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PESCA | 08-02-2017 09:00

Los sueños hechos realidad

Dolphin y pez vela son algunas de las grandes especies que se pueden capturar en las azules aguas de Costa Rica. Una salida fructífera y llena de emociones.
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Producido por la Redacción de Perfil

Hemos viajado a este paraíso de la pesca hasta cuatro veces en un mismo año, y en cada ocasión nos ha sorprendido con algo nuevo. En diciembre de 2016, después de muchos viajes alojándonos en el mismo lugar, en la zona de Dominical, cercana al pueblo de Quepos, famoso por su excelente pesca, tomamos la decisión de cambiar de sitio para hospedarnos y realizar nuestras excursiones de pesca.

El lugar elegido fue la zona de Herradura, pegada a la ciudad de Jacob, en la parte central de Costa Rica. Ahí se encuentra uno de los resort de pesca más famosos de Centroamérica, Los Sueños. Realmente su nombre no ha sido puesto porque sí, ya que vivir durante una semana en este lugar es realmente el sueño de todo pescador.

El establecimeinto es de lo más completo en comodidades que se puede encontrar en este país, tanto para realizar excursiones de pesca como para vivir en un entorno selvático difícil de describir. En el lugar hay una gran cantidad de casas lujosas, condominios, cancha de golf de 18 hoyos, variedad de restaurantes, bares y negocios de todo tipo, lo que hace que uno encuentre ahí mismo lo que necesita.

En nuestro caso, éramos un grupo de cinco pescadores, que contratamos un condominio con comodidades para hasta seis personas, totalmente equipado. Para trasladarnos dentro del lugar, alquilamos un carrito eléctrico igual al que utilizan los golfistas, y con el que podíamos ir todas las mañanas hasta la marina, y no teníamos más que caminar unos metros para llegar al barco.

Un lugar paradisíaco

Todos los tours a este destino se encuentran diagramados para realizar dos días seguidos de pesca, dejar una jornada libre entre medio para poder descansar o disfrutar de otras actividades (como ir a la isla Tortuga, hacer snorkeling, visitar algún volcán cercano, realizar canopy, y otro sinfín de propuestas que el lugar ofrece), y luego realizar otras dos jornadas de pesca. En total son cuatro días exclusivos para la pesca, más que suficientes para obtener buenos resultados.

En nuestra primera salida llegamos a la marina a las 7 am, y tanto el capitán como los marineros tenían todo alistado para una rápida zarpada. Y así fue que comenzamos nuestra aventura. El mes de diciembre es un tanto especial, ya que las corrientes de a poco van acercando a las especies más buscadas, como son los peces vela, marlin rayado, azul y negro; dolphin y algunos atunes de portes medianos. Sabíamos que una semana antes de nuestra llegada Costa Rica había sufrido la embestida de un huracán,

que por suerte no había ocasionado daños en la zona.

El tema es que cuando se dan tales fenómenos meteorológicos, los peces lo sienten y varían un tanto sus hábitos de alimentación, así que veríamos qué suerte era la que nos tocaba. Durante esa mañana solo tuvimos dos piques de pez vela y uno de un muy buen dolphin (este último nos aseguraba la cena para esa noche). Todos los peces de pico, como son los marlin y los pez vela, son devueltos luego de su captura con el menor daño posible. Alrededor de las 14 horas tuvimos lo que se llama una tripleta de velas: tres cañas picaron al mismo tiempo, perdiendo uno y llevando a la borda los otros dos, todos de buenos portes para esta especie, entre los 25 y 40 kg. Ya la tripulación nos había advertido que en la última semana la mayoría de los piques se estaban dando por la tarde, y realmente en nuestro caso la tendencia siguió siendo igual.

Segunda y tercera jornada

El segundo día de pesca tuvo características muy similares al primero: tranquilo por la mañana, y mayor actividad por la tarde. Hasta ese momento, la mayoría de los piques eran de pez vela y algún dolphin. Durante la jornada de descanso el grupo decidió hacer diferentes actividades. Unos eligieron ir en un tour a la isla Tortuga durante todo el día, otros prefirieron quedarse en el condominio en la zona de las piletas y descansar. En mi caso, aproveché la invitación de un capitán sumamente reconocido en la zona, con el que ya he realizado infinidad de salidas de pesca, que está a cargo de un barco Maverick, de 42 pies (1 pie = 3,3048 metro) de última generación, para salir a pescar y probar equipos nuevos (como radar y sonda) con el propietario del barco. La intención era conocer sus comodidades para comenzar a llevar con ellos a pescadores a realizar un nuevo programa que está siendo furor en Costa Rica, que consiste en hacer tres noches y tres días a bordo, en unas boyas que han colocado a más de 130 millas de la costa, en donde la pesca es algo jamás visto. Pero bueno, esto será un tema para más adelante escribir con lujos de detalles una vez concretado.

Llegó nuestro tercer día de pesca y, como en cada salida en este destino, cualquier cosa puede sorprendernos. Arrancamos en una zona un poco más alejada de la que habíamos pescado los dos primeros días, estábamos a casi 40 millas de la costa. Al rato de largar las siete cañas que utilizamos en la modalidad de trolling para esta pesca, tuvimos el primer pique de pez vela. El turno le tocaba a Mary, única integrante femenina de este grupo, que ya había logrado otro ejemplar de las mismas características el primer día. Realmente nos sorprendió a todos con la tranquilidad que manejó a este pez, y luego de más de media hora de pelea logramos arrimarlo al barco, sacarle el anzuelo, realizar la foto de rigor y liberarlo.

Lo mejor para el final

Lo realmente bueno estaba por llegar. Pasados unos cuarenta minutos, escuchamos el grito del capitán que divisaba desde el fly (parte alta del barco en que se timonea) a un marlin negro de gran tamaño, que quería tomar uno de los teaser (señuelos de goma que hacen turbulencia en la superficie, sin anzuelos). Rápidamente el capitán, con un reel que maneja desde el fly, se lo comenzó a sacar, y el marinero con una rapidez increíble, le tiró una carnada que tenía preparada a bordo muy cerca de su boca. Con una velocidad y destreza únicas de esta especie, tomó la carnada, comenzó una tremenda corrida, y el marinero logró clavarlo, momento en que este pez pega unos saltos únicos e inigualables.

Una verdadera batalla

El turno le tocaba a Roberto, pescador más que experimentado en estas lides, que junto a su hijo Andrés nos han acompañado en gran cantidad de salidas. Comenzó una batalla que solo esta especie puede dar: corridas que sacaron más de 200 metros del reel de 50 libras (1 libra = 0,453 kilos), saltos acrobáticos y una furia increíble. Con mucha tranquilidad y paciencia entre pescador y capitán, fueron trabajando uno con la caña y el otro con el barco. Una pelea que pasó holgadamente la hora, hizo que finalmente el marinero lograra tomar el pico del pez para poder manejarlo, calmarlo, sacarle el anzuelo y, posteriormente, liberarlo. Se trataba efectivamente de un marlin negro de más de 300 libras (unos 145 kg) de pura potencia, que brindó una batalla terrible, que tanto pescador como compañeros de pesca disfrutamos fuertemente. El día concluyó con otras dos capturas de velas y un dolphin más. Una jornada más que fructífera.

Y llegó nuestra última salida. La pesca fue un poco más pareja, ya los piques no eran solo por la tarde: comenzaron a tomar los velas desde la mañana, y de una forma algo más equilibrada. Esto nos indicaba que de un día al otro, estas especies cambian sus hábitos de alimentación de una manera un tanto desconcertante para la tripulación. Así concluyó un nuevo tour a este apasionante y mágico país, en donde las especies de pico siempre dicen presente y en Los Sueños se hacen realidad.

Nota completa publicada en la edición 533 de revista Weekend, febrero 2017.

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