Wednesday 24 de April de 2024
TREKKING | 10-04-2018 08:09

Paraíso patagónico en Chile

En la Reserva Nacional Lago Jeinimeni caminamos dos senderos que regalan una belleza escénica inolvidable: el Escorial del Silencio y el Circuito Circular del arroyo Pedregoso.
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Llegamos casi en verano a una zona en el corazón de la Patagonia, emblemática pero aún poco conocida para los viajeros. Por invitación de la Fundación Flora y Fauna empezamos a conocer el espectacular Circuito Parque Patagonia, un recorrido por la geografía de Argentina y Chile, a través de una gran diversidad de paisajes y la posibilidad de múltiples actividades outdoors. Dentro de un terreno tan extenso, hacen falta muchos viajes y tiempo libre para explorar más o menos todos los distintos lugares, llenos de sorpresas y experiencias imborrables para la memoria. Pero eso es lo bueno, la fuente de aventuras es inmensa e interminable.

El trekking es una de esas fuentes, y con Guido Vittone, miembro de la Fundación, hicimos en un primer viaje el relevamiento de varios senderos en diferentes portales de acceso al Circuito Binacional. Del lado argentino, ingresando a través del portal Río Pinturas, recorrimos los senderos de los cañadones del Pinturas y el Caracoles (nota  publicada en el N° 540 de Weekend).

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Por el lado de Chile, realizamos un par de inolvidables senderos a los cuales se ingresa a través del portal Jeinimeni, trekkings que veremos descriptos en esta nota.

La ciudad fronteriza de Chile Chico fue nuestra base de operaciones para la experiencia. Se encuentra sobre la ribera sur del lago Carrera, en la provincia General Carrera de la Región XI de Aisén.

Lago Jeinimeni

Desde Chile Chico nuestro objetivo era hacer una primera visita a la Reserva Nacional Lago Jeinimeni, ubicada a unos 65 kilómetros al sureste de la ciudad.Jeinimeni es administrada por la Corporación Nacional Forestal (CONAF), tiene la enorme extensión de 161.100 hectáreas y es, sin lugar a duda, un verdadero paraíso de la Patagonia, que reúne todos los encantos y al mismo tiempo es un territorio que ha permanecido prácticamente aislado del mundo. Hasta hace poco tiempo, las visitas anuales no superaban las 300 personas.

Como consecuencia de eso, la reserva se mantuvo virgen y libre de contaminación. Cuenta con una belleza escénica privilegiada dentro de Patagonia, y es posible encontrar en su interior más de 13 ventisqueros, 3 lagos, 30 lagunas, 18 ríos,  extensos valles primitivos con especies endémicas únicas en el mundo y otras recientemente descubiertas, sitios arqueológicos con pinturas rupestres, valles lunares, zonas de fósiles... Una gran variedad de escenarios para explorar.

Para llegar a la reserva Jeinimeni hay que tomar la ruta internacional desde Chile Chico y desviarse en el Km 3 por el camino que lleva al aeródromo. El río Jeinimeni va bordeando el camino. Al llegar al puente en el desagüe del lago Jeinimeni, estamos en la puerta de entrada a la reserva. La zona de camping, frente al espejo, es el mejor punto de partida para hacer caminatas. Antes hay que pasar por el puesto del guardaparques de la CONAF.

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Sendero Escorial del Silencio

Si se piensa acampar, cada una de las parcelas tiene un amplio quincho, con zona de cocina, mesa y bancos, especialmente útil como lugar de estar en los días de lluvia. Un recorrido clásico e imperdible es el Sendero Escorial del Silencio. Rodeados por un frondoso bosque poblado de aves (entre otras suelen verse carpinteros de cabeza roja, zorzales, chucaos y martín pescadores), subimos camino a  miradores que tienen vistas panorámicas espectaculares.

El sendero es corto, son unos 800 metros en subida (aunque en realidad se puede seguir subiendo más), con algunos tramos bastante empinados. Es un ascenso apto para adultos y niños si el terreno está seco, pero si hay barro la cosa se complica y debemos tener cuidado de no resbalarnos. Unas botas de trekking con suela antideslizante y bastones simplifican la caminata en estas condiciones.

Los miradores con rústicos bancos invitan a quedarse un buen rato, y hasta a armar un picnic, teniendo especial cuidado de no dejar nada tirado, ninguna huella de nuestro paso.

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Circuito de Piedra Clavada

En las cercanías del arroyo Pedregoso, aproximadamente en el Km 25 desde Chile Chico, hay una parada imprescindible para los amantes del trekking, un circuito circular de unos 12 km (grado de dificultad media) que encierra tres maravillas naturales: Piedra Clavada, Cueva de las Manos y el increíble Valle Lunar. Nosotros lo hicimos a la vuelta de viaje desde la zona de camping en lago Jeinimeni. En el inicio del circuito caminamos hacia el oeste, sobre un sendero de pendiente poco pronunciada. La vegetación es baja y abunda el coirón. Luego giramos hacia el norte y entramos en un valle bastante verde, limitado por farallones de roca de curiosas formas, rocas erosionadas por la fuerza de la naturaleza y el paso del tiempo. La luz de sol hace cambiar el paisaje, juega con los colores y las sombras. El viento se encajona y corre, haciéndose notar.

El camino ahora es empinado, con sendas que se bifurcan (hay que estar atentos para no desviarse). A poco más de 7 km de marcha llegamos a Piedra Clavada, una torre de piedra de 40 metros de altura. Guido, nuestro anfitrión y guía, es montañista y no pudo resistir la tentación de treparse un poco. El viento es más fuerte y se vencóndores sobrevolando el lugar.

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Después, desde Piedra Clavada, seguimos subiendo hasta atravesar El Portezuelo, desde el cual se puede ver el lago General Carrera. Luego cambiamos de rumbo e iniciamos un descenso. A poco tiempo de marcha encontramos la entrada a la Cueva de las Manos de Jeinimeni, que contiene pinturas rupestres de entre 7.000 y 10.000 años de antigüedad, que no fueron hechas por los tehuelches, como generalmente se supone, sino por sus antecesores, que datan de entre los años 9.300 a.C. y 700 d.C.

Al salir de la Cueva de las Manos podemos distinguir la panorámica de un paisaje de rocas con formas extrañas y de colores que van del canela al blanco de playa paradisíaca. Lo que vemos a lo lejos  es el Valle Lunar, que es el nombre con que lo bautizaron. Sus formaciones de roca esculpida por la naturaleza son un perfecto escenario para cuentos de fantasía, por lo que el lugar tranquilamente podría haberse llamado el Valle de los Dragones, por ejemplo.

Tomarse un tiempo para disfrutar de ese paisaje desértico de piedras y arena blanca en medio de la gran cuenca del río Jeinimeni será otro momento inolvidable de este hermoso circuito.

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Marcelo Ferro

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