Friday 29 de March de 2024
TURISMO | 18-02-2018 13:31

Cómo es Campeche, una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad

Ubicada en México, recibió la distinción de la Unesco en 1999. Y desde que el precio del petróleo ha caído busca atraer más visitantes. Galería de imágenes.
Ver galería de imágenes

Para que Campeche despierte tiene que ponerse el

sol. Sus habitantes salen de sus casas cuCampecheando el sofocante calor

remite y una suave brisa procedente del Caribe vaga por las

callejuelas. Frente a la Puerta de Tierra unos hombres jóvenes hacen

carreras, un grupo de gimnastas se dobla y estira sobre el asfalto y

tamborileros y trompetistas ensayan de manera desafinada y ruidosa.

Unos pasos más allá, en la plaza central, unos guitarristas tocan

frente a la catedral iluminada y sus arcadas. Parejas jóvenes se

hacen arrumacos, hay niños jugando al balón y señores acicalados con

esmero escuchan atentamente sentados en sillas plegables.

Lo sorprendente es que apenas se ven turistas. Y eso aquí, en el

casco histórico de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, en esta

fantasía de Gabriel García-Márquez, en este conjunto de casas

coloniales en colores pastel, murallas y fortalezas, que es

excepcional incluso para México. En los recientes terremotos ha

salido bien parado ya que apenas hubo daños, según la oficina de

turismo.

[gallery ids="58425,58427,58429,58431,58433,58435,58437,58439,58441,58443"]

”Muchos turistas internacionales solo vienen aquí de paso”, dice

Wilberth Alejandro Salas Pech. “No esperan mucho.” Hasta ahora

Campeche es mucho menos conocido que Mérida, situada a tres horas en

coche al norte. Pero esto va a cambiar pronto. “Creemos que Campeche

es una de las diez ciudades más bonitas de México”. Pech es un

patriota local por un buen motivo. El joven, de 32 años, lleva el

nombre de una antigua dinastía maya. Antes de que los españoles

conquistaran Campeche la ciudad se llamaba Ah Kin Pech.

”Los conquistadores destrozaron las casas de los mayas y construyeron

su ciudad sobre las ruinas”, explica Pech en la plaza, a la sombra de

los árboles que rodean el pabellón. Unas piedras oscuras en la calle

muestran la planta de la primera capilla que mandó construir

Francisco de Montejo en 1540.  ”El Mozo” fundó San Francisco de

Campeche con 30 soldados y sus familias.

Desde la única ciudad portuaria de Yucatán, y con la ayuda de su

padre, sometió las ciudades mayas de la península. Pero los españoles

impusieron Mérida, en el interior del país, como capital de Yucatán

debido a los muchos ataques de piratas en Campeche. Los españoles

cargaban aquí plata y jade de los mayas en sus galeones. Y también

una especialidad local: la madera del palo de tinte, también conocido

como palo de Campeche. “De este árbol se sacaba un valioso colorante

llamado oro negro”, explica Pech.

Campeche se enriqueció y durante mucho tiempo quedó desprotegida. El

6 de julio de 1685 el pirata Laurens de Graaf atacó la ciudad con

1.500 hombres. “Los piratas robaron todo, “incluso el hierro de las

ventanas”, dice Pech. Quemaron las casas. Los que no lograron huir a

la selva fueron asesinados o secuestrados.

Tras este castigo divino los españoles tuvieron suficiente y

construyeron una enorme muralla alrededor de la ciudad de dos metros

y medio de grosor, ocho metros de altura y dos kilómetros y medio de

largo. Ocho bastiones, los baluartes, reforzaron el hexágono y sobre

las colinas dos fortalezas velaban por la seguridad.

Al pasear por las calles todavía se encuentran impactantes restos de

este sistema defensivo. Aunque a finales del siglo XIX los

campechanos derribaron la mayor parte del mismo para poner un

tranvía, se conservó un 40 por ciento de la muralla y todos los

bastiones, torres y fortalezas.

En la Puerta de Tierra todavía hoy sigue amenazando un enorme cañón

de bronce y en el Baluarte de San Franciso se puede visitar el

pequeño museo de los piratas. El camino hacia el Fuerte de San Miguel

ya vale la pena en sí mismo por las vistas desde la barandilla - por

no hablar de los cuchillos de obsidiana, las máscaras de jade y el

esqueleto de un rey maya decorado con collares de perlas que se

exhiben en el Museo Arquelógico.

La mayor sorpresa, sin embargo, se esconde en el Baluarte de

Santiago: el jardín botánico de Campeche, un fresco refugio en medio

del calor y el ruido de los coches. Alrededor de un estanque con

peces dorados crecen palmeras datileras importadas y pitahayas, junto

a árboles locales como el chacá, el árbol del chicle, y por supuesto,

el palo de tinte.

El hecho de que el casco histórico de Campeche se haya matenido

intacto se debe a otro golpe del destino. Tras la revolución mexicana

de 1910 el puerto cerró y comenzó la llamada Guerra de Castas de los

rebeldes mayas en Yucatán. Campeche dejó de tener importancia y

empobreció, una suerte para los turistas actuales. Como no había

dinero para nuevas construcciones se conservaron más de 1.000

edificios históricos.

Los muros de estas casonas están pintados en todos los colores

pastel. Los frisos, pórticos, marcos de las puertas y las columnas

decorativas se han dejado en blanco. Algunas puertas de madera están

talladas y las rejas de hierro forjado decoran las grandes ventanas,

los pilares y los arcos de los patios interiores.

En el Centro Cultural Casa 6 se puede observar lo bien que vivía la

élite colonial. Este edificio neoclásico, que ocupa la mejor

ubicación en la plaza, perteneció seguramente a un comerciante que

mandó traer sillones tallados de Austria, figuras de porcela de

Holanda y espejos con marcos dorados de Italia. El precio lo pagaban

los mayas.

Según el sistema de encomienda estos tenían que plantar algodón y

sisal para sus señores españoles, tejer mantas y trenzar cuerdas,

además de suministrarles frutas, pescado y carne. Cuando ya no había

suficientes mayas los españoles compraron esclavos africanos. “Muy

pronto todos los grupos se mezclaron”, dice Pech. “Yo mismo tengo

antepasados africanos.”

En el pozo del patio interior del Centro Cultural está grabado el

número 1.999: es el año en el que Campeche fue declarada Patrimonio

de la Humanidad por la Unesco. En las paredes hay fotografías del

aspecto que tenían antes este edificio y el casco histórico. Los

muros se desmoronaban y tenían que apuntalarse con vigas. Muchas

casas antiguas se derrumbaron. Pero el estatus de Patrimonio de la

Humanidad lo cambió todo. “En los últimos 20 años el Gobierno ha

invertido mucho dinero de Pemex en la restauración”, dice Pech.

Pemex es la empresa estatal de petróleo. Frente a la costa del estado

federal de Campeche sus plataformas bombean el oro negro actual de

enormes campos petrolíferos. Por eso el turismo ha sido durante mucho

tiempo solo una pequeña actividad secundaria. Pero la caída de los

precios del mercado petrolífero ha afectado fuertemente a Campeche,

por lo que se busca atraer más visitantes.

Por el momento, sin embargo, esto se nota poco. A primera hora de la

mañana no hay nadie en las cercanas ruinas mayas de Edzná. Los

lagartos se deslizan rápidamente por los escalones, los pájaros pían

en el bosque. Un lujo impensable en las conocidas ruinas de Palenque

o Chichén Itzá.

Información básica: Campeche

Cómo llegar: Desde avión en Europa haciendo escala en Ciudad de

México.

Época para viajar: Los mejores meses para viajar son de nomviembre a

febrero porque las temperaturas son más frescas. En abril y mayo se

superan a menudo los 40 grados.

Información: www.visitmexico.com

Galería de imágenes

En esta Nota

Andy Meek

Andy Meek

Comentarios

También te puede interesar

Más en
Mirá todos los autores de Weekend