Unos 50 letreros de neón brillan sobre los viejos
muros oscuros de la Soho Factory en Varsovia. La pieza favorita para
los visitantes del museo es una representación en neón del escudo de
armas de la capital polaca con la sirena(Syrenka), el símbolo de
Varsovia. “Nuestra estrella en Instagram”, dice la directora del
Museo del Neón, Izabela Michalska.
El antiguo recinto industrial atrae cada día a cientos de visitantes
con una colección de reliquias fluorescentes que les da a los
turistas una idea de cómo se utilizaba en Polonia la propaganda neón
como arma creativa durante la Guerra Fría.
Los letreros expuestos, visualmente atractivos, también ofrecen una
instantánea fascinante de la historia comunista polaca hasta que las
señales omnipresentes fueron derribadas con la caída del Telón de
Acero.
La propaganda luminosa se puso de moda tras la muerte del dictador
soviético Joseph Stalin en 1953. El nuevo gobierno comunista polaco
fue menos represivo que el anterior y optó por enfrentarse a
Occidente con sus propias armas: con fuertes recursos financieros
canalizados hacia artistas y fabricantes, Polonia imitó la publicidad
luminosa occidental para embellecer los oscuros edificios de estética
soviética.
”Polonia pretendía desarrollar una publicidad luminosa incluso mejor
que la del Oeste capitalista -explica Michalska- con la intención
de producir obras de arte”. Cientos de letreros de neón fueron colocados en edificios para iluminar las principales calles de Varsovia, Aleje Jerozolimskie y
Ulica Pulawska. Algunos de los letreros originales, como la señal de
una tienda de instrumentos, todavía brillan allí hoy.
Otras ciudades polacas también alardearon de su propia cultura neón
distintiva. Katowice, en el sur de Polonia, se convirtió en un mar de
colores, granjeándose el apodo de “pequeña Las Vegas”. La moda se
expandió tanto que incluso muchas poblaciones pequeñas exhibían sus
propios anuncios luminosos.
El neón también fue popular en otros países del bloque sovbiético
pero fue en Polonia donde alcanzó su máxima expresión con asombrosos
volúmenes de producción. ”Unos 380 millones de kilómetros de tubos fluorescentes se fabricaron entre 1950 y 1960 -finaliza Michalska-. Más o menos la distancia entre
la Tierra y la Luna”.
El boom”de los anuncios de neón entró en declive después de la
década del '70. Las señales dañadas fueron tiradas a la basura
mientras que otras simplemente consumían demasiada electricidad para
que sus dueños las conservaran. Después de la caída del Telón de
Acero, en 1989, los letreros propagandísticos en Polonia terminaron
por ser sustituidos por anuncios comerciales procedentes de
Occidente.
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