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CAZA | 05-02-2015 11:00

Tiempo de calidad

Cómo reeducar a nuestro perro de caza para evitar ciertas mañas en el aporte. La importancia de dedicarle algunos minutos todos los días.
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Faltan más o menos tres meses para el inicio de la temporada de caza menor y ya vamos pensando en la ropa, los cartuchos, el vehículo, las armas, los permisos. . . Y en el perro, por eso me detuve en mi pointer Folk. El entrenamiento para las salidas lo comenzaré un mes antes, para que adquiera fuerza y ejercite músculos, pero ya es hora de que tome el toro por las astas y me dedique de lleno a corregir ciertas fallas que tiene en sus aportes. Este es el tiempo justo para empezar con él y sus jóvenes cuatro años, así que consulté en la web, llamé por teléfono y, sin darme a conocer, hablé con los más reconocidos adiestradores de perros de caza.

¡Asombro! Para mi sorpresa, todos coincidieron en la respuesta: “Ya es un perro grande... No se le puede sacar provecho... Sería inútil...”. Ninguno de los consultados quiso hacerse cargo. Consideré entonces que probablemente el perro adulto tuviera otro temperamento y concentración, y que requiriera más dedicación, así que me dispuse a dársela yo mismo para ver qué pasaba. Quién mejor que su dueño, con el cual tiene una empatía casi total en el campo. Imaginé que tal vez su falla no fuera de educación sino de exceso de pasión por parte de ambos por lograr las mejores marcas, y por eso descuidamos los aportes.

Consultas 

Antes de avanzar charlé con varios amigos tiradores/cazadores, quienes tenían algún que otro problema con sus canes, como la obediencia, no pararse bien, irse lejos del cazador. Así que con la sumatoria de experiencias avancé con Folk y su pelota de tenis.

A esta altura es probable que algún cazador considere que es tarde, mientras que otros piensen que aún estoy a tiempo. Yo creo que más vale tarde que nunca, siempre con tiempo, afecto, constancia, trabajo, tranquilidad, dedicación y paciencia.

Folk es un perro de mucho genio, entrega, una gran genética cazadora, una fina nariz, buen porte y musculatura privilegiada. Su costumbre es buscar la presa, tomarla, hacer un par de metros, dejarla y buscar otra marca, salvo que esté en el agua o en un matorral, donde entonces sí la saca hasta la orilla. Siempre pensé que esta costumbre era por su gran instinto. El pointer no es por definición un perro de aporte, sino uno de muestra, pero he visto muy buenos ejemplares en el aporte, y como el mío no lo es, quiero corregirlo.

Como en todos los órdenes de la vida, para que alguien cambie su actitud frente a nosotros, somos nosotros los que primero debemos tener un cambio. Así que me senté a meditar y ver qué estaba haciendo mal. La ansiedad, ese estado de ánimo tan habitual en algunos cazadores, fue lo primero que reconocí. Así que me puse a trabajar en eso, con juegos como cuando Folk era cachorro. Le tiro la pelota, me la trae, lo hago sentar, acaricio y le pido que me la dé así se la vuelvo a tirar. Repito esto en varias oportunidades, sin sacarle la pelota de la boca. Le hago sentir que la pelota es de él y le permito que se tome sus tiempos para que vaya conociendo lo que pretendo.

Nota publicada en la edición 509 de Weekend, febrero de 2015. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al tel.: (011) 4341-7820 / 0810-333-6720. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

5 de febrero de 2015

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Horacio Gallo

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