Tuesday 16 de April de 2024
TURISMO | 10-05-2016 12:46

Esteros del Iberá: a fuerza de canoas y caballos

Recorridos a pura agua, trazando un puente entre el hombre y la naturaleza. Una hoja de ruta en 4x4 para quienes no le tienen miedo al barro y a la aventura.
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En patas, los pies en el barro, el paisano espera en la tranquera. Un saludo en guaraní, ya que poco o nada sabe de español, pero su mirada dice todo. Un gran anfitrión. Pasando la tranquera, puro estero. Es Puerto Felipe, un rancho a orillas del agua donde los lugareños llegan con sus canoas y caballos. Para ellos su caballo, su bote y botador son parte de un todo. Así se trasladan por los esteros. Van montados tirando de la cincha el bote. Cuando se avecina un paso profundo, se apean directo al bote, desensillan, y siguen viaje propulsando el bote con el botador mientras que el caballo va nadando detrás. Para los arreos de hacienda utilizan los mismos pasos: jinetes a nado, otros paisanos en canoa y la hacienda nadando detrás. Un gran espectáculo de ayer y de hoy.

¿A dónde se dirigen? A sus casas, sus ranchos construidos sobre islotes de tierra firme

rodeados de esteros, ríos y lagunas. Un ecosistema que se extiende por 15.000 km2

y más. El Iberá es el segundo humedal más grande del mundo después del Pantanal brasileño.

Un símbolo 

El puente sobre la ruta provincial Nº 40 nos lleva a Cnia. Carlos Pellegrini cruzando la laguna Iberá. Por allí anduvieron cazadores furtivos y de españoles. Una hoja en la historia: allí se concentró el ejército liderado por Manuel Belgrano en su expedición militar hacia el Paraguay. Se alistaron en el ejército varios habitantes del pueblo, entre ellos el niño Pedro Ríos, muerto el 9 de marzo de 1811 en la batalla de Tacuarí. Según dice la leyenda, tocó el tambor al frente de las tropas hasta caer herido.

Hoy Concepción del Yaguareté Cora aparece en el mapa de los viajeros por ser una excelente base para conocer el Iberá desde sus portales oeste. Posee tres museos que merecen ser visitados: uno enfocado en la historia, otro habla sobre el patrimonio cultural y natural del Iberá y el tercero presenta una colección privada de más de 300 muñecas.

Desde allí, se puede ingresar hacia los puertos donde salen los botes cinchados al caballo, y otro poco más río abajo desde donde se organizan travesías en kayak. Una base de salida de cabalgatas para recorrer los esteros, donde en algunas zonas al caballo no le queda otra que nadar. ¿Y el jinete? Coloca sus pilchas en un bote que

sigue al grupo, y se deja llevar por el caballo, agarrado primero de la crin y luego de la cola para que pueda nadar con mayor facilidad. Pero atención, hay que anticiparse a cuando el caballo hace pie; es un segundo y un jinete poco avisado quedará en el piso. Agilmente, es importante volver a las crines del caballo, agarrar las riendas y estar listo para quedar en el lomo apenas sale caminando.

Nota publicada en la edición 524 de Weekend, mayo de 2016. Si querés adquirir el ejemplar, pedíselo a tu canillita o llamá al Tel.: (011) 5985-4224. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

10 de mayo de 2016

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Bárbara Roesler

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