Thursday 18 de April de 2024
PESCA | 20-09-2017 09:24

Adelanto de temporada

La albúfera de Mar Chiquita sigue siendo un pesquero ideal para la pesca del lenguado, ya sea de costa o embarcado. Galería de imágenes.
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Para este relevamiento nos buscamos una difícil. Teníamos la firme intención de dar con los primeros lenguados de la temporada y  a eso le apuntamos. Nuestro lugar elegido fue la albufera de Mar de Chiquita, un ámbito emblemático donde no solo vamos

a encontrar buenos lenguados, sino que también es receptivo de enormes corvinas negras, de gordas y muy combativas lisas, y de pejerreyes de varios tamaños.

Siempre se da lo mejor para fines de septiembre, pero quisimos adelantarnos y, por suerte, no nos equivocamos. Mar Chiquita es, sin dudas, uno de los pesqueros más tradicionales para este tipo de pesca, con una extensión de casi 40 km donde el lenguado encuentra mucha comida casi sin dificultad, destacándose cangrejos y pejerreyes que están dentro de sus preferencias.

Para destacar son las aguas dulces de esta zona, que están influenciadas por algunos arroyos y canales que cuando sube la marea se mezclan con las del mar. Su suelo es arenoso y dentro de la laguna se forman bochones que muchas veces nos hacen difícil la posibilidad de navegar.  Es por eso que para entrar bien en la albufera se utilizan botes del tipo deslizadores que navegan con poca agua. El lenguado es un pez raro, chato o plano con el lomo bien oscuro y su panza blanca, ideal para pasar inadvertido, ya que durante horas se halla echado en el fondo. Parte de su cuerpo lo cubre con escamas muy pero muy chiquitas, y tiene los ojos en la parte oscura de su cuerpo. Mucho cuidado con la boca que está muy bien dentada y es protráctil.

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Equipos utilizados

La pesca del lenguado se puede realizar tanto de embarcado como de costa vadeando, y las dos tienen su encanto. Cuando lo hacemos embarcado vamos a utilizar la modalidad trolling o anclado, tomando los conocimientos del spinning o baitcast, ya que vamos a utilizar cañas de hasta 2,70 m de largo con acción de punta y reeles frontales o rotativos cargados preferentemente con nylon 0,40 mm. Las líneas se pueden armar de una o dos brazoladas (nosotros preferimos la de una sola). Es una línea convencional de fondo de un solo anzuelo con una brazolada de 1,20 m de largo a unos 15 cm de la plomada. En esa brazolada vamos a poner una boya del tipo aceituna no muy grande entre dos nudos corredizos, que la vamos a graduar según profundidad y correntada. La finalidad de la boya es levantar la carnada para que no la coman los cangrejos.

El remate de la brazolada es con un anzuelo triple no muy grande y más arriba empatillamos un anzuelo simple para corregir y presentar bien la carnada, factor fundamental en esta pesca. Los plomos que vamos a utilizar no van a ser muy pesados, entre 40 y 60 g, de forma chata, cajón o almeja para que cuando los arrastremos no levanten sedimento o arena del fondo. La carnada excluyente es el pejerrey (entre 10

y 15 cm de largo) bien fresco, que se lo puede encarnar entero (la mejor opción) o en un filet bien presentado. En el anzuelo simple empatillado vamos a pinchar la parte superior de la boca o los ojos y el triple final vamos a clavarlo bien cerca de la cola. Recordemos que el simple va a ser corredizo, por lo cual una vez colocado el pejerrey vamos a  estirarlo para que quede bien presentado, y luego de lograrlo atamos con hilo elástico por su cabeza para que no se salga o desacomode.

Pesca en dos etapas

Este relevamiento tuvimos que hacerlo en dos etapas por diferentes motivos, dentro de los cuales predominó el clima, mucha lluvia y el crecimiento abrupto de las aguas de la laguna. Una vez llegados a Mar Chiquita nos esperaba Fabián Dibiassi, gran conocedor del pesquero y principalmente de esta pesca, que no es nada sencilla y para la que se necesita estar siempre un paso adelante para no fracasar. Arribamos al pesquero junto a mis amigos del programa televisivo Pescavisión. Fabián ya estaba con el bote listo para partir.

Era un día gris, medio lluvioso y nada prometedor. Armamos los equipos en la costa para tener todo listo y allá fuimos. Por las condiciones del ámbito nuestra idea era realizar la pesca haciendo trolling, al menos en la primera parte del día. Comenzamos arrojando las líneas, una para cada banda con el afán de no enredarnos, y le dimos nylon hasta que se alejaran unos 30 o 40 m, allí trabamos el reel y comenzamos con la acción, sintiendo que nuestro aparejo venía rozando el fondo y que aparentemente se estaban haciendo bien las cosas.

La mayoría de las veces el pique del lenguado es muy característico: primero sentimos como un golpe y luego ataca violentamente. Y así fue nomas, Daniel Pavoni, gran pescador y amigo, anunció que algo había pasado en su línea y se puso atento a lo que vendría. Transcurrieron segundos y el golpe certero con la caña anunció pique clavado. Comenzaron las corridas del pescado y sentíamos cómo pedía salir el nylon del carretel. El pez iba y venía, hasta que se recostó sobre un veril y realmente costaba sacarlo de ahí.

El pescador insistía con la punta de la caña dándole tensión, pero el miedo a perderlo era grande, por lo que siguió haciendo las cosas de manera moderada hasta lograr el objetivo. Y la verdad que valió la pena: el resultado fue un hermoso plato de 5 kilos.

También Daniel Izzo y Dani Pelozo acusaban algunos piques. La fiesta era completa, hasta que se largó a llover y tuvimos que volvernos, pero sabiendo que pronto volveríamos para completar el informe. Pero pasaban los días y el pronóstico no cambiaba, hasta que se hizo un hueco entre semana y pudimos volver a completar la faena.

Un día entretenido y agotador

Junto a los mismos integrantes y sabiendo que era un viaje relámpago, llegamos bien tempranito al pesquero donde nuevamente Fabián nos esperaba con todo listo y con no muy buenas noticias. Debido a las inclemencias del tiempo, el pique se había cortado un poco. Pero las ganas, la pasión y el viaje hasta allí no nos iban a dejar de lado y zarpamos con mucho entusiasmo. Volvimos a hacer un poco de trolling por la canaleta, tocando los veriles para ver si despegábamos algún lenguadito. Y tuvimos suerte, volvieron a picar algunos de menor peso muy divertidos.

Recorrimos varias veces esta zona, pero queríamos probar con la modalidades de spinning o baitcasting cerca del puente de Celpa. Aprontamos todos los equipos nuevamente y comenzamos con los lances recogiendo nuestros aparejos bien apoyados en el fondo. Un par de piques fallidos hasta que se volvió a plantar unas de las cañas. Enseguida nos dimos cuenta de que era otro buen ejemplar. Por la forma de comer que tiene este pez, es conveniente clavar hacia abajo, por esa razón tampoco usamos cañas tan largas. El lenguado iba y venía, pero el pescador estaba atento y pudo subirlo con el copo a la embarcación sin mayores problemas.

Teníamos todo lo necesario para considerar el relevamiento finalizado en esta segunda etapa. Nos esperaba un viaje largo después de un día agotador y decidimos pegar la vuelta. Durante las dos salidas, nuestro objetivo era corroborar que esta pesca se encuentra a pleno, aun en esta época temprana, con muy buenos ejemplares y con la posibilidad de entablar una linda batalla con un pescadito bien difícil y luchador, y que no encontramos todos los días.

Nota completa publicada en revista Weekend 540, septiembre 2017.

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Julio Pollero

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