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PESCA | 25-09-2013 13:05

Pejerreyes al vadeo en Adela y Melincué

Las dos lagunas bonaerenses son ámbitos ideales para intentar este tipo de pesca, tan apasionante como desafiante. Galería de imágenes.
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La pesca de pejerrey al vadeo es una de las formas más emocionantes de cobrar la especie más popular entre los pescadores argentinos. Muchos aficionados a la pesca de orilla que temen embarcarse, podrán encontrar una interesante variante adentrándose en los distintos ámbitos con waders, para vivir la pesca de un modo intenso y efectivo.

En esta oportunidad relevamos dos ámbitos bien distintos, pero muy aptos para sacarles ventaja pescando con el agua arriba de las rodillas. Uno de ellos, del que hacía rato no se hablaba, es la laguna de Melincué, y el otro es más conocido pero decidimos relevarlo desde un pesquero recientemente abierto: la laguna Adela.

A 350 km de Buenos Aires por ruta 8 hasta pasar Hughes y luego tomando rutas provinciales 93 y 90 hasta la laguna, Melincué tiene características únicas en su calidad de agua e ictiofauna.

Motivados por datos de pescadores locales que venían extrayéndoles pocos pero buenos pejerreyes, decidimos visitarla a sabiendas de que no es un pesquero de grandes rindes, pero sí se constituye en una propuesta única en un radio amplio de territorio como es el centro de la provincia de Santa Fe, carente de otros ámbitos palustres cercanos. Por eso es celebrado, aunque tímido, el retorno de la especie pejerrey a esta laguna.

Inundaciones históricas

 

Para entender la dinámica acuática actual tenemos que recorrer los procesos históricos de su fauna íctica, puntualizando en tres situaciones de inundación donde fueron introducidos pejerreyes. La primera en los 60, cuando se trajeron alevinos de Chascomús. Luego, en 1979, fueron sembrados alevinos de Junín.

Y de acuerdo con datos suministrados por el aficionado local Hugo Toscano, los pejerreyes del proceso actual fugaron desde un espejo de la vecina localidad de Elortondo que había sembrado la gente del club de pesca local. “Es la primera vez en la historia de la laguna que su fauna íctica consiguió adaptarse a condiciones de baja cota de agua y alta concentración de yodo. Hemos pasado de un ph de 7 hasta 13 y los pejerreyes lo asimilaron increíblemente”, señala este pescador y comunicador local.

Con una cota alta, el yodo y las sales de la laguna se disolvían en una gran masa hídrica. Lo novedoso es la supervivencia de estos pejes pese a que la laguna luce baja: hoy Melincué es una olla casi circular de 25 mil hectáreas, que han llegado a ser 50 mil en otros tiempos. En sus orillas se ven los efectos del yodo y las sales, que al retirarse el agua lucen como un cordón desnudo sin rastros de vegetación. Aun así el pejerrey de Melincué parece haber logrado desovar, ofreciendo una alentadora progresión creciente en los rindes en los últimos años, que hoy permite aspirar –en un buen día– a una decena de piezas por jornada.

Nota publicada en la edición 492 de Weekend, septiembre de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Wilmar Merino

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