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PESCA | 04-05-2017 08:25

Flechas de Los Pampas

Un espejo poco conocido de la localidad de Coronel Martínez de Hoz ofrece una excelente población de pejerreyes y de muy atractivos portes.
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El viaje lo realizamos gracias a la invitación del propietario del espejo y sin pérdida de tiempo decidimos preparar todo lo necesario para esta salida e ir en busca de los flechas de plata. Para llegar a Los Pampas desde Capital Federal se debe tomar la autopista acceso oeste, llegar a la ruta 7 que lleva hasta Luján, y luego empalmar con la ruta 5 hasta Carlos Casares para después desviar por ruta 50 que nos dirige (luego de unos 48 kilómetros) hasta la entrada de Cnel. Martínez de Hoz. Finalmente tomamos la ruta 70 y a unos 7 km damos con el espejo. Cerca de la laguna se encuentra el pueblo de Facundo Quiroga, en donde nos esperaba Patricia para alojarnos en el hotel El Establo, ubicado en pleno centro y equipado con todo lo necesario para disfrutar de la estadía y sacarle el máximo provecho.

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Temprano por la mañana del día siguiente nos sorprendió una fuerte tormenta, que nos hizo demorar hasta media mañana. Pasado este contratiempo partimos hacia la laguna y en el lugar nos esperaban Luis Muzzo y Munguía Jorge con la embarcación lista para dar comienzo a la jornada. En la charla previa nos pusieron al tanto de cómo estaba la pesca, aclarándonos que las condiciones climáticas no eran las más alentadoras, de hecho anunciaban lluvia para todo el día.

Por esta razón, nos apuramos  a cargar los equipos y navegamos rumbo al pesquero elegido. Algo para destacar: en caso de lluvias no hay problema con el acceso debido a que el espejo se encuentra bien pegado a la ruta 70 y los metros de ingreso que son de tierra se encuentran en perfectas condiciones. Recorrimos unos 500 metros y anclamos tomando como referencia dos montes que visualizábamos en la costa.

La pesca y equipos

Utilizamos cañas de 4,30 m, reel frontal con multifilamento del 0,18 mm y líneas de tres boyas en diferentes gamas de colores (todas rindieron muy bien). Los anzuelos: N° 1 y 1/0. Se pueden utilizar líneas fijas o con modalidad de trampa en su misma

madre. Las carnadas fueron mojarras (es posible adquirirlas de pasada en la localidades de 9 de Julio o Carlos Casares).

Con las líneas en el agua y las brazoladas a unos 20 y 60 cm, los primeros piques no se demoraron, obteniendo piezas de 28 a 35 cm, que tomaban nuestro cebo

con total voracidad. Las condiciones climáticas no eran buenas, ya que había chaparrones constantes y fuertes ráfagas de viento.

Luego de una hora decidimos movernos más hacia la costa y buscar los bajos donde moría el viento, lugar donde la experiencia me decía que allí iba a encontrar los grandes matungos que ofrece este espejo. Dimos con un gran juncal emergente y con una profundidad de aproximadamente 1 metro de agua. Levantamos las brazoladas y las colocamos a 10 y 40 cm. Encarnamos con dos mojarras tentando al pez más grande y casi sin demora obtuvimos una corrida en la segunda boya capturando una flecha de 45 cm.

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Muy robustos y combativos

Luego de varios lances, Nicolás tuvo en su línea una linda corrida que movió fuerte una de las boyas. Era el momento de concretar el pique y el resultado fue un lindo pejerrey que superó los 40 cm. Así fuimos subiendo diferentes piezas que rondaban siempre los 500 gramos.

Cuando la lluvia aflojó un instante decidimos cambiar de sector y realizar un garete. Nos movimos unos 700 m hacia la parte sur de Los Pampas y dejamos que el viento nos derivara hacia la franja norte. Se veían muchos pejerreyes en superficie. Mandamos las líneas otra vez al agua y los piques llegaron al instante, con piezas que oscilaron entre 30 y 40 cm.

El pejerrey se veía muy tentado frente a una carnada abundante en los anzuelos, es muy voraz. Y lo destacable: tiene boca grande. De hecho, lo más aconsejable era poner dos mojarras vivas en el anzuelo enhebradas de cola a cabeza. Otra carnada que dio muy buen resultado fue el filete de dientudo (hay que llevarlo debido a que la laguna no cuenta con esa especie).

El viento en superficie cada vez era más intenso, por lo que nos movimos cerca de la costa y continuamos la jornada refugiados en el reparo. Anclamos a unos 200 m, donde teníamos una profundidad aproximada de 80 cm y muchísimo movimiento de pejerreyes. Volvimos a levantar las brazoladas entre 15 y 40 cm. Así se dieron corridas en las líneas, con piques de llevadas firmes y concretas. Nuestra jornada prácticamente iba llegando a su fin, con la cuota de 30 piezas mayores a 25 cm por pescador concretada.

Siendo las 16 horas dimos por concluida la pesca ya que las lluvias no cesaban y el viento era cada vez más intenso, con ráfagas que superaban los 40 km. El espejo se encuentra muy bien poblado de pejerreyes, con ejemplares que llegan a los 1,80 kg de peso. Otra zona recomendable de pesca es la cola de la laguna: entre los claros de juncos se encuentran los robustos matungos. En este lugar hay que tratar de hacer el menor ruido posible o parar el motor unos cuantos metros antes, e ir botando con la embarcación. Se puede realizar la pesca en la totalidad del ámbito, pero hay lugares –como los mencionados– donde uno se lleva hermosos trofeos. Con una seguidilla de bajas temperaturas  esto se va a poner mucho más interesante todavía.

El ecosistema

Los Pampas tiene una cubeta de 700 ha de agua salada y una profundidad máxima de 3,50 m que se abastece con vertiente natural, agua de lluvias y desbordes de campos circundantes. De hecho, las continuas lluvias y desbordes hicieron que su nivel natural se viera superado con hasta 1 metro más de altura. Además, brinda una hermosa variedad de aves y ofrece una costa amplia para realizar la pesca desde allí.

Un dato final: es importante destacar que la única especie  que se encuentra en esta laguna es el pejerrey.

Nota completa publicada en revista Weekend 536, mayo 2017.

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