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PESCA | 02-08-2012 23:59

Pejerreyes en el Río de la Plata

Un muy buen momento para la pesca en la zona, grandes ejemplares de la especie asombraron a más de uno. Consejos y qué líneas utilizar, en esta nota.
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Cada año, promediando la mejor etapa del ciclo del pejerrey, el Río de la Plata saca a relucir todo su arte para brindarnos los máximos trofeos. Gordos y grandes ejemplares con los que no hace falta abrir por demás los brazos para demostrar la calidad de la captura. A esta altura de la temporada son varios los lugares que rinden, aunque todos con diferentes momentos y características.

El pejerrey ya busca sectores bajos para comenzar el proceso de desove. Por lo tanto, es sobre los bancos, preferentemente de conchillas, donde podremos encontrar acardumadas a la mayor cantidad de hembras robustas y bien gordas. Igualmente, aun sabiendo esta característica propia del momento, no hay que dejar de lado algunas franjas profundas de Playa Honda.

En agosto y septiembre existen cuatro sectores bien diferenciados para probar suerte. Uno es un cuadrado entre la zona sur de La Raja, los barcos hundidos Maca y Baldisera y el norte de la Depresión del palo 4. Otro se ubica entre los barcos Cientofante y Ditomaso. Un tercero es el centro de Playa Honda, trazando una línea imaginaria entre la Unen 10 y el Sofía. Y, por último, más al sur, el denominado “cementerio de los barcos”.

Una de las maneras más empleadas para dar con los grandes del Plata, es utilizando líneas de flote y con la embarcación a la deriva o gareteando. Al arribar al lugar de pesca siempre debemos aminorar la marcha de la embarcación, colocarla con la borda hacia el sitio donde vamos a lanzar nuestras líneas e, inmediatamente, arrojar el ancla de capa, que nos ayudará a mantener la deriva de la lancha a un ritmo regular.

Luego debemos formar nuestra calle de ceba, haciendo un goteo con aceite de pescado o bien colgando algunas latas de pescado en aceite con pequeños orificios en la parte superior. Sería ideal mantener la calle de manera uniforme, pero sin saturarla con mucho aceite. Una o dos gotas por segundo es más que suficiente.

Líneas y elementos

Luego es el turno de armar los equipos. Para la pesca de flote podemos utilizar reeles rotativos o frontales, según el gusto del aficionado. Como se pesca a distancia, lo ideal es usar multifilamento en la carga de los reeles: no tiene estiramiento y la clavada llega más efectiva.

Las líneas se deben armar en relación al largo de la caña. Para poder trabajar cómodos, una buena separación entre boyas es de alrededor de 1,50 m, lo que sumado a la distancia que le dejamos hasta el pilotín y más la última brazolada, nos da un buen largo en el aparejo.

Cuando pescamos de flote y al garete, la línea se arma sin boyón impulsor: es innecesario porque no debemos ganar distancia cuando lanzamos, sólo la apoyamos cerca de la embarcación y su propio alejamiento la va separando.

El pejerrey toma muy a flor de agua, entonces vamos a emplear brazoladas que no superen los 25 cm. Siempre teniendo en cuenta la intensidad del viento, porque si hay mucha marejada y colocamos brazoladas muy cortas, seguramente nuestras carnadas quedarán flotando en superficie, una situación que a veces no resulta malo, pero que no es lo ideal.

En cuanto a las carnadas, son varias las posibilidades, pero la mojarra es la mejor opción. También podemos hacer el típico sanguchito, enhebrando un par de mojarras y colgando un filet fresco o coloreado (al que le rebajamos la carne lo máximo posible). Pinchándolo una sola vez le dará mayor movilidad y efectividad a la presentación.

Rumbo a Playa Honda

Salimos en un par de oportunidades a realizar este relevamiento y encontramos al Plata en condiciones muy distintas, pero siempre con muy buena pesca. En la primera ocasión encaramos hacia la zona de los barcos hundidos Ditomaso y Sofía.

Nos tocó un día soleado con el río en calma chicha total, no favorable para la pesca. Igualmente, le pusimos muchas ganas y, tras realizar los preparativos ya descriptos, comenzamos el garete y las líneas empezaron a moverse en forma despareja sobre la superficie.

Enseguida llegaron los piques, pero eran todos pejerreyes chicos que comían a metros de la lancha, como si estuvieran detrás del goteo de aceite. Por ese motivo cortamos un poquito la ceba y recogimos unos metros de soga del ancla para que el garete fuese más ligero. Ahí cambió radicalmente la pesca en calidad. Comenzamos a ver bulos de pejerreyes muy grandes, que toreándolos un poquito con la línea se acercaban para comer nuestra carnada.

En un momento, la última boya detuvo su deriva y un burbujeo en superficie delató un gran pejerrey. Sin trabar el reel traté de mover el aparejo.Y en ese preciso instante sentí la firme llevada del flecha. Conté hasta tres y con un firme cañazo pude clavarlo como a 60 metros de la embarcación. Realmente se notaba muy grande y corría de costado a costado.

Tras unos minutos de máxima tensión logré arrimarlo, y gracias al copo pudimos levantar un ejemplar decasi 1,500 kg. A partir de aquí nos dimos cuenta de que reteniendo un poco la línea se daban los mejores portes. Y así pudimos cobrar una muy buena cantidad de pejerreyes medianos, que promediaban los 400 gramos, con varios que orillaban el kilo.

La segunda jornada nos tocó un día de mucho viento del este, nublado, muy frío y con nivel de agua encima del normal. Con estas condiciones decidimos pescar sobre los bancos cercanos del barco hundido Baldisera, que tenían un metro más de profundidad. Fue necesario contar con dos anclas de capa para no derivar muy rápido.

Y optamos por boyas con poca superficie para que no se alejaran tan rápido. Esta salida fue mejor en cantidad, pero había varios pescados chicos. Los grandes tomaron en brazoladas un poquito más largas, superiores a los 30 cm, todo debido a la intensidad de la marejada El Río de la Plata produce el efecto “volver urgente”. No hay frío ni viento ni contratiempo alguno que nos pueda hacer prescindir de una excelente jornada en el mejor pesquero de pejerrey del momento.

Nota publicada en la edición 479 de Weekend, agosto de 2012. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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Julio Pollero

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