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MOTOR | 08-07-2017 09:07

Cómo es el nuevo Citroën C4 Cactus

Se trata de una propuesta rupturista en diseño y soluciones tecnológicas. Es muy llamativo pero tiene algunas carencias insólitas. Galería de imágenes con todos los detalles.
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A lo largo de su historia, Citroën ha concebido modelos singulares, como el 2CV, el DS, el Mehari o el CX, vehículos que marcaron una época por su innovación, su tecnología, y una originalidad bien entendida. Ahora, la marca francesa vuelve a sorprender con la presentación en la Argentina del C4 Cactus, un modelo difícil de encuadrar en un segmento o estilo de auto. Tiene algo de SUV compacto, algo de crossover y algo de hatchback familiar.  A primera vista, el Cactus aparece como un vehículo contradictorio: por un lado tiene innovaciones tecnológicas y de diseño muy llamativas y rupturistas, pero por otro muestra algunos faltantes de equipamiento que sorprenden. En principio, el criterio fue ofrecer un producto original y atractivo, con un costo de producción económico y bajo peso. De hecho, está construido sobre la antigua plataforma en la que se basa el C3. Por tamaño se ubica entre éste y el C4 Lounge.

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El concepto fue desarrollar un vehículo que “entre por los ojos”, con notables toques de diseño y tecnología para seducir a las nuevas generaciones de usuarios, pero con soluciones de bajo costo. A primera vista, incluso de lejos, nunca pasa desapercibido. El diseño y la combinación cromática lo vuelven inconfundible con 7 colores de carrocería, algunos intensos, como el amarillo, el celeste o el rojo. Y aquí aparece la primera innovación: los airbump, unas placas plásticas que se ubican en la parte central de las 4 puertas y en las 4 puntas de los paragolpes. Citroën registró hasta 10 patentes de este sistema. Se trata de una plancha de poliuretano mezclada con fibra de vidrio –altamente resistente al sol que no necesita mantenimiento– con cápsulas flexibles infladas con aire que cumplen una doble función: la más importante, proteger al auto de esos golpes o raspones menores que se producen por el toque de la puerta de otro auto en un estacionamiento, el roce de una bicicleta o de un carrito de supermercado, o contra una columna de alumbrado.

La otra función es estética, donde los distintos colores se combinan con los de la carrocería generando un fuerte impacto visual. Son intercambiables y sólo se pueden sacar desde adentro de la puerta. Están disponibles en cuatro colores (negro, gris, blanco y chocolate) que se pueden asociar a los 7 tonos de carrocería disponibles y a los 4 estilos de interiores (rojo, habano, púrpura y azul). Hacia adentro, el concepto rupturista se mantiene con diseños novedosos y soluciones inéditas. Por ejemplo, los cierres y herrajes, tanto de la guantera como los tiradores internos de las puertas, están inspirados en los baúles de viaje. Para que la guantera tenga buena capacidad, la tapa pueda abrir hacia arriba, y se genere mayor espacio para las piernas del pasajero, Citroën reubicó el airbag del acompañante en el techo. Cuando se despliega la bolsa de aire es gigantesca.

Raros sapitos nuevos

Otra innovación que tiene que ver con la seguridad es el “magic wash”, en el que el sapito del lavaparabrisas no está en el capot sino oculto en las propias escobillas para no perder visibilidad durante la utilización de los limpiavidrios. Si bien las butacas delanteras son amplias, cómodas y mullidas, como si fuera un sofá, en las curvas la sujeción lateral no es muy eficiente. Las ventanillas es otro tema. Con el objetivo de reducir costos y peso, las delanteras sólo tienen una tecla para subir o bajarlas, pero no tienen alzacristales automáticos (one touch). Y las traseras son basculantes, tipo ventilete, una solución poco apropiada, sobre todo para familias. Otro detalle es que la columna de dirección sólo tiene regulación en altura, no en profundidad. Pero lo más controvertido es que la pantalla que oficia de tablero no incluye cuentarrevoluciones, y el resto de la información es minimalista en exceso.

La gran novedad mecánica que trae este C4 Cactus es el motor 1.2 de 3 cilindros PureTech que entrega 110 CV a 5.500 RPM y 205 Nm a 1.500 RPM con turbocompresor, la clave en todo este proceso, asociado a una notable caja automática de 6 marchas.

Esta motorización es un claro exponente del downsizing, la corriente técnica que propone menores cilindradas, mayor potencia, menor consumo y menores emisiones contaminantes. La conclusión: unas prestaciones notables. De 0 a 100 km/h lo hace en menos de 10 segundos (entre 9,3 y 9,8, según las condiciones), la velocidad final llega a las 192 km/h en el tablero, pero real, por GPS, es de 188 km/h, y el consumo mixto ciudad-ruta se ubica en los 6,5 litros cada 100 km. En este punto, el factor clave es el bajo peso del vehículo, apenas 1.050 kilos. En seguridad también tiene puntos a favor dado que cuenta con control de estabilidad (ESP), 6 airbags, asistente en pendiente, y auxiliares delanteros con iluminación en curvas. El Cactus es un auto que rompe los moldes, apunta a una nueva generación de usuarios (los millennials), tiene soluciones innovadoras y originales, faltantes difíciles de entender, y una estética original y audaz que puede generar amor a primera vista o rechazo a ultranza en la segunda mirada.

Nota completa publicada en revista Weekend 538, julio 2017.

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Alejandro Fischer

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