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PESCA | 04-04-2017 09:30

El paraíso correntino

En Corrientes, el Alto Paraná sigue siendo un pesquero increíble con variedad de especies y grandes portes. Gran pesca en baitcasting, con carnada y en trolling.
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Buscábamos un desafío de grandes trofeos en nuestro querido río Paraná, y nos enfocamos directamente en la zona llamada Alto Paraná, cueva de grandes sensaciones y mejores momentos de pesca. Debido a nuestra falta de tiempo solo cubriríamos parte del recorrido y tomamos como referencia el tramo de Yahapé hasta Puerto Corazón, haciendo base en Rzepecki.

Nuestra idea era concretar las capturas de los grandes dorados, surubíes y pacúes que frecuentan el lugar y que muchas veces tornan difícil su pesca teniendo que agudizar al máximo nuestros conceptos y, principalmente, llevarlos a cabo en tiempo y forma para no venir con un fracaso a cuestas. Todas estas especies pueden ser pescadas tanto con carnada natural como con artificiales, variando la técnica principalmente cuando se trata de la pesca de surubíes.

Cañas cortas

Para poder cumplir con todo debemos ir bien armados en cuanto a los equipos y no dejar nada librado al azar, desde cañas y reeles hasta señuelos, cucharas y anzuelos reforzados atados con cable de acero del libraje correspondiente.

Lo aconsejable para pescar dorados y pacúes bajo la modalidad baitcasting o spinning es llevar cañas desde un largo de 1,60 hasta 1,98 m, y hacemos hincapié en las cortas, porque muchas veces debemos realizar tiros cortos bajo árboles o zonas sucias de naturaleza. La modalidad la elige el pescador de acuerdo con su comodidad, pero muchas veces debemos cambiar por necesidad, ya sea porque requerimos tener más y mayor precisión, o para lograr distancias en condiciones desfavorables.

El resto del equipo

Continuando con los equipos, llevamos reeles cargados con multifilamento de 40 a 50 lb (1 libra = 0,453592 kilo) y leaders de acero desde 15 hasta 35 cm de largo con resistencias variadas. En cambio, para la pesca con carnada natural en la modalidad trolling podemos llevar cañas de hasta 2,50 m de largo, reeles redondos, algunos cargados con multi y otros con monofilamento, con la intención de tener variables si pescamos en zonas de piedras.

Si bien corremos el riesgo de cortar con ambas cosas, el hilo lo hará más fácilmente.

La teoría y todos los equipos estaban con nosotros, los pescadores, solo nos faltaba concretar nuestro propio desafío, para el cual teníamos mucha fe, esperanza y los datos de nuestros amigos correntinos que día a día nos sumaban fotos y relatos para incentivarnos y provocarnos sanamente con tal de que cumpliéramos nuestro objetivo que avizoraban como un excelente augurio.

Una mañana muy calurosa llegamos vía aérea a Corrientes capital sabiendo que nuestro amigo Sergio, guía y gran conocedor del lugar, nos estaría esperando para desandar los últimos kilómetros hasta La Regina Lodge, un spa para los pescadores, un lugar único en el río Paraná arriba en la zona de Puerto Rzepecki. Luis, encargado y propietario del establecimiento, nos aguardaba con la amabilidad de siempre y las ganas de que todos sus anfitriones se sintieran contentos.

Hacía mucho calor y la pesca la dividiríamos en dos horarios, porque se tornaban insoportables las horas del mediodía pescando al rayo del sol. Para eso está la pileta y un buen descanso a la sombra o en habitaciones perfectamente refrigeradas. Armamos todos los equipos antes de subir a la embarcación con la firme intención de ir en busca de los pacúes que suelen picar sobre las costas cubiertas de árboles.

Nos buscamos una difícil: intentaríamos pescarlos con señuelos y para eso haría falta una gran cuota de experiencia por parte del guía, tiros precisos a cargo de los pescadores y una gran dosis de suerte, ya que sabemos de antemano que este tipo de pesca es muy pero muy complicada. Hicimos una gran recorrida intentando con tiros quirúrgicos en lugares donde suponíamos comerían al solo contacto del señuelo con el agua. Pero no fue así, varios fueron los puntos tocados sin recibir respuesta alguna. El sol comenzaba a calentar bien fuerte y decidimos volver para arremeter con todo durante la tarde. Después de un descanso completamos el día probando río arriba con excelente pesca de diferentes especies.

Buena variada

Comenzamos golpeando algunos palos y costas correntosas con varios piques de dorados de todos los tamaños, incluyendo algunos de muy buen porte. Tomaban señuelos de diversas profundidades y podíamos disfrutarlos viéndolos bajo el agua por la extrema transparencia del río. ¡Algo impresionante!

La tarde pasaba y luego de arrojar un señuelo pegado a una barranca de arena, sucedió lo impensado. Un pique distinto nos llamó la atención, y a poco de llegar a la lancha nos dimos cuenta de que un hermoso pacú había tomado el señuelo, disfrutamos el momento y enseguida pudimos devolverlo. Sencillamente algo único. Volvíamos muy entusiasmados y desde otra lancha amiga nos comentaban que habían tenido un par de piques de grandes surubíes haciendo trolling, pudiéndolos graficar para la nota. Casi que en el primer día ya cumplimos con la prueba, pero nos quedaban dos jornadas más para aprovechar el buen momento.

Segunda jornada

Nos levantamos muy temprano para seguir con la rutina impuesta y fuimos en busca de los grandes dorados que pican en la penumbra del amanecer, y la verdad tuvimos recompensa. A pesar de perder un par de piques de los buenos, pudimos dar con dorados que superaron los 10 kg pescados en la zona de Puerto Corazón. Nuevamente volvimos al lodge, esta vez con una amenazante tormenta que dividía nuestras ganas. Pero siempre la pesca puede más y durante la tarde salimos con rumbo norte a buscar más dorados de los buenos y en una punta de isla pudimos encontrarlos y disfrutarlos con sus saltos entre árboles caídos y el agua clara.

Muchas veces esos árboles y demás obstáculos influían para perder el pescado. Nos quedaba un solo intento para lograr todo lo planeado, que era la pesca anclada de pacúes y bogas con carnada, y para ello utilizamos maíz remojado encarnado en pequeños anzuelos del tipo Maruseigo (dos granos por anzuelo).

Llegaron las bogas

Muy cerquita de La Regina, empieza y termina un riacho entre islas en el que no solo es un placer la navegación, sino tambien toda su pesca ultraliviana para los que deseen hacerlo con flycast. En esta oportunidad no buscamos la costa más rendidora, sino la que tenía un poco de sombra, y la comodidad no nos hizo fracasar. Al contrario, nos regaló algunos pacúes menores y varios piques de bogas que nos hicieron disfrutar cada momento.

Sin dudas, no queríamos que se terminaran los días para poder seguir disfrutando de la maravilla que significaba estar pescando en ese paraíso. Fuimos por los pacúes y pudimos pescarlos con señuelos y con carnada natural, intentamos con los dorados y una sucesión de piques diarios corroboraron nuestros presentimientos.

Y buscando la pesca cómoda pero no por eso menos atractiva, hicimos trolling para el surubí y pescamos bogas anclados. Si en esta zona no está el paraíso de la pesca, entonces, ¿donde debemos ir?

Nota completa publicada en revista Weekend nº 535, abril 2017.

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Julio Pollero

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