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PESCA | 14-02-2018 09:11

3 ríos, 3 maneras de pescar

Viajamos a la X Región chilena a relevar los ríos Maullín, Rahue y San Antonio. Especies, técnicas, estrategias y moscas para disfrutar el otro lado de la cordillera. Galería de imágenes.
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Hay diferentes maneras de pescar. Una es con la imaginación, cuando se lee un relato o una crónica, con un video o cuando se ven fotos de capturas increíbles. Igualmente, cuando se charla con amigos pescadores o mientras se ata una mosca, se ordena la caja o se acomodan las cañas. Aunque uno salga poco al agua, pesca con la mente, con la imaginación y con los anhelos.

Otra manera de pescar es viajando, recorriendo kilómetros, poniéndole el cuerpo de verdad,, metiéndose en los paisajes, ensuciándose con el polvo de los caminos, sometiéndose a las bondades y rigores del clima, ajustándose las botas y la gorra, caminando, remando, mojándose y pescando. Meses atrás, cuando Piccino Gemma había hablado del río chileno que le hacía acordar al Amazonas pero con truchas, me disparó interesantes sueños de pesca y me generó una inmensa curiosidad. Por su intermedio me contacté con Rodrigo Moll en Puerto Varas y así pusimos en marcha este relevamiento, pasando de la fase virtual a la concreta.

Río Maullín

El Maullín (en lengua mapudungún significa “salto de agua”) es el río por el cual desagua el gran lago Llanquihue al Pacífico. La longitud total de este curso es de unos 85 km, con una geografía bastante cambiante a lo largo de su trayecto. No es navegable en su totalidad, ya que presenta un obstáculo natural insalvable para las embarcaciones más o menos a la mitad del recorrido (un salto de agua de 1,5 m). También, a la altura del Fundo Calabozos, el caudal pasa por un bosque de arrayanes que, con los taninos de sus cortezas y raíces, tiñen las aguas otorgánle ese color cobrizo tan particular y característico.

El trecho relevado, y el que más se asemeja a un río selvático, encajonado por una vegetación exuberante y lleno de troncos sumergidos, es el Maullín medio. Partimos con Rodrigo del Fundo de Jorge Neuman –a unos 5 km del aeropuerto yendo hacia Los Muermos– y flotamos a remo unos 12 km de agua, hasta las cercanías de Paraguay Chico.

Los equipos a poner en juego van de potencias #5 a #7 con líneas de hundimiento de 175 a 250 grains (100 grains=6,47 gramos) y líderes bien cortos, del orden de los 4 pies. Y, en cuanto a moscas, andan muy bien los estrímeres oscuros y olivas atados en anzuelos #6 a #8. Moscas de buena silueta cómo la Butt Monkey y la String Leech son apropiadas para tentar a una buena marrón y hacerla salir de entre los palos. Otros estrímeres que funcionaron bien fueron: Madonna, Streaptease, Cola Flecha y Zonker. En cuanto a ninfas –con líneas de flote–, es recomendable llevar: Prince, Phesant Tail y Cooper John que, si tienen bead head y patitas de goma (rubber legs), tanto mejor. Y para moscas secas: Elk Hair Caddis, Dark Cahill, Bivisible y algunas grandes Fat Albert de goma eva son una buena alternativa.

La estrategia es ir lanzando a los pequeños pockets o minipesqueros de las orillas, muy marcados y muy puntuales en este río, en una dirección de unos 45º río abajo de la balsa, lo más cerca posible de la orilla o los palos, iniciando una pronta recuperación. Dos o tres estripeadas contínuas, con una corta pausa, para retomar la recogida, nos dieron los mejores piques de marrones en este río que, por sus fisonomía selvática, en cada lance pareciera que, en lugar de una trucha, lo que va a atacar es un tucunaré, una traíra o una piraña. Una belleza de río, con una buena población de truchas silvestres y residentes.

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Río Rahue

El Rahue (en mapudungún: “lugar de greda gris”) es el río por el cual desagua el lago Rupanco al Pacífico después de recorrer unos 120 km, atravesar la ciudad de Osorno y unirse al río Bueno. Es un curso bien distinto al Maullín, de aguas más claras, menos encajonado y con algunos desplayados despejados como para bajarse del bote a vadear. Un río de montaña más clásico. Se sumó al equipo para esta flotada Jorge Moreno, con el cual resolvimos prospectar el Rahue medio, desde Pichil hasta Los Cerezos. Un tramo de unos 15 km en total, suficientes para dedicarle toda una jornada.

Los equipos fueron los mismos que para el Maullín y, en cuanto a moscas, rindieron muy bien estrímeres cómo: Sculpins, Marabou Muddler, Zonker oliva y Wolly Bugger verde y negra. Ninfas: Hare’s Ear, Bead Head Prince, Phesant Tail. Y secas: Goddard Caddis, Stimulator, Elk Hair Caddis y Light Cahill, entre otras. El Rahue es un río para desarrollar todos los estilos y modalidades de pesca con mosca, tanto desde el bote como de costa o vadeando e, incluso, en spinning con cucharas y señuelos. Es un hermoso curso que ostenta truchas arco iris y marrones muy interesantes, donde la cantidad de minipesqueros que se van presentando son siempre más que los que uno alcanza a lanzar. Lo que genera la sensación de que se lo podría flotar 100 veces más y pescar siempre en nuevos lugares.

Río San Antonio

A diferencia de los dos cauces relevados anteriormente, el San Antonio es más pequeño, de aguas más frías por ser de deshielo y que se vierte en al gran río Petrohué. Unicamente se pesca vadeando y, para llegar, hay que navegar el Petrohué hasta su boca, dejar el bote y caminar bastante, recorriendo correderas, pozones, juntas de agua y cuanto accidente pueda albergar a una trucha. Es un río extraordinario tanto para pescadores expertos como para quienes quieran profundizar sus conocimientos en el arte de la pesca con ninfas y secas. Un río escuela y universidad a la vez. Los equipos aquí pueden bajar de potencia a un #4 o un #5 con líneas de flote y líderes de 9 pies terminados en un tippet 4 X. Si bien es un curso pequeño, el porte sorprendente de algunas truchas impone no bajar más la potencia.

Junto a Felipe Giardin realizamos una intensa prospección de este río, enmarcado por un entorno matizado por retamas, arbustos floridos y aguas prístinas, con mucha vida en sus entrañas. El dropper con una Tarántula y una Bead Head Prince fue la que se llevó las mejores capturas. Una maravillosa jornada de pesca con equipos livianos jugando a las escondidas y tratando de tentar a peces silvestres con los sentidos extremadamente agudizados. Una pesca exquisita para redondear este relevamiento de tres ríos chilenos.

Como decíamos al principio, se puede pescar de diferentes maneras. Se lo puede hacer con la imaginación y poniendo el cuerpo y los cinco sentidos. Pero hay una tercera manera, y es cuando se juntan las dos formas y se ponen el cuerpo y el alma en línea, cuando se juntan las dos maneras iniciales en una, haciendo lo que se sueña y soñando lo que se hace al mismo tiempo. Ahí ya no es lindo o simplemente placentero, es mágico.

Nota completa publicada en revista weekend 545, febrero 2018.

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Alejandro Inzaurraga

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