El .22 WMR nació en 1959, de la mano de Winchester, como un sustituto de alto poder del clásico .22LR que comenzaba a cobrar popularidad en esas décadas. Presentado como el cartucho con más potencia del mercado, rápidamente comenzó a ganar adeptos, que hasta el día de hoy no lo cambian tanto para el tiro al blanco como para caza de liebres o zorros.
Oxido: ese enemigo lento y silencioso
Se trata de una munición encamisada completamente, lo que le permite entre otras cosas, la posibilidad de producirla como JHP o punta hueca, además del clásico FMJ o encamisado de metal. Esta bala de 40 g de peso, tiene una salida estandarizada de cañón de 2000 ft en el caso de un rifle y de 1550 ft si se la dispara desde una pistola.
Es una munición que entrega mucha potencia, además de velocidad, lo que la hace ideal para la práctica de tiro a distancia, aunque también será más que útil si se quiere utilizarla para practicar caza menor. Esto es ya que la velocidad que desarrolla en los primeros segundos, permitirá alcanzar blancos a distancias de entre 50 y 100 m, pero con la suficiente potencia para derribar una liebre.
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