Sunday 23 de March de 2025
ARMAS | 17-02-2025 15:00

El Batallón 6888: las mujeres que mantuvieron viva la esperanza en medio de la Segunda Guerra Mundial

Rescatadas por una película de Netflix, la historia de este destacamento que fue enviado a Europa para encargarse de redistribuir la correspondencia estadounidense durante la contienda. Recién recibieron reconocimiento en este siglo.
Ver galería de imágenes

En el fragor de la Segunda Guerra Mundial, cuando el estruendo de las bombas y la incertidumbre del mañana marcaban cada día, había un lazo frágil pero vital que mantenía en pie a los soldados en el frente: las cartas. Cada sobre que llegaba desde casa era más que un pedazo de papel; era un respiro en medio del horror, un ancla a la vida que habían dejado atrás, una prueba de que alguien los esperaba. Sin embargo, en 1945, ese hilo de esperanza estaba a punto de romperse. El ejército estadounidense enfrentaba un problema inesperado pero crítico: una montaña de más de 17.000.000 de cartas y paquetes atascados en almacenes oscuros y húmedos de Europa, sin personal suficiente para distribuirlos. Los soldados pasaban meses sin noticias de sus familias, lo que minaba su moral y su capacidad para seguir luchando.

0217_batallon

Fue entonces cuando un grupo de 855 mujeres afroamericanas, las integrantes del Batallón 6888, asumió la titánica misión de restaurar esa conexión rota. Conocidas como el Seis Triple Ocho, no sólo desentrañaron el caos de la correspondencia de guerra, sino que también enfrentaron el racismo, el sexismo y el peso de ser vistas como una anomalía en un ejército segregado.

Misión imposible: lo hicieron en la mitad del tiempo

Cuando el Pentágono le asignó al Batallón 6888 la tarea de organizar esa avalancha de correspondencia, les dieron seis meses para completar la misión, pero lograron hacerlo en sólo tres. Las mujeres del Seis Triple Ocho llegaron a almacenes infestados de ratas, donde las cartas estaban apiladas sin orden, algunas con destinatarios tan vagos como “Johnny, 1ª División Blindada”. Con un sistema innovador de clasificación y turnos de 24 horas, trabajaron sin descanso para que cada carta encontrara su camino. Sabían que lo que hacían no era solo un trabajo logístico; estaban devolviendo la esperanza a miles de hombres en el frente.
Pero su mayor batalla no fue contra el desorden del correo, sino contra los prejuicios de su propio país. A pesar de llevar uniforme y servir en una misión oficial, fueron recibidas con desconfianza y desprecio, incluso por sus propios compatriotas. En una sociedad profundamente segregada, las tropas blancas miraban con escepticismo a estas mujeres negras en uniforme. En los comedores y espacios comunes, muchas veces se les negaba el acceso o se les obligaba a sentarse separadas del resto. En algunas ciudades europeas donde estaban destinadas, los soldados estadounidenses esperaban que respetaran la misma segregación racial impuesta en los Estados Unidos, aunque la población local no tuviera tales restricciones.

0217_batallon

Los rumores malintencionados no tardaron en circular. Se decía que estas mujeres no estaban allí para trabajar, sino para “entretener” a los soldados, una difamación cruel que no sólo ensombreció su servicio, sino que también puso en riesgo su seguridad y dignidad. Incluso dentro del propio ejército la discriminación era evidente. Mientras que otras unidades femeninas recibían cierto reconocimiento, al Seis Triple Ocho se le negaban muchas de las comodidades básicas otorgadas a sus colegas blancas. Sus logros eran minimizados y sus esfuerzos, ignorados.
A pesar de todo, ellas siguieron adelante. No permitieron que la discriminación las detuviera. Con disciplina, profesionalismo y determinación, demostraron que eran tan capaces como cualquier otra unidad, desafiando no solo el caos del correo, sino también los estereotipos de género y raza que intentaban relegarlas al olvido.

El reconocimiento: tardío, pero eterno

Cuando el Batallón 6888 terminó su trabajo en el Reino Unido, fue enviado a Francia, donde continuó con la misma dedicación. Sin embargo, al regresar a los Estados Unidos, no hubo desfiles ni medallas. Sus hazañas quedaron sepultadas en los márgenes de la historia durante décadas. Pero la verdad siempre encuentra su camino. En 2009, la mayor Charity Adams Earley, líder de la unidad, fue honrada póstumamente por su servicio. En 2018 se inauguró un monumento en su honor en Fort Leavenworth, Kansas. Y en 2021, el Congreso de los Estados Unidos les otorgó la Medalla de Oro del Congreso, el mayor honor civil del país.
Ahora, en 2024, su historia finalmente recibe la atención que merece con The Six Triple Eight, la película de Netflix dirigida por Tyler Perry y protagonizada por Kerry Washington. Más que un filme, es un homenaje a estas mujeres que, sin disparar una sola bala, fueron esenciales en la guerra.

0217_batallon

El impacto del Batallón 6888 fue más allá del correo de guerra. Su labor allanó el camino para la desegregación de las Fuerzas Armadas en 1948 y abrió puertas para futuras generaciones de mujeres en el ejército. Hoy su historia es un recordatorio de que la guerra no sólo se gana en el campo de batalla. Se gana en los actos invisibles, en quienes mantienen en pie la esperanza, en quienes se aseguran de que una carta llegue a su destino.
Las mujeres del Seis Triple Ocho organizaron la correspondencia y tejieron los hilos de la humanidad en medio del caos. Gracias a ellas, millones de soldados supieron que no estuvieron solos.

Galería de imágenes

Laura Trípodi

Laura Trípodi

Comentarios

También te puede interesar

Más en