Friday 29 de March de 2024
TURISMO | 19-07-2018 15:13

En crucero de lujo desde Bilbao hasta Hamburgo

Un recorrido por las islas y ciudades más pintorescas de Europa.
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El espectáculo comienza justo antes de LA medianoche. Un helicóptero

sobrevuela la cubierta de la piscina y un hombre desciende por un

cable. Los pilotos de puerto normalmente se embarcan en los barcos al

zarpar pero, en Burdeos, en la costa atlántica francesa, hacerlo por

aire es a menudo más facil.

El puerto de Burdeos tiene otra peculiaridad: justo delante del

muelle en el que atracará el barco hay un puente. Su parte central se

puede elevar para que por debajo pasen al menos los cruceros

más pequeños, como el Europa 2 de la empresa Hapag-Lloyd Cruises. Aunque es a primera hora de la mañana, muchos de los pasajeros están en cubierta para presenciar el espectacular acercamiento al viejo puerto. Este procedimiento se repite en muchos de los puntos en los que se para el crucero desde que sale de la ciudad de Bilbao, en el norte de España, hasta Hamburgo, el destino del viaje en el norte de

Alemania.

Mientras que los cruceros más grandes suelen atracar en puertos

alejados de los centros de las ciudades, este a menudo llega

hasta las urbes, como en Burdeos. Los pasajeros sólo tienen dos días para visitar la ciudad y conocer las regiones vitícolas de los alrededores. Además, cerca de allí, al

sur de la bahía de Arcachón, se encuentra la mayor duna de arena de

Europa, que se mueve cinco metros cada año.

El barco lleva bicicletas a bordo que se pueden usar gratis para

visitar las ciudades. En Burdeos la ruta discurre junto a la

orilla del río Garona, pasa por las imponentes casas y el palacio de

la Bolsa, hasta la catedral. Continúa por la calle Sainte-Catherine,

el principal centro de compras, hasta el Jardín Público.

Este barco de lujo es demasiado grande para determinados puertos,

como el de la isla francesa de Belle-Île-en-Mer. En este caso se

traslada a los pasajeros en lanchas hasta la ciudad principal, Le

Palais, el municipio pesquero francés por antonomasia con sus vistas

de postal.

Merece la pena dar un paseo por la ciudadela, que se alza imponente

sobre la localidad. La isla es conocida por sus maravillosos

acantilados, que se pueden visitar en bus, a pie o en pequeños

vehículos motorizados que se alquilan en el puerto.

Para la siguiente parada hay que retrasar el reloj, y eso que Jersey

está más al este. Esta isla frente a la costa francesa no forma parte

de Reino Unido pero depende de la Corona Británica. Tampoco forma parte de

la Unión Europea, tiene su propia moneda y en ella a menudo brilla el

sol, en contraste con Gran Bretaña.

El Europa 2 leva anclas a última hora de la tarde y los pasajeros

ven pasar las islas del Canal y la costa francesa mientras cenan. La

moda es servir la comida y la bebida de la región por la que

está pasando el barco. Esta noche hay ostras para acompañar la

langosta y el caviar. Unos días después, Amberes lleva especialidades

belgas y, por supuesto, cerveza belga al menú. Este crucero se enorgullece de su cocina en restaurantes como el Tarragon y el Serenissima, en los que se pueden degustar delicias francesas e italianas, respectivamente.

El puerto belga está cubierto de nubes y la temperatura desciende,

por lo que se encienden los calefactores del techo y se reparten

mantas. Finalmente en Hamburgo, el puerto de destino, una llovizna típica del

norte de Alemania recibe al barco. No obstante, el recorrido por

el río Elba hasta el muelle junto al nuevo edificio de la filarmónica

es el final perfecto para el viaje, aunque el piloto abandone el

barco a pie en lugar de en helicóptero.

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Andy Meek

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