Zealandia, ubicado entre Australia y Antártica, en el Océano Pacífico Sur, se extendía 5 millones de kilómetros cuadrados. Después de que descubriera la topografía de un puente para el cruce de animales y plantas, las investigaciones que se desarrollan para esclarecer su historia apuntan a que estaba mucho más cerca de la superficie de lo que se ha pensado hasta este momento.
La isla Lord Howe, Nueva Caledonia y Nueva Zelanda son la parte del continente oculto que asoma por sobre la superficie de Zealandia, sumergido más de un kilómetro en el océano, y declarado continente este año como consecuencia de la publicación de un estudio en la revista de la Geological Society of America (GSA), tras 20 años de petición oficial para que así se lo considerase.

La expedición que ha descubierto las pruebas del pasado de Zealandia, cuyo terreno equivale al del subcontinente indio, investigó durante 9 semanas y perforó el suelo marino en seis sitios diferentes a una profundidad mayor a 860 metros. Así obtuvo muestras de sedimentos que registran los cambios en la geografía, el vulcanismo y el clima de Zealandia en los últimos 80 millones de años.
Gerald Dickens, profesor de la Universidad Rice, en Estados Unidos , asegura que “el hallazgo de conchas microscópicas de microorganismos que vivieron en aguas cálidas superficiales y de esporas y polen de plantas terrestres revela que la geografía y el clima de Zealandia eran dramáticamente diferentes en el pasado. Los nuevos descubrimientos ratifican la formación del llamado ‘Anillo de Fuego del Pacífico’, una región activa en este perímetro, que provocó cambios severos en la profundidad del océano, en la actividad volcánica, y alteró los fondos marinos de Zealandia.


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Rupert Sutherland, investigador de la Universidad Victoria en Nueva Zelanda, observa que “la investigación tiene implicaciones importantes para entender grandes preguntas científicas, como por ejemplo, cómo las plantas y los animales se dispersaron y evolucionaron en el Pacífico Sur”. Y subraya que “el descubrimiento de tierras pasadas y de mares poco profundos proporciona ahora una explicación: había caminos para que los animales y las plantas se trasladasen”.
La investigación, que aún no ha concluido, se centrará en comprender cómo se mueven las placas tectónicas y en cómo funciona el sistema climático global. El compendio de datos ayudará a elaborar modelos para predecir futuros cambios en el clima.
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