Friday 19 de April de 2024
SUPERVIVENCIA | 24-03-2020 22:19

Cinco claves de los astronautas para soportar la cuarentena

El aislamiento y la distancia social generan roces entre los convivientes y depresión en quienes viven solos. Astronautas que orbitaron el espacio en soledad aportan sus claves para combatir estos problemas.
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Los astronautas deben enfrentar numerosas dificultades, entre ellas la falta de compañía, que puede a veces volverse la más desalentadora. La lejanía del hogar, sin duda, puede incrementar la sensación de soledad. El 28 de marzo de 1934 el almirante estadounidense Richard Byrd estaba de pie frente a su refugio antártico, viendo cómo dos tractores rojos desaparecían en el vacío de la barrera de hielo de Ross. Había decidido vivir solo en una aislada base para estudiar el clima durante el invierno. No vería tractores ningún indicio de humanidad por más de cuatro meses. En su diario escribió: "las cosas del mundo se redujeron a nada". Esa es la sensación que probablemente más de una persona sienta en estos momentos de cuarentena obligatoria y distanciamiento social. 

Los cinco consejos para mantener a raya estos sentimientos que se refuerzan día a día vienen de la mano de los astronautas y de los estudios que la NASA y otros organismos espaciales elaboran para una mejor convivencia en el espacio.

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1) Llevate bien con tus compañeros de tripulación

Se acabaron los días en que los hombres de fuerte ego y carácter eran considerados "de buena madera". Ahora los atributos que más valoran los gerentes de recursos humanos es que alguien trabaje bien en equipo. Los psicólogos espaciales rusos llegan incluso a analizar el lenguaje corporal y tono de voz de los candidatos para asegurarse de que serán compatibles entre sí.

La estrategia es desarrollar un clima ameno de trabajo sin volverse amigo de los colegas. Después de todo, se trata de una tripulación, no de un grupo de amigos de vacaciones. Este es el enfoque que recomienda el piloto del módulo de comando del Apollo 15 Al Worden. "La relación tiene que ser profesional", dice. "Tiene que haber alguien que comanda, y tiene que haber gente trabajando para (esa persona) y se tiene que mantener ese estatus durante el vuelo si se quiere mantener una mínima salud mental". En una casa debe ser similar, si bien son familia, alguien debe llevar una voz de mando no autoritaria, sino que lidere un equipo sabiendo interpretar las necesidades de todos los integrantes y organizando en consecuencia. 

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2) Hacete amigo de un robot (o una mascota)

Digamos que no te estás llevando muy bien con tus compañeros de misión. ¿Qué tal un cibercolega? Los astronautas de la Estación Espacial Internacional (EEI) compartieron el lugar con Robonaut 2, un torso humanoide de cabeza dorada montado sobre un poste. La idea es que con el tiempo los robonautas sean capaces de llevar a cabo tareas repetitivas que requieren precisión, sin cometer el tipo de errores que cometen los humanos. El robot es capaz de reconocer a su amo y responder a sus órdenes.

Muchos hospitales utilizan perros para ayudar a los pacientes a recuperarse, y los investigadores que desarrollaron estos robots aseguran que una mascota puede ser igual de efectiva; al menos en ciertas situaciones, como ayudar a reforzar funciones cerebrales en adultos mayores con problemas cognitivos. En el futuro inmediato será impracticable llevar al espacio un gato o un perro de verdad -además de ser poco práctico-, al menos hasta que alguien invente la gravedad artificial. Así que una mascota robot parece ser una buena idea, que puede replicarse en cuarentena en la Tierra con una de carne y hueso.

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3) Intentá mantenerte en contacto

Los astronautas que han pasado largos períodos en el espacio sugieren que es extremadamente importante mantener los lazos emocionales con la gente en tierra. Unas fotos de casa, una respuesta en redes sociales o una charla con un entusiasta de radio de onda corta pueden hacer una gran diferencia en el estado de ánimo de un astronauta. También ayuda, en el caso de la EEI, que todas las comunicaciones son a través de individuos llamados "comunicadores de cápsula": habitualmente, también astronautas que pueden entender qué les está sucediendo a sus compañeros que están en el espacio. 

Aún estando en órbita alrededor de nuestro planeta, a 350 km de distancia, donde no hay demoras, la mayoría de la conversaciones entre los astronautas y las bases terrestres en audio y video se dan en horarios fijados por el equipo en tierra y a veces sucede que conversaciones que deberían ser privadas son escuchadas por terceros. El correo electrónico les ha hecho la vida más fácil pero también puede ser interceptado.

La conclusión es: mantenerse en contacto con familiares, amigos, compañeros de trabajo. Si es posible, efectuar videollamadas. Ver los gestos es más alentador que oír solo la voz o intercambiar mensajes por redes. Las palabras escritas no tienen tono y quien decodifica puede darle un sentido completamente diferente al de la intención del emisor. 

4) Mantenete ocupado

Hasta hace poco un vuelo hasta la EEI llevaba casi tres días en una estrecha cápsula rusa Soyuz. Un astronauta europeo que pasó por esta experiencia (y prefiere no revelar su nombre) dice que lo peor es el aburrimiento. Luego del entusiasmo de los días previos al despegue y la excitación del lanzamiento, se encontró atrapado en una lata sin nada que hacer. Es difícil imaginar qué se puede hacer dentro de una de estas cápsulas Soyuz.

Quienes participaron de la misión Mars500 experimentaron una sensación similar. Aunque el viaje de 520 días y el aterrizaje fueron simulados y tuvieron lugar en una maqueta de una nave espacial en un suburbio de Moscú, la tripulación tenía muchas actividades para mantenerse ocupada. Fue en el viaje de regreso, habiendo completado el objetivo de la misión y sin mucho que hacer, que llegó el aburrimiento.

Los exploradores antárticos confinados en invierno en sus refugios han tenido que lidiar con el mismo problema. En el viaje del capitán Scott de 1910-1912 los miembros de la expedición se pasaron el invierno reparando su equipo, jugando, tocando música e incluso publicando su propio diario. Es una buena oportunidad para aprender a sacar fotos, tocar un instrumento, realizar tareas en casa, leer, practicar idiomas, poner en práctica nuevas recetas de cocina, hacer cursos virtuales… Todo sin salir del hogar, solo es cuestión de encontrar en internet el tutorial adecuado. O plantearse un cronograma de actividades al gusto propio. La consigna es mantenerse ocupado. Dormir la siesta se puede, pero no abusar.

5) Disfrutá de tu propia compañía

Si necesitamos tener una constante interacción social es posible que el espacio no sea para nosotros. Cualquiera que pasa un tiempo importante fuera de casa aprende a disfrutar de su propia compañía y de la privacidad de tener su espacio propio. Aún en la relativamente menuda EEI hay lugares donde estar solo, desde los pequeños compartimentos de los que se apropian los astronautas hasta módulos desocupados. Para algunas personas el problema puede no ser la soledad sino el exceso de compañía.

Al Worden tiene este consejo: "Tienes que mantener la distancia entre las personas. Si llegas a un punto en un vuelo en que tienes que descansar, no hacer nada por un rato, necesitas saber que puedes estar solo sin sentirte obligado a hablar con todo el mundo".

¿Cómo le fue entonces al almirante Byrd en su refugio antártico? El capítulo de su libro que narra los sucesos de principios de junio lleva por título "Desesperanza". Cuando un grupo que venía a tomar su lugar lo encontró, finalmente, el 11 de agosto, se encontraba en muy mal estado, débil, abatido. Él mismo describe como "en ese milagroso instante, toda la desesperanza y sufrimiento... desapareció y me sentí como si hubiera vuelto a nacer". Así que si acabás de aceptar un viaje de ida a Marte, tal vez te interese conseguir una copia de “Solo” (Alone, en inglés), su relato de cómo logró soportar los largos y oscuros silencios de la noche antártica. Además, hacete amigo de otros astronautas (colegas de trabajo u oficio, más allá de los que ya tengas), practicá conversar con robots (mascotas), cultivá tus habilidades en redes sociales, interesate en un pasatiempo y aprende a disfrutar de tu propia compañía.

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Marcelo Ferro

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