Confiado en un presentimiento y siguiendo los datos de la experiencia luego de ver cardúmenes de sardinas surcando el Río de la Plata y el Paraná Guazú, adelanté casi

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un mes la salida en busca del bagre de mar. Siempre se dijo que esta especie marina llegaba a las aguas dulces persiguiendo los cardúmenes de sardinas para lograr una mejor alimentación y así dosificar su dieta anual. Además, se sabe que el bagre ingresa
al estuario con el objetivo de cumplir su ciclo de desove, para luego regresar por los canales más profundos hacia el mar.

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La pesca del bagre representa un gran desafío porque es un pez que suele moverse en cardúmenes y sólo lo vamos a encontrar en sectores de gran profundidad y de buena correntada, con la particularidad de que en forma repentina puede dejar de comer y moverse kilómetros antes de volver a hacerlo. O simplemente puede estar y no querer comer. Esta última opción nos pone a los pescadores algo nerviosos y muchas veces no encontramos la forma de tentarlos. Los bagres de mar, también llamados mimosos o monchuelos, nadan a media agua cuando se desplazan de un lado a otro, pero casi siempre van bien al fondo del lecho para obtener su comida: es prácticamente

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imposible pescarlos a media agua. Por lo tanto, para disfrutar un buen día de pesca es necesario tener siempre la línea apoyada en el fondo y para eso debemos dar con el peso justo del plomo. Es una de las claves principales para tener éxito en la pesca del bagre.
de octubre de 2015
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