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CAMPING | 20-06-2017 09:08

Cómo elegir una buena bolsa de dormir

Características y propiedades térmicas. Tipos según la estacionalidad y la zona a utilizarlas.

Redacción Perfil
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Producido por la Redacción de Perfil

Las bolsas de dormir son capaces de atrapar y conservar una capa de aire que no circula cerca del cuerpo. Con la temperatura corporal ese aire se calienta y la bolsa se convierte en una especie de barrera entre el aire de afuera y el que se encuentra en su interior. Entonces: no es el saco lo que calienta, uno mismo es quien lo calienta con la temperatura del cuerpo. La función de las bolsas de dormir consiste en ralentizar la pérdida de calor del cuerpo, que puede producirse de cuatro formas diferentes: evaporación, radiación, conducción y convección. En la evaporación: la humedad en la superficie de la piel se evapora y produce sensación de frío. Radiación: por el hecho natural de estar vivo, el cuerpo humano irradia constantemente calor hacia el exterior, tanto más cuanto más fría es la atmósfera que rodea el cuerpo. Por conducción se entiende el paso del calor entre dos cuerpos u objetos que están en contacto. El objeto más caliente transfiere calor al más frío. Nosotros calentamos con el calor de nuestro cuerpo todo lo que tocamos con la piel (por eso es imprescindible usar siempre una buena colchoneta aislante como complemento de la bolsa). Por último, la convección: el aire calentado por el cuerpo tiende a escaparse, especialmente si hay viento. Un nuevo aire frío ocupa su lugar y enfría el cuerpo. La pérdida de calor depende de la temperatura y de la rapidez con la que el aire nuevo llega.

El cuerpo y el clima

La mínima temperatura a la que es capaz de aislar una bolsa depende en gran parte del metabolismo de cada persona y de su resistencia en general al frío. En consecuencia, es importante que cada uno busque el modelo de bolsa que más le convenga según su propia sensibilidad térmica y las condiciones climatológicas de uso habitual que se prevean. No solamente hay diferencias importantes de sensibilidad a nivel de temperaturas entre diferentes personas, sino que una misma persona puede reaccionar de forma muy distinta durante la utilización de la bolsa en días diferentes. Esa “sensación térmica” depende de los siguientes factores: estado físico general; las condiciones del día: fatiga, alimentación, etc.; las condiciones personales: se resiste mejor el frío estando seco y limpio al acostarse que estando cansado y sin posibilidad de lavarse. De la temperatura exterior, por supuesto, pero también de la humedad. De lo bien aislado del suelo que se esté, por eso un buen aislante es fundamental. De la ropa interior, medias y gorro que se lleven  colocados. Y de lo protegido que se esté del viento (incluso una leve brisa hace que la bolsa pierda prestaciones).

Temperaturas de uso

Al elegir una bolsa de dormir, tendremos que fijarnos en sus especificaciones técnicas las referentes a su temperatura de uso. Las definiciones que buscaremos son: temperaturas de  confort y extrema. La primera es la temperatura a tener en cuenta en el momento de la compra, en la cual se puede dormir cómodo, sin pasar frío. Por temperatura extrema se entiende aquella temperatura en que la bolsa protege de la hipotermia, es decir, que permite sobrevivir unas 6 horas de descanso en posición fetal con sensación de frío.

Estaciones del año

Las bolsas de dormir están categorizadas habitualmente según la estacionalidad. Si se van a usar en verano su rango de temperatura de confort es de unos +4/+5 ºC o más; para 2 estaciones, 0 ºC; 3 estaciones: 0 a -5 ºC; e invierno: -10 º C y hasta menos. Por supuesto, es una clasificación relativa, y aparte de la estación del año, hay que tener en cuenta la zona específica de uso y sus condiciones metereológicas particulares, como humedad ambiente o vientos característicos. Siempre es aconsejable elegir un saco de dormir con un rango de temperatura de confort más bajo que la temperatura menor a la que se espera encontrar en el lugar de destino. Por ejemplo, si la zona tiene temperaturas cercanas a 0 °C, se recomienda elegir un saco de -6 °C en vez de uno de +1 °C. En caso de que la temperatura se mantenga más alta de lo esperado, es más fácil ventilar el saco para mayor circulación de aire.

Características

Materiales de fabricación, capacidad térmica y forma, son factores determinantes que debemos tener en cuenta en el momento de elegir un modelo. También hay que considerar el peso y el volumen dentro de la bolsa de transporte, sobre todo si se cargan en mochilas o alforjas de bicicleta. Las bolsas de dormir pueden venir con relleno térmico natural (pluma de ave) o sintético. Las de relleno natural entregan mayor insulación pero son más costosas y tienen algunas desventajas de uso, como la dificultad de mantenimiento (lavado, secado) y la más importante: pierden buena parte de su capacidad aislante si se mojan. La mayoría de los acampantes eligen bolsas con insulación sintética por su buen desempeño y relación precio-calidad. Estos rellenos se encuentran realizados principalmente en fibras de poliéster y ofrecen ventajas como: secado fácil y rápido; si se humedecen mantienen igual una aceptable aislación del frío, son en general más económicos que las de pluma de ganso y no producen alergia.

Los tejidos que forman el forro exterior e interior de las bolsas de dormir deben ser livianos, transpirables, fuertes y lo más resistentes al agua que sea posible. Para lograr estas caracterísicas se emplean taffetas de nylon y poliéster. La capacidad térmica está determinada fundamentalmente por las siguientes características: el espesor de la capa aislante y su calidad, el tipo de construcción (alveolar, etc.), y los detalles técnicos (collarín, forma de la capucha, aislamiento de la cremallera, etc.). Estos tres factores determinan en gran medida las capacidades caloríficas del saco de dormir, o sea, aquellas que permiten acumular con efectividad aire caliente en su interior.

Formas de las bolsas

Es un punto que afecta directamente a su comodidad y funcionalidad para dormir. Existen dos modelos principales: los de tipo rectangular, más convencionales y comunes que brindan mayor libertad de movimientos y comodidad que los tipo momia. La mayoría también se puede abrir y usarse como un cobertor. Algunos poseen una extensión en la parte de la cabeza para así mantenerla cubierta o más cómoda. Cuentan en general con buen espacio en los pies y cabeza, pero esto se vuelve negativo en condiciones de extremo frío ya que hay más lugar para que el aire frío circule. Para estos están los de tipo momia, que se llaman así porque el usuario se puede acomodar dentro como si se tratara de un sarcófago, gracias a la capucha incorporada. Se trata de diseños para ahorrar peso y maximizar la retención del calor. Son más anchos arriba en los hombros y angostos en los pies, y tienen una capucha que cubre toda la cabeza y el cuello. Este tipo de bolsas mantiene el calor del cuerpo más eficientemente, ya que tienen menos espacio para calentar. Por eso son ideales para salidas en temperaturas frías. Como ultimo consejo: antes de comprar, estudiar con detenimiento qué es lo que verdaderamente necesitamos, y actuar en consecuencia. El mercado local ofrece decenas de modelos y, como en muchos otros ámbitos, lo barato suele salir caro.

Nota completa publicada en revista Weekend 537, junio 2017.

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