Thursday 18 de April de 2024
PESCA | 26-02-2020 16:36

Las truchas también están en cuarentena

Una planta chilena de procesamiento de pescado de Piedra del Águila, Neuquén, necesita importar de ovas de trucha arco iris desde Dinamarca. El ingreso no fue autorizado porque podría acarrear enfermedades.

El 23 de febrero próximo pasado, el diario Río Negro dio a conocer dos problemas vinculados con la instalación de una planta chilena de procesamiento de pescado de Piedra del Águila, Neuquén: la importación de ovas de trucha arco iris, desde Dinamarca, y la ubicación del lugar donde los permanecerán en cuarentena. La empresa necesita importar ovas de dicho país europeo, debido a que los cambios genéticos que poseen aceleran el proceso de producción, es decir, le permiten una mayor rentabilidad al proveer más rápidamente el tamaño de trucha para sacrificio.

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El conflicto recrudeció cuando la Autoridad Interjurisdiccional de las Cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro (AIC) “no autorizó el ingreso de un cargamento de ovas proveniente de Dinamarca, porque considera que existe el riesgo de traer enfermedades que podrían afectar la vida acuática. La producción de truchas del embalse Alicurá y el embalse Piedra del Águila está libre de enfermedades. Al no estar afectada se le da un estatus sanitario muy alto a la producción local. Además les permite producir truchas sin utilizar antibióticos, ni fármacos”.

Primero, aclaremos que la AIC define como su objeto entender “en todo lo relativo a la administración, control, uso y preservación de las cuencas de los ríos mencionados”. Segundo, y muy llamativo para mí, no existe una sola palabra sobre este tema en su muy actualizada web. No digo que tengan la obligación de exponerlo, pero debo felicitar al cronista anónimo del periódico rionegrino que debe haber mantenido un contacto personal con dicha entidad para armar esta nota. 

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En  tercer lugar nos parece una acertada medida, la prohibición. El mismo AIC colaboró en un trabajo de la Fundación del Proyecto Wet International, llamado “Agua y educación”, en cuya guía para que los docentes enseñen a sus alumnos dejan en claro que “la introducción poco criteriosa de especies exóticas de peces produce desequilibrios ecológicos debido a la carencia de competidores específicos en el medio acuático”. Es, precisamente, lo que pasó con las truchas, introducidas desde 1904, las que, por su metabolismo, se transformaron en cúspide de la pirámide alimentaria de las aguas patagónicas, disminuyendo considerablemente la población de especies autóctonas, como el puyén. 

Además, Fernando Curetti, presidente de la AIC, “envió una nota manifestando que la empresa no cumplió con el estudio de impacto ambiental, y que no es viable realizar la cuarentena sobre la cuenca. Es que el centro en que deseaban colocar los peces a la espera de la aprobación que dé el SENASA para podes colocarlos en las aguas del río Limay estaba muy cerca del embalse Piedra del Aguila, con lo cual cualquier escape provocaría el derrame de truchas sin control oficial en la cuenca del río Negro.

La presión, sin embargo, viene revestida del otorgamiento de trabajo que dé esta empresa frente a las grandes necesidades económicas que sufre el pueblo neuquino. Facundo López Raggi,  ministro de Producción de dicha provincia, manifestó a LU5, emisora local,  que la empresa “hizo una inversión muy importante” en la planta de procesamiento de pescado, y que esa actividad “va a traer mano de obra importante”. Me llama poderosamente la atención que una empresa haga una “inversión muy importante” sin tener asegurados los aspectos legales que le permitirán ponerse en funcionamiento. ¿Cómo puede ser que no obtuvieran primero los permisos correspondientes, las autorizaciones legales, para luego construir la planta? Suena rarísimo, ¿no?

Más extraña aún es la declaración del ministro en la que dice “que el centro cuarentenario fue habilitado por el SENASA y por el Gobierno de Río Negro”, según la web del susodicho medio. O sea que según el funcionario, las autoridades de dos instancias fundamentales para el cuidado del recurso habilitaron la planta sin tomar en cuenta los riesgos de la dispersión de peces alóctonos y, por lo que veo, sin consensuar con el AIC. Tan raro como desprolijo.

Incluso López Raggi afirmó, según el Río Negro, que la contaminación de las aguas con trucha de otra genética “de ninguna manera va a pasar”, porque “están todas las condiciones de control establecidas”. Sin embargo, “le parecen válidos los argumentos de la AIC, y además hablaron con la empresa ‘para que en un plazo, más corto que mediano’, pueda trasladarse el centro cuarentenario fuera de la cuenca. O sea, sí, pero no o no, pero sí. 
Por lo que se vislumbra, la empresa cambiará la ubicación de su centro de cuarentena. Luego el SENASA determinará si ingresan en la cuenca neuquina. Seguramente habrá oposición de algunos sectores. Otros apelarán a la importancia de suministrar trabajo. Y así seguirá este debate. Todo un tema. 

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Néstor Saavedra

Néstor Saavedra

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