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PESCA | 23-04-2017 09:30

Grandes y combativos pejerreyes

El espejo de la zona de San Cayetano sigue brindando excelentes pejerreyes temporada tras temporada, y esta oportunidad no fue la excepción. Todos los secretos y detalles para realizar una memorable salida de pesca.
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Se acerca la temporada del pejerrey y todos los pescadores buscamos buenos lugares de pesca y la posibilidad de dar con grandes ejemplares, respetando siempre la cuota permitida impuesta por reglamento o pesqueros privados. Todas estas características sin dudas las reúnen las lagunas del partido de San Cayetano. Este relevamiento no es la excepción, y hacia allá nos dirigimos tomando todos los datos y consejos que nos brinda Carlos El Calabrés Di Loretto, amigazo de la zona y excelente pescador palustre.

La pesca del pejerrey nos remonta a días fríos, ventosos y bien entrados en los meses de junio y julio donde se suelen darse estas características, pero debemos tener en cuenta que durante todo el año podemos pescarlos, sabiendo dónde y cómo en cada uno de los lugares adecuados.

Veníamos charlando seguido con guías y propietarios de lagunas del lugar y todos coincidían en que la temperatura del agua estaba muy caliente, perjudicando las capturas que nos brindan cada uno de los espejos, pero que igualmente la pesca se venía dando siempre y cuando nos ajustáramos a las condiciones naturales del ambiente y tuviéramos todos nuestros equipos bien prolijitos para no fallar en el intento.

Estaba haciendo mucho calor, pero igualmente coordinamos fechas con amigos y la gente de la laguna La Genovesa para poder realizar nuestro relevamiento. Con todo listo hicimos una última llamada a Carlitos Di Loretto, y nos dio el visto bueno y las garantías para poder realizar una linda pesca, tal cual nos tiene acostumbrado. Me junté con mi amigo Luis Chichi Yañez para armar todo y solo poner horario de partida, lo demás estaba listo.

Llevábamos equipos de cañas telescópicas de entre 4 y 4,50 m, reeles frontales chicos cargados algunos con nylon y otros con multifilamento, y un batallón

de líneas de tres boyas obviamente de formatos diferentes y colores combinados, donde

se destacaban las Cribal o Criterio del tipo chupetonas y otras con palito desparejo en colores lisos o de dos colores.

También pusimos en nuestro bolso de pesca líneas del tipo paternóster para poder buscar los piques en profundidad entre las matas de juncos que llenan este hermoso espejo de agua. Como carnadas utilizaríamos mojarras vivas y filet de dientudo, que como siempre recomendamos deberán conservarse en lugares frescos y jamás exponerlos al sol.

Conservación de la carnada

Es muy sencillo, cuando se trata de la mojarra viva, solamente llenamos menos de un cuarto de balde con agua y cambiamos repetidas veces el contenido para que no se caliente. Y si utilizamos filet o mojarras saladas, lo mejor es envolverlos en papel metalizado y preservarlos en una heladerita conservadora con buen frío, sacando porciones a medida que vamos utilizándolas.

Luego de un viaje muy placentero, llegamos para la hora de la cena y un rico asado nos esperaba junto con anécdotas y buenos momentos, como nos tiene acostubrado nuestro anfitrión.

Las charlas venían en ascenso y, de seguir, no iba a haber balanza que nos permitiera pesar los pejes ni cajones donde poder guardarlos. Así somos los pescadores, pescamos y agregamos. Dejamos todo hablado, pusimos en orden los equipos y nos fuimos a descansar para poder comenzar bien tempranito nuestra primera jornada de pesca. Recordemos que hacía mucho calor y en esta oportunidad tendríamos una incipiente llovizna que nos molestaría durante la mañana.

Llegamos al campo y su propietario nos abrió la tranquera que nos llevaría directamente a un pesquero de lujo, por calidad y cantidad, cosa que corroboraríamos con el paso del día. Nuestro guía llevaba con su camioneta una nueva y cómoda embarcación que haría casi las veces de muelle dentro de los espejos de agua que quedaban entre la maraña de juncos y plantas sumergidas.

Armamos todos los equipos en la costa, ya que la navegación es muy poca y en minutos estaríamos pescando. Algunos pusimos líneas de tres boyas para intentar la pesca de flote y otros armaron con aparejos paternóster largos para probar sobre el fondo.

Las primeras incursiones las hicimos hacia la izquierda del embarcadero bien pegado a la costa, recorriendo todos los ojitos de agua que se presentaban y algunos limpiones donde el viento chocaba contra pequeñas paredes de juncos y le daban mayor oxigenación al agua. La pesca se fue dando como nos tiene acostumbrado el lugar, sacando 4 o 5 ejemplares y moviéndonos. Debemos resaltar que la población de pejerreyes del espejo es muy pareja, destacándose el promedio general de las capturas que supera ampliamente los 35 cm de longitud. Habíamos cubierto toda la zona y decidimos hacer un parate para comer algo sobre la embarcación y prepararnos para cruzar toda la laguna y llegar a otros sectores destacados de la costa opuesta.

Muchos pejerreyes

Durante la navegación sobre el espejo central vimos muchos “bulos” que mostraban gran presencia de peces en superficie, cosa que fue suficiente para tirar el ancla y probar allí.No nos equivocamos, y tanto a flote como en profundidad

pudimos pescar gran cantidad de ejemplares que en muchos casos fueron dobletes y tripletes que subían al bote.

Dejamos descansar esa zona y a muy bajas revoluciones llegamos a la costa de los alambrados, donde nos dimos cuenta de que la laguna había sufrido una merma de agua, cambiando algunos clásicos pesqueros.

Aquí solo quisimos pescar en pequeñas abras en la naciente del viento, donde también notábamos buena actividad. Entre varios bagres sapos de gran porte se daban pejerreyes de los buenos, que se ponían muy malos cuando uno los arrimaba a la costa. En algunos casos tuvimos la particularidad de hacer tripletes de pescados combinando bagres, dientudos y pejerreyes, algo inusual pero que puede darse y demuestra la calidad del ámbito. Pero nosotros fuimos por los pejerreyes y pudimos terminar la jornada con una excelente pesca en calidad y cantidad.

Sin duda, La Genovesa es un pesquero magnífico, que cuenta con muy buenos servicios y, sobre todo, una calidad humana en la recepción de los pescadores que nos invita a volver a visitarlo todas las temporadas.

Nota completa publicada en revista Weekend nº 535, abril 2017.

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Julio Pollero

Julio Pollero

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