libro y sobre todo como él mencionaba: ‘Sentir la naturaleza’”. 

El gran boom de Abbott es La Carpintería, cálido restaurante de campo cuyas especialidades son las pastas caseras y las carnes al horno de barro, sugiriendo como previa una suculenta picada criolla. En esta casona de llamativa fachada pintada en verde y rojo, y con una bandera argentina en la puerta, funcionó una legendaria carpintería, hasta que llegó Claudio Gellemur, titular del lugar, que cambió el rumbo y la convirtió en este emprendimiento gastronómico, donde además de disfrutar de buenos platos se pueden adquirir dulces caseros y exquisiteces en escabeche; así como presenciar la elaboración de las pastas y llevar cajas de ravioles y sorrentinos con distintos rellenos y algunos otros manjares.

San Miguel del Monte

Es interesante recorrer el casco histórico de esta ciudad bonaerense, que figura entre los clásicos del miniturismo. Hay visitas guiadas gratuitas que discurren por viejas casonas, esquinas sin ochavas, la iglesia San Miguel Arcángel (1867) que alberga la bandera del Batallón de Infantería de la Guardia Nacional de Monte y óleos de Soldi, Basaldúa y Butler; la céntrica plaza Alsina, el Palacio Municipal del año 1935, el solar del Carancho González (lugarteniente de Rosas) y el museo Guardia del Monte con testimonios del pasado local. 
Uno de los símbolos de Monte es el llamado Rancho de Rosas, sencilla morada de paredes de adobe, techos de espadaña y reatada con tientos de cuero. Data de 1817, fue propiedad de Rosas y allí el caudillo formó en 1833 el legendario cuerpo de Los Colorados del Monte para participar en las luchas de la provincia y en la Campaña del Desierto. Al comienzo, el rancho estaba en la estancia Los Cerrillos, a 29 km al sur de la localidad. En diciembre de 1987 se trasladó íntegramente a Monte mediante un complejo operativo. Debajo del piso se insertó una parrilla de hormigón armado con vigas de 70 centímetros de altura, utilizando 12 gatos hidráulicos para elevar todo este conjunto de 150 toneladas, depositarlo en un carretón metálico de 15 ejes y 120 ruedas que lo llevó hasta su actual lugar, frente a la plaza España. 

Muy cerca, el epicentro turístico principal está representado por la laguna local y su costanera que recorre todo el espejo de agua por camino pavimentado e iluminado. Allí se esparcen recreos, campings, cabañas, lugares para comer y pernoctar, paradores, sectores deportivos, escuela de vuelo, parapente, alquiler de kayaks y bicis, espacios verdes y buena arboleda. También se encuentra el Aguas del Monte Hotel & Spa, que invita a una propuesta de relax y esparcimiento con amplios parquizados, buenas vistas, pintoresca playa y extenso muelle sobre la laguna. Cuenta con habitaciones totalmente equipadas y estacionamiento. 
En la laguna se pueden practicar deportes náuticos y pesca embarcada de pejerrey. También resalta la histórica Cruz de la Misión, que evoca el paso de los jesuitas en abril de 1887. Representa la labor evangelizadora de aquellos religiosos que pretendieron educar y acompañar a los pobladores en esos tiempos primitivos. Durante los fines de semana, la plaza España se puebla de puestos y stands de artesanos montenses, que ofrecen sus trabajos y elaboración en hueso, cuchillería, indumentaria, floristería, dulces y alfajores; telar, pintura decorativa, cestería y madera. A pasos de allí, en Belgrano 282 y con entrada libre y gratuita, se encuentra la Casa del Artesano, donde también se exhiben y venden numerosos productos hechos a mano por los artistas del lugar.

Gorchs 

Desde sus comienzos, la actividad en este poblado del partido de General Belgrano se basa en el cultivo de cereales y lino, y en la producción láctea. Debe su nombre a don Andrés Gorchs, donante de las tierras donde primitivamente se construyó la estación del tren, perteneciente al Ferrocarril del Sud e inaugurada en 1892. Luego vino la formación del pueblo de la mano de don Antonino Benigno Gorchs (hijo de Andrés), el que actualmente cuenta con unos 400 habitantes. Hoy el ramal pertenece al Ferrocarril General Roca que va desde Plaza Constitución hasta Bahía Blanca, con trenes de pasajeros y de carga. Bien cerca, el río Salado cruza la RN 3 y, desde sus orillas, la pesca variada tiene buenos rindes en carpas de diversos tamaños, bagres, moncholos y la chance de muy buenas lisas, que sin duda es la figurita difícil y la más buscada. 

Las Flores

Al costado de la ruta se divisa la ciudad, último destino del circuito, aquella que por 1856 daba sus primeros pasos para prolongar su crecimiento ligado a la actividad agropecuaria circundante. Por la avenida Venancio Paz se accede hacia la zona céntrica. “La ciudad debe su nombre a las verbenas –comenta Cristian Chiodini, ligado al turismo local– que son unas herbáceas silvestres de vivos colores y que muchos años atrás tapizaban las orillas del cercano arroyo bautizado como ‘de las flores’ en virtud a ese paisaje”.   
Las vías del tren cortan el casco urbano en dos y también cambian la denominación de las calles. A poco de andar se descubre un esbelto obelisco –tal como el porteño, pero en tamaño reducido– en la intersección de San Martín con el boulevard Sarmiento, rodeado de espacios verdes. A corta distancia, la plaza Mitre irradia sus tupidos fresnos que perfuman el entorno; y al frente mismo, la Parroquia Nuestra Señora del Carmen eleva sus dos torres y sus notorias cúpulas, flanqueada por las añejas construcciones de la primigenia escuela y el Palacio Municipal, espléndido conjunto edilicio realizado en la década de 1870 por el arquitecto italiano don Pedro Petrocchi. Una impactante fuente de agua completa el complejo en el centro de la calle. 

El edificio municipal, si bien es de estilo italianizante, guarda en su interior un delicado toque francés en sus adornos y decorados, destacando el salón rojo, auténtica réplica en menor escala de los salones del Palacio de Versailles. Merece una visita el museo de Ciencias Naturales, donde se destacan distintos hallazgos realizados en la zona y en la cuenca del Salado, tales como el esqueleto de un megaterio fósil, varios caparazones de armadillos, un cordero de dos cabezas embalsamado y colmillos de mastodonte. El jardín interno cobija un aljibe hecho en mármol de Carrara de una sola pieza y, contiguo, el museo Histórico situado en lo que fuera hasta 1947 la comisaría y la cárcel del pueblo. A pocas cuadras, el Jardín Botánico creado por un grupo de vecinos florenses en 1977, con más de 200 especies entre flora autóctona y foránea, colorido puente, peces, lagos y fuentes de agua.  
En los límites de la ciudad, el parque Plaza Montero con sus 37 hectáreas en las que resalta la laguna del Difunto Manuel, bien apta para la práctica de deportes náuticos. Sobre las orillas, muy buena arboleda de eucaliptos, escuela de remo y guardería náutica, un albergue para 45 personas y camping. Hay juegos infantiles, una torre mirador, pequeño muelle, confitería y la pista del autódromo que rodea al complejo (el primero que tuvo la provincia). Circundando el espejo lacustre, “en aquella zona de juncales y tupida vegetación acuática –señala Chiodini– se asentó una isla artificial, y hoy día es hábitat de numerosas aves y grandes ejemplares de carpinchos”. En la época estival cobra vida el balneario municipal situado a 25 kilómetros sobre el arroyo El Gualichu. 
Tanto en éste como en la laguna se pueden pescar dientudos, bagres, lisas y tarariras. Los alrededores posibilitan algunos sitios para pasar unos días de descanso, tales como el Club de Campo La Anastasia, que ofrece paseos a caballo o en carruajes, clases de polo y una casa de huéspedes con todas las comodidades para 6 personas en medio de una paz sumamente agradable. Cerca de allí, el Club de Campo Los Galgos brinda similares servicios. Y  siguiendo la antigua ruta a Roque Pérez, entre molinos y sembradíos, aparece La Atropellada, añeja estancia que aún conserva su casco del siglo XIX construido en adobe y rodeado por un parque con centenaria arboleda. 
Cuenta con una casa principal y anexos (para 8 personas). Entre las propuestas: cabalgatas y paseos en carruaje, avistaje de fauna, cancha de tenis, piscina y pesca en el cercano arroyo Las Flores que atraviesa la finca. Finalmente, en los límites de la ciudad, Santa Agueda, complejo rural dedicado al queso de oveja artesanal, donde es posible adquirir sus productos y presenciar la elaboración.