Friday 29 de March de 2024
SITIOS EXTERNOS | 12-05-2016 17:29

Más allá de las nubes

Dos días en 4x4 por las sierras cordobesas para hacer cumbre en el cerro Champaquí y recorrer senderos casi desconocidos. Nota con video.
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"Vos mirame a mí”, dijo Sebastián, mientras me apuntaba con un dedo, y con el índice y mayor de la otra mano señalaba sus ojos. “No me saqués la vista de encima”, agregó. La

situación no era para nada peligrosa, pero sí preocupante para que la Toyota Hilux saliera ilesa: estaba confinada entre dos ajustados paredones de piedra, colgada del chapón protector delantero, con una rueda en el aire, un estribo casi rozando las rocas del suelo y las puertas a escasos centímetros de raspar contra los costados. Sebastián es López Bernal de apellido, director de Endoterra 4x4, empresa cordobesa organizadora de travesías todo terreno. Y el lugar donde nos encontrábamos era camino a la Cascada de los Pereyra, al oeste de Villa Carlos Paz y de Tanti, pasando San Gerónimo y el desvío a Los Gigantes: una huella inexistente, solo dibujada por el previo paso de su camioneta en esas inmensidades que siempre tienen dueño, pero que ante la majestuosidad del horizonte infinito parecen ser de nadie.

“Necesito que tus maniobras tengan precisión quirúrgica –continuó con ese infalible

acento cordobés capaz de quitarle dramatismo a cualquier situación difícil–. A vos y a tus acompañantes no les va a pasar nada, pero si fallás, lastimás la camioneta. Vas a poner marcha atrás, moverte apenas 5 cm para despegar el chapón, girar toda la dirección a la izquierda y avanzar muy, muy despacio para subirte a una piedra. No tenés margen de error”. Tampoco tenía opciones de bajar para ver lo que me explicaba, porque no había espacio para abrir las puertas ni asomarme por las ventanillas. Él era mis ojos, esa era la técnica y así resultó: la Toyota salió airosa, sin raspones. La cuota de ansiedad a bordo volvió a sus niveles normales y continuamos camino (¡bah!, una forma de decir).

https://www.youtube.com/watch?v=HLWyFs04v84&feature=youtu.be

Pista de destrezas 

El próximo obstáculo llegó enseguida: un terrible pozo con mucho, muchísimo barro. Hacía más de 12 días que en Córdoba llovía sin parar y el estrés hídrico se notaba en algunas zonas: esta era una de esas. Salvo por un par de pick-ups que salieron invictas,

todo el resto cayó en la trampa. El lodo se las tragaba con paragolpe y todo casi hasta la óptica delantera, lo que equivalía a quedar sumergido medio metro en el fango. Bromas mediante, unas fuimos auxiliando a otras hasta que la caravana recompuso su normalidad. “Terapia sin psicólogo”, apuntaron por ahí...

Las cuatro y media de la tarde marcaron el punto de inflexión. Hacía más de ocho horas que el desayuno había quedado atrás: indefectiblemente era la hora de la picada, y no de una cualquiera, sino de esas de campo, con todo lo necesario y mucho más. El paisaje y el ruido del silencio aportaban los dos ingredientes que la diferenciaban de alguna posible semejanza con un cuento fantástico. Estábamos solos en medio de una acendrada nada misma.

Nota publicada en la edición 524 de Weekend, mayo de 2016. Si querés adquirir el ejemplar, pedíselo a tu canillita o llamá al Tel.: (011) 5985-4224. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

12 de mayo de 2016

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Marcelo Ferro

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