Gracias al material brindado por Javi Koller, de Zona Pesca, nos subimos nuevamente a sus lanchas para vivir una alucinante pesca internacional. La excursión nos llevó directo a la ciudad de Quepos, en Costa Rica, un excéntrico lugar con todas las comodidades para el pescador deportivo y el turista en general. Quepos es una ciudad en el Pacífico costarricense, donde se encuentra el parque nacional Manuel Antonio. Allí visualizaremos manglares, lagunas y selvas a orilla de la playa. Muy cerca también vamos a encontrar las famosas playas de Espadilla y Biesanz. Y un poquito más al noroeste, la isla Damas, célebre por sus manglares y el avistaje de caimanes, iguanas y distintos tipos de serpientes.
En cuanto a la parte turística de la ciudad, vamos a encontrar una plaza principal donde se destacan muchos restaurantes, galerías de arte y las habituales tiendas donde conseguiremos distintos tipos de souvenires.
Y yendo estrictamente al viaje del grupo, el traslado fue hasta el aeropuerto local Juan Santamaría y, desde allí, en un transfer que tarda aproximadamente 3 horas hasta el hotel que se ubica muy cercano a la marina Pez Vela, desde donde se sale y regresa todos los días para cada una de las jornadas de pesca.
Siempre distinto
Todo el grupo se encontraba muy entusiasta y con ganas de vivir jornadas plenas de pesca comandadas por Javier, quien siempre está atento al último detalle para que todos puedan disfrutar y, más que nada, volver en próximas ocasiones. Sin duda, todos los días resultan en experiencias diferentes, por lo cual hay que estar bien preparados y tener los equipos acomodados para cada circunstancia. Sin olvidar que cada jornada es realmente una salida distinta, por lo cual en cada llegada a puerto hay que revisar y contemplar los elementos para vivir el siguiente día de pesca.
Las técnicas en este sector del Pacífico se reducen a la modalidad trolling, baitcasting y spinning. También podemos agregar, para el que se dedica, equipos de flycast. Para ejemplificar un poco, los equipos de trolling pueden ser una caña de 2,30 m acción pesada con reel tamaño J 16 al J 25 cargado con nylon de 0,70m, más una salida de fluorcarbono de 150 lb (1 lb = 0,453 kg) de resistencia.
Algunos pueden preguntarse el porqué de no usar hilo o multifilamento. Y la respuesta es que al ser reeles sin devanador y, ante la potencia y corridas de los pescados que aquí se capturan, podemos sufrir algún corte innecesario en nuestros dedos. Después va en gusto de cada uno o de poder sobrellevar la situación, lo aquí mencionado es a modo de ejemplo.
Para el baitcasting y spinning podemos usar cañas de 40 a 60 lb de potencia y reeles de marca reconocida de tamaño 5000 al 8000. Si la idea es pescar con equipos de flycast, debemos llevar cañas Nº 10/12 con reeles adecuados para utilizar líneas tanto de flote como de hundimento para ese tipo de cañas. En cuanto a señuelos, todo tipo de poppers en diferentes tamaños, minnows entre Nº 10 y 18, y algunos de profundidad en las mismas dimensiones.
¿Llevar o alquilar?
Párrafo aparte para el traslado de equipos, que si bien se pueden alquilar en destino o contar con la posibilidad de que cada barco tenga los más pesados a disposición, desde la Argentina podemos llevar los famosos tubos portacañas o bien las tradicionales cañas travellers, que suelen venir en dos, tres y hasta cuatro tramos. Va todo en gusto y en lo que tenga cada uno.
Ya arribados al hotel de Quepos, se distribuyen las habitaciones entre los pescadores y en el lobby comienza el ritual del armado de los equipos, que está a cargo de cada uno (también existe la posibilidad de ser ayudados por gente con más sabiduría y experiencia). En ocasiones suele suceder que vienen capitanes y marineros para dar una charla introductoria y ayudar con la tarea. Comentamos todo esto porque un nudo mal cerrado o un leader mal armado puede llevar a la pérdida de nuestro trofeo. Desde ya que pueden surgir otros imponderables, pero si tenemos todo prolijamente armado, restamos posibilidades de error.
En este tipo de salidas vamos a contar en cada embarcación con un capitán y dos marineros, que estarán atentos a todas nuestras necesidades. Me contaba Javi que el primer día hicieron un inshore, que consiste en no alejarse mucho de la costa para aprovechar la pesca contra piedras sobrepasando algunos manglares, y los peces costeros clásicos del lugar donde se pueden capturar barracudas, dorados y pez gallo.
Sin duda, la vuelta al hotel fue con mucha algarabía, ya que para algunos pescadores era la primera vez que la experimentaban. Pero aún faltaba lo mejor, porque a partir de la segunda jornada los barcos entrarían más de 50 km mar adentro en busca de los marlines y pez vela, especies que abundan en la zona. Este tipo de pesca se realiza haciendo trolling con carnada natural y aquí me detengo un momento, ya que el armado es todo un arte, porque cada uno de los pescaditos que se utilizan requieren un atado particular, tanto si van con anzuelos del tipo “J” como los conocemos acá o con los circulares.
Cómo se usa el reel con anzuelos “J”
Explicándolo en forma muy sintética, con el “J” usamos el reel trabado y sólo debemos afirmarnos. Con el circular, en cambio, a causa de su formato no se da un cañazo, sino que se libera un poco el reel para que lleve, y luego sí se traba y afirma. Un elemento fundamental para esta pesca a trolling es el tizer, una especie de llamador que se larga a unos 10 m de la popa y detrás de él viene la carnada.
Los piques se fueron dando en cantidad: varios pez vela, dorados, atunes y algunas otras especies. Cuando el mar estaba planchado tuvieron la oportunidad de ver nadar en superficie a cada una de estas especies, un show realmente aparte.
Algunas de las anécdotas en cuanto a algunos de esos piques que no se olvidan fue la vista de un pez vela que venía detrás y atacando el tizer –que no lleva anzuelos–. Entonces el pescador empezó a recoger para poner la carnada a la vista del pez. Todos pudieron ver en forma inmediata cómo fue atacada por un gran pez vela, que luego vendió muy cara su derrota con largas corridas y varios saltos para trarar de desprenderse del anzuelo. Una vez reducido y ya arriba de la embarcación, algunas fotos grupales e inmediatamente devolución al agua, como todas las demás capturas que nos permitieron cumplimentar nuestra bitácora de experiencias pesqueriles.
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