Se suele decir que el hombre propone y el clima dispone, y así fue la cosa este fin de semana que teníamos pensado ir a pescar pejerrey a laguna La Brava, el bello espejo del partido de Balcarce, pero el pronóstico de vientos mayores a los 50 km/h nos hizo buscar un plan B y terminamos concretando una escapada a un pesquero sobre el rio Salado, a unos 29 km de la laguna de Monte.
Impulsan la cría de carpas en el desierto
En esta ocasión, salimos temprano de Chacabuco junto a mi hijo Enzo y Vicente, mi nieto. En la intersección de ruta 41 y 3 nos esperaba nuestro colega y amigo Daniel Rodríguez, con quien compartiríamos una linda salida buscando las carpas e intentando probar los harinados Ultra Carp. Una vez sumado al grupo, proseguimos camino hasta el pesquero en Videla Dorna, a orillas del rio Salado. Transitamos los últimos 30 km con la ansiedad propia que nos demanda llegar a cualquier pesquero, pero al llegar a destino nos encontramos con que el lugar estaba lleno de pescadores, no había lugar para tirar una caña en toda la costa, así que tuvimos que volver a improvisar, y tras un rato de deliberar, decidimos hacer nuestros intentos en la laguna de San Miguel del Monte. El plan C sería el definitivo.
Las grandes carpas se ven en el Canal 15
Cañas en acción
Llegamos al espejo y recorrimos por su costanera hasta encontrar un lugar con sombra para pescar y pasar la jornada con comodidad. Encontramos un punto perfecto, aunque hay que decir que toda la laguna tiene lugares muy lindos, pero siendo ya el mediodía, la mayoría estaban ocupados. Elegimos un sector pegado a unos juncos y allí comenzamos a preparar nuestros equipos. No era el horario ideal, sabiendo que cuando empieza el calor los mejores rindes se dan temprano o al atardecer, pero trataríamos de dar con las carpas.
Carpa récord con mosca en Puerto Varas
Pasó más de una hora y ni un pique. Entro todos habíamos tirado cuatro cañas para carpa con harinados, una más con lombriz y otra para tarucha encarnada con filet de pejerrey, pero ninguna acusaba ningún movimiento. De repente, una de mis varas hizo una llevada hermosa, pero al llegar a la misma no había rastros del pez. Esta situación al menos nos dio la esperanza de que sacaríamos alguna carpa en la jornada.
Pasaron unos 15 minutos y Daniel salió corriendo hacia una de sus cañas que picaba. Unos minutos de pelea, y por fin, la primera carpa de la tarde. Fotos y videos, y antes de la devolución, la caña de Vicente picó suavemente. El pequeño encañó y luego de unos minutos logró una vieja del agua, la cual siguió el mismo camino que la carpa de Daniel.
Ya las caras eran otras de todos, el pique había mejorado. Pasaron unos minutos y una de mis cañas con otra llevada y una carpa que rondaría los 2,5 kg, más chica que la de Daniel. Luego Vicente lograría la última, de unos 2 kg y como las anteriores, fue devuelta a su hábitat. Para ese momento, el cielo se mostraba amenazante, y con un pronóstico de lluvia para la tarde. En común acuerdo temprano levantamos todo y, luego de despedirnos, emprendimos el regreso a casa felices por otro día pescando en familia, sin duda, uno de los grandes placeres de la vida si los hay.
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