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PESCA | 30-10-2017 08:19

La Rovea: una laguna agreste y muy poco conocida

En la zona de Villa Cañás, Santa Fe, capturamos pejerreyes en cantidad y de muy buena calidad. Un espejo poco conocido que también rinde bien en verano. Galería de imágenes.
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Recorriendo distintas rutas del país, y conociendo diferentes ámbitos, dimos con un espejo agreste en la provincia de Santa Fe que realmente nos sorprendió. Villa Cañás es una ciudad del departamento de General López, provincia de Santa Fe, que alcanzó el estatus de ciudad el 26 de diciembre de 1985. Está situada a 180 km de Rosario, principal centro urbano de la provincia, y a 346 km de la capital provincial. Se ubica a la vera de la Ruta Provincial 94, a 20 km de la Ruta Nacional 8 y a 47 km de la ciudad de Venado Tuerto.

Cómo llegar

Como La Rovea es un ámbito poco frecuentado, vamos a mencionar varias vías de acceso. Desde Capital Federal, tomar RN 8 hasta el Km 340, doblar a la izquierda para tomar la RP 94, y recorrer otros 20 km de asfalto hasta Villa Cañás. Otra opción desde Buenos Aires consiste en llegar por RN 7 hasta Junín, empalmar allí con la RP 65 y, una vez en la localidad de Teodelina, tomar la RP 94 hasta llegar a Villa Cañás. Si se viaja desde Rosario: por RN 33 hasta la localidad de Venado Tuerto y desde allí por RN 8 en dirección a Buenos Aires hasta empalmar con la RP 94. Por último, en caso de partir desde la ciudad de Santa Fe, transitar por autopista en dirección a la ciudad de Rosario para, una vez pasada la localidad de San Lorenzo, continuar por la RN A012 y luego por la RN 33 hasta llegar a la localidad de Firmat. Desde allí, seguir en dirección sur por la RP 93 hasta Melincué y tomar la RP 90 a Chapuy. Finalmente, empalmar con la RP 94 que lleva a la localidad de Villa Cañás completando los 360 km de distancia. Nos separan desde la ciudad 12 km de camino de tierra, complicado para transitar en caso de lluvias.

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La pesca y los equipos

El ámbito es totalmente agreste y se está trabajando en su infraestructura. Posee bajada para embarcaciones y rampa desde donde se las bota a través de un tractor. Se puede acampar llevando todos los elementos propicios y necesarios (cuenta con luz eléctrica en la casilla de los guías).  En el lugar se venden mojarras para usar como carnada. El ámbito cuenta con 7.000 hectáreas, con una profundidad máxima de 5 m en algunos lugares. Junto a Hernán y Alejandro, guías del lugar, una vez que teníamos la embarcación en el agua y mientras navegábamos a velocidad crucero, empezamos a armar nuestros equipos: cañas de 4 m, reeles con multifilamento y nylon, líneas de tres boyas con anzuelos N° 1/0 y brazoladas de entre 15 y 30 cm debido a que el pez se encuentra comiendo en superficie, por eso también utilizamos mojarras vivas de medianas a grandes.

Muchos pejerreyes

En el lugar elegido por los guías –que fue casi la costa de enfrente al pesquero– dimos comienzo al primer garete, con una brisa suave que nos llevaba de norte a sur de la laguna. Aparejos al agua y de inmediato empezaron los piques. En ciertos momentos podíamos apreciar el cardumen de pejerreyes comiendo en superficie y jugando con las boyas. Concretamos piezas muy robustas, que rondaron entre los 400 y 600 gramos. La primera pasada gareteando fue muy exitosa.  Decidimos probar en modalidad anclado, así que fuimos a un juncal raleado casi en la costa sur de la laguna. Ingresamos botando la embarcación para tratar de hacer el menor ruido posible. Impresionante ver la cantidad de flechas que se desplazaban desde adentro de los juncos. Sin perder más tiempo anclamos y nuevamente líneas al agua con tiros cortos. Los piques se dieron uno tras otro con ejemplares de 35 a 45 cm, y una muy buena calidad de piezas sanas y vigorosas.

Siendo el mediodía y con una pesca totalmente exitosa, decidimos hacer un último garete volviendo al lugar del comienzo de la primera pasada, que nos había dado muy buen resultado. Y no nos defraudó: las piezas fueron destacables. Hernán y Alejandro concretaron dobletes, y yo flechas que superaron los 800 g. La forma del pique es la siguiente: comen muy remisos y dan toquecitos suaves. Lo aconsejable es usar línea tramposa y boyas súper livianas (madera balsa o poliuretano), y no apurarse a concretar el pique, sino dejarlo que coma bien y que lleve. Ese es el momento en que nos va a satisfacer ver en nuestro aparejo a estos robustos flechas.

Algo para destacar es que si desea pescar con filete, en la laguna no hay dientudos, pero sí otras especies como bagres, carpas y tarariras de buen porte (aunque por el momento no están tomando los cebos debido a que las temperaturas no son las ideales para ellas). Si se levanta mucho viento, el pique desaparece. Lo ideal es buscarlo cuando sopla una suave brisa. Las aguas de La Rovea son limpias, de color marrón oscuro, por lo que se aconseja usar boyas blancas o combinadas con color naranja, rojo o verde limón. Si pescamos con sol de frente, emplear boyas negras pero que sean con la panza blanca. La cuota es de 25 piezas mayores a 25 cm por aficionado. Y la pesca se realiza sábados, domingos y feriados. Un detalle importante: este ámbito rinde muy bien en verano. El lugar no posee botes en alquiler, se cobra un cánon por persona al ingresar al pesquero, ofrece servicios de guías en cómodas embarcaciones, y también está permitido botar las propias abonando la bajada.

Historia de Villa Cañás

Al sur de la provincia de Santa Fe, la población de Cañás se compone en gran parte por hijos de inmigrantes italianos y españoles, detectándose además la presencia de otras nacionalidades europeas. Como casi siempre suele ser, el centro es la plaza 9 de Julio, caracterizada por las hileras de tilos. Los deslumbrantes chalets se suman a esta serie de aspectos distintivos que hacen de esta comunidad santafesina un atractivo lugar para visitar y recorrer turísticamente. Villa Cañás cuenta con hoteles, cabañas y la posibilidad de hospedajes residenciales y casas de familia que pueden alquilarse por fin de semana o por la temporada de pesca.

De Diego de Alvear a Ignacio Ballesteros, y de éste al español Juan Cañás, las tierras sobre las que hoy se erige la localidad encuentran su fundador en el último propietario, quien para el 17 de mayo de 1902 ya había logrado la aprobación gubernamental de los planos del pueblo. En 1902 también sería nombrado el juez de paz y habilitada la estación del Ferrocarril San Martín. Un año más tarde, Villa Cañás tendría su primera comisión de fomento y una significativa población conformada en su mayoría por italianos y españoles. Sin duda, un lugar con pesca y muy buena gente.

Nota completa publicada en revista Weekend 541, octubre 2017.

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