Thursday 28 de March de 2024
TURISMO | 14-03-2023 07:01

Visita a la Estancia Harberton: un viaje al pasado de Tierra del Fuego

La fue la primera de la isla y conserva toda la tradición de los primeros pobladores. Una historia de sacrificio y hermandad con los aborígenes. A pocos kilómetros e Ushuaia. Galería de fotos.
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Patricia Daniele
Patricia Daniele

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Editora Ejecutiva de revista Weekend y su web, Editora General de Vivo.Perfil.com y de Luna teen.perfil.com. Columnista de espectáculos en Radio Perfil y Reperfilar. Especializada en turismo y servicios al turista, gastronomía y lifestyle, series y TV paga, teatro y recitales, tendencias del mundo joven. TW e IG. @pato_daniele

Como territorio del extremo sur, la isla de Tierra del Fuego necesitó de la inmigración para crear su población. Ocupada originalmente por aborígenes, recibió una misión anglicana a comienzos de 1869 en una ubicación próxima a lo que luego sería Ushuaia. Un año después se designó al reverendo Thomas Bridges como su superintendente. Años más tarde, en 1881, las autoridades argentinas firmaron el tratado Austral con Chile, por lo que el 12 de octubre de 1884 el Comodoro Augusto Laserre creó la subprefectura argentina junto a la misión anglicana, izando así la bandera nacional con el objetivo de reafirmar la soberanía en la zona. No hubo delineación de calles ni manzanas hasta 1894 pero el caserío en expansión se volvió un pintoresco pueblo multicolor. Algunas de esas hermosas casas se conservan hasta hoy y albergan bares, restaurantes y dependencias oficiales.

Cuando se viaja a Ushuaia, hay una visita muy recomendable para conocer otro aspecto de la historia profunda de esta zona y es ir a la Estancia Harberton, fundada justamente por el reverendo Bridges cuando en 1886 renunció a la misión anglicana y consiguió que el gobierno argentino le donara por ley ocho leguas de tierra y 20 islas ubicados en el Canal Beagle. Así se creó la primera estancia de Tierra del Fuego, cuyo nombre proviene el pueblo en el que nació la esposa del propietario, Mary Ann Varder, de la zona inglesa homónima de Devon.

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Y la visita para conocerla y recorrerla realmente vale la pena. La travesía es en catamarán, el Ushuaia Explorer de Tolkeyen Patagonia; comienza en el Puerto Turístico y se prolonga por unas tres horas porque se van avistando el faro Les Eclaireurs, de 1920 que hoy es automático y funciona a energía solar; la isla Alicia para observar cormoranes imperiales o falsos pingüinos (se les parecen mucho), así como una importante colonia de lobos marinos de un pelo; ver la silueta de Puerto Almanza con apenas 80 habitantes; las islas Gable y Martillo, donde se detectaron 17 especies distintas de pingüinos.

Todo lo va contando Susana por los altoparlantes mientras el barco avanza lentamente. Y al promediar las tres horas de viaje advierte: “En 15 minutos, todos los que bajan en Harberton tienen que estar preparados porque el descenso se hace rápido y nosotros emprendemos el regreso al puerto de Ushuaia”. Unas 15 personas obedecemos la indicación y nos preparamos para separarnos del resto del contingente. Son más de las 12 y en tierra nos reciben para llevarnos al restaurante y casa de té, con la indicación de que luego de comer haremos las dos visitas guiadas que propone el lugar.

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El restaurante es grande, domina la estancia desde una colina y ofrece un menú ejecutivo compuesto por plato principal, postre, agua y té o café por unos $ 4.500 (según la elección). Son pocas opciones que satisfacen hasta a los veganos. Se recomiendan el guiso de lentejas (foto arriba) con cordero y la sopa Harberton, que tiene de todo y perfecta para combatir el frío. El postre es torta de ruibarbo. Y el té viene en una tetera vestida al crochet, como marca la tradición británica. También se puede llegar por tierra a comer o tomar el té, como un numeroso grupo de motoqueros con los que compartimos el restaurante. Y si desean conocer el lugar, la visita guiada tiene un costo de $ 5.000 (abre su tranquera a las 14).

En el paseo vamos a descubrir que tienen su propia huerta desde 1885: funciona en el tiempo cálido y se tapa cuando llegan las primeras nevadas. Todo se aprovecha en la cocina del restó, que además está decorado con piezas de todas las épocas de la estancia, desde arcones y radios antiguos a ruecas y prensas. Es solo el anticipo de lo que se va a ver después.

Temporal = cambios radicales

Como dijimos, la estancia se fundó en 1886, en un clima muy hostil. Pero la casa principal, una prefabricada de tres plantas que vino en barco desde Inglaterra, está bien reparada. Es que los yamanas le recomendaron a Bridges dónde instalarla 140 años atrás. Sí, la relación entre el británico y los aborígenes era excelente, incluso compiló un diccionario yagán-inglés que dejó como legado. Y la guía explica: “Si bien no es la primera casa de Tierra del Fuego, sí es la más antigua que se mantiene en pie”. Además está instalada donde el suelo rocoso brinda mayor profundidad. Su interior no se visita porque es la morada de Tommy Goodall (de 89 años), descendiente de Bridges. Hay otra casona, más moderna, también grande y ubicada junto a la costa, en la que viven sus hijos. Los antepasados están en el pequeño cementerio familiar, pues ya van por la sexta generación.

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Cerquita, en un trekking tranquilo en el que se repasan las especies de flora que habitan el lugar, se pueden ver dos réplicas de chozas aborígenes a tamaño real, capaces de albergar a dos familias de yaganes, ubicadas con vista hacia el canal. Hasta 1995 Haberton se autosustentó como estancia ganadera, principalmente ovinos. Pero en ese crudo invierno, una nevada persistente mató al 95 % de las ovejas y decidieron dedicarse exclusivamente al turismo.

El enorme galpón de esquila, de madera agrisada por el tiempo, da prueba de ese antecedente: allí se muestra el proceso manual en el que cada trabajador cobraba por oveja terminada (les pagaban con víveres), adónde colocaban los animales para el conteo y cómo se armaban los fardos de 200 kg de lana que luego iban para Inglaterra en barco. También hay vehículos históricos como un precioso Jeep Willys que se usó para marcar el trazado de la Ruta J y el cuidado Triumph de Clarita que todavía funcionaría si se le cambiara la batería.

Museo de biodiversidad

La esposa de Tommy, la estadounidense Natalie Prosser, fue una bióloga aficionada que comenzó a recolectar y catalogar los restos óseos que encontraba en la costa y a generar una importante colección que se encuentra en el museo Acatushún de la estancia y sigue creciendo pese a su fallecimiento en 2015. Hoy son grupos de voluntarios que salen a explorar las costas y a traer restos de ballenas, pingüinos, aves y lobos marinos que, de manera artesanal, son limpiados para ilustran la segunda visita guiada, en la que se van enumerando las características de cada animal presentado allí. Y luego nos llevan hasta la Casa de Huesos, un galpón pequeño y oloroso donde se hace el proceso de limpieza.

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La recorrida culmina pasadas las 16, momento en que un micro de la empresa de turismo nos lleva de regreso al centro de la ciudad. Una hora y media de viaje que sirven para pensar en los duros inviernos que habrán pasado esos hombres y mujeres que habitaron la primera estancia fueguina hace más de 100 años, y admirarlos. Ushuaia nos espera con su extenso centro comercial, rica comida y souvenires para llevar en el regreso.  

  • Estancia Harberton: a 90 km de Ushuaia, Ruta J, Km 43,
  • Tolkeyen Patagonia Turismo: excursión marítima a la estancia Harberton, $ 35.000 por persona, no incluye el almuerzo.

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Patricia Daniele

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Editora Ejecutiva de revista Weekend y su web, Editora General de Vivo.Perfil.com y de Luna teen.perfil.com. Columnista de espectáculos en Radio Perfil y Reperfilar. Especializada en turismo y servicios al turista, gastronomía y lifestyle, series y TV paga, teatro y recitales, tendencias del mundo joven. TW e IG. @pato_daniele

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