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ARMAS | 21-04-2017 09:30

Así late un corazón fierrero

Recorrida por el consorcio que reúne J.P. Sauer & Sohn, Blaser y Máuser, una de las cumbres en tecnología para armas.
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Producido por la Redacción de Perfil

Desde hace varios años tenía la intención de visitar alguna de las fábricas de armas más importantes de Alemania. Aprovechando un viaje ya programado a ese país, le envié un e-mail al consorcio que reúne a J.P. Sauer & Sohn, Blaser y Máuser para intentar hacer una recorrida guiada. Y después de un intercambio de correos logré concretarla.

Junto a mi compañero de aventuras Pepe Erreca, llegamos a Isny, en el sur de Alemania, y nos instalamos en un bonito hotel en el centro de esta pequeña ciudad que alberga a las empresas. El conserje nos comentó que gran parte de los habitantes trabajaban en ellas, y que representaban el orgullo alemán en la tecnología de armas muy precisas, tanto para el público civil como profesional. Además, en toda esa zona se practicaba la cacería desde hace mucho tiempo.

Blaser

Nos levantamos bien temprano y luego de un abundante “german breakfast” partimos hacia la fábrica Blaser. Allí nos esperaba nuestro guía Josh McBrayer, quien nos condujo hacia el polígono de entrenamiento y capacitación de tiro, donde unas 30 personas realizaban prácticas de tiro para poder acceder a la licencia de tenencia de armas de fuego. El polígono era realmente increíble, similar a un cine rectangular (ambiente oscurecido), con una pantalla gigante donde pasaban virtualmente ciervos, jabalíes y otros animales de la fauna local, a unos 100 m del tirador, que disparaba en forma real con alguno de los rifles y calibres provistos por la fábrica, y en la misma pantalla se indicaba dónde había sido el impacto.

Blaser es una empresa que se ha convertido en referente para la industria mundial de armas de caza y cuyo catálogo no deja de demostrar una admirable evolución. McBrayer nos comentó que actualmente la nueva escopeta F3 (con sus 10 modelos distintos) ha producido muy buenos resultados en el mercado internacional. Pero ningún otro como el rifle de cerrojo R93 (últimamente evolucionado al R8, con mejoras referidas a seguridad, precisión, balance, extracción del modulo cargador/disparador, etc.) para ejemplo de un concepto revolucionario e innovador que sirvió para poner “patas para arriba” en muy poco tiempo el mercado europeo de los rifles, y que fue conquistando paulatinamente a toda América. La suma de las características ventajosas de modularidad, practicidad, variedad, precisión, etc., lograron que estos rifles alcanzaran más del 85 % de las ventas totales en Europa y que Blaser se convirtiera en la primera marca productora de este tipo de armas en Alemania.

En la zona central de los talleres se encuentra el lugar donde se recibe todo el acero de origen estrictamente alemán. Los cañones de Máuser, Sauer y Blaser se fabrican en el mismo taller, al igual que las diferentes acciones, con una obsesión increíble en el control de la calidad. Todo lo que se produce es sometido a incontables verificaciones para comprobar que la calidad y el resultado sean los deseados. Creo que las palabras “test” y “re-test“ fueron las más pronunciadas por nuestro anfitrión.

Pudimos apreciar grandes recipientes vibratorios (big tumblers) conteniendo granulados de cerámica de diferentes tipos y tamaños, utilizados para pulir y optimizar los acabados superficiales de las piezas que componen cada arma. También distintas herramientas que emplean diversas tecnologías para comprobar medidas: desde componentes ópticos de alta precisión hasta láseres de última generación. Los instrumentos de medida y comprobación, de todo tipo y diseño, así como las máquinas y equipos se repiten constantemente por toda la fábrica.

Luego de los controles durante el proceso de fabricación, de nuevo son las manos de los operarios más experimentados las que se encargan de verificar multitud de detalles en cada arma antes de darles paso a la zona de pruebas. Una vez probadas y puestas a tiro en las galerías de 100 m, otra vez se realizan las últimas comprobaciones y ajustes efectuados por expertos operarios para luego llevarlas a la zona de embalaje.

Junto a los centros de mecanizado con las máquinas y herramientas más clásicas, pudimos observar mesas con instrumental y comprobadores siempre admirablemente dispuestos, algunos de ellos bien podrían presentarse como un auténtico laboratorio por los equipos utilizados y la pulcritud de cada detalle.

Grabados y acciones

Un párrafo aparte merece la zona de grabados donde los artesanos personalizan cada arma de caza de acuerdo con los exactos deseos de su comprador, convirtiendo a cada una de ellas en una propia historia, con escenas temáticas que son realmente obras de arte únicas de alta inspiración artística.

Si bien existe un lugar común para la fabricación de acciones y cañones en el taller central, en el pabellón Máuser y en el de Sauer se trabaja en forma independiente en las maderas y acabados finales de cada arma. Muchos cazadores alemanes y centroeuropeos mantienen la tradición de convertir casi en un rito la elección de las maderas para su fusil, viajando hasta las fábricas para llevarlo a cabo. En este lugar se alienta esa tradición ofreciendo numerosas opciones en configuración, tamaño y calidad de las maderas.

En Sauer, con una tradición armera de más de 264 años, trabajan a pleno en todos sus modelos, especialmente en el nuevo rifle de cerrojo S404 (sucesor del S202) con un mecanismo de cambio de cañones mucho más rápido y simple, sistema de amartillado (bastante similar al Blaser R8) más seguro y práctico, mayor control en la precisión y cuatro alternativas de peso en la cola del disparador.

Entrar al pabellón de Máuser fue toda una experiencia por la emoción de visitar semejante empresa, y contar lo vivido allí merece una nueva nota. Pero a modo de anticipo me gustaría decir que si bién se elaboran todas las armas que figuran en su catálogo, la empresa continúa trabajando en el “Nuevo Máuser M98”, un sistema que lleva ya más de 100 años desde que la desarrollara Paul Máuser, y que para ellos y a pesar de todos los avances no ha sido superada en su mecanismo de acción, que están ahora optimizando aún más.

1.000 armas por mes

La fábrica Blaser de Isny proporciona trabajo a más de 500 personas produciendo para la propia marca y también para las empresas hermanas (Sauer y Máuser). Se generan aproximadamente 1.000 armas mensuales, que se emplean en el mercado alemán y se exportan a todo el mundo. Además de la obsesión por la precisión y el control de calidad de cada uno de sus productos, han acuñado un nuevo concepto para definir una serie de características presentes en cada una de sus productos: cazabilidad, un término en el que se agrupan manejabilidad, comodidad y libertad de movimientos a la hora de usarlos idóneamente en el más amplio sentido de la palabra.

Lamentablemente no alcanzó el tiempo para visitar el show room, la tienda de accesorios, ni el Sney Rivier Lodge que se ocupa de los safaris organizados por ellos mismos, pero seguramente en otra visita podremos completar

todo lo faltante y seguir disfrutando de nuestra pasión fierrera y cinegética.

Nota completa publicada en revista Weekend nº 535, abril 2017.

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