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PESCA | 29-01-2013 10:00

Impresionante: bacota de 2,70 m en kayak

A fines de 2012, un grupo de pescadores capturó en Mar del Plata el tiburón más grande del que se tenga registro en kayak fishing. Mirá las fotos y el video. Galería de imágenes.
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Hace años que con un grupo de amigos practicamos pesca en kayak frente a las costas de Mar del Plata. Y desde los inicios siempre nos rondó lograr una “súper captura” de algún tiburón bacota, sabiendo que sería un acontecimiento extremo, teniendo en cuenta las dimensiones de los kayaks. Como somos pescadores apasionados y con hambre de gloria, nos pusimos firmes con la idea de lograr ese gran objetivo.

A diferencia de otras especies, el bacota es un pez sumamente poderoso y fuerte. Sabíamos que el mayor problema al que nos enfrentaríamos en caso de conseguir una captura, estaría en los primeros 10 minutos de lucha: en ese lapso concentran todo su poder y al sentir el pinchazo del anzuelo se transforman en verdaderos misiles difíciles de frenar.

Fueron muchas las cuestiones a resolver, varios los días de planificación y estudio, incluso recurrimos a los fundamentales consejos de David Dau, un especialista en estas lides. Sólo restaba poner el lugar y enfilar nuestras proas hacia el objetivo final.

El sector elegido para desarrollar esta pesca extrema fue la restinga del faro Punta Mogotes en la ciudad de Mar del Plata. Este singular y excelente punto de pesca se caracteriza por ser parte de la continuación de la cadena rocosa del macizo de Tandilia, o sea, una saliente de rocas elevadas apenas unos 50 cm sobre el nivel del mar, en forma de islote donde se podrá observar a simple vista el choque de grandes olas producto de la mencionada elevación. Este sector se encuentra a unos 600 metros de la costa y su profundidad promedia los 6 metros.

Luego existen dos restingas más ubicadas entre los 2.000 y 3.000 m de la costa. Lo fascinante de este pesquero es la presencia de numerosas y variadas especies albergadas en los recovecos de las rocas, moradas ideales para el patrullaje de los grandes escualos en busca de su alimento.

En marzo de 2012 ya habíamos tenido una captura de un bacota que rondó los 70 kilos. Y nos propusimos ir por más. Así llegó por fin diciembre para abrir la temporada de la pesca de tiburón, momento en que el agua comienza a templarse y la especie empieza a activarse.

Nos juntamos varios amigos, incluso pescadores de Pinamar para intentar nuevamente esta excitante pesca desde el kayak. La zona elegida sería nuevamente en inmediaciones a la primera restinga del faro.

Con todo listo, nos embarcamos en un día de buena temperatura, mar calmo y suave viento del sector este. La modalidad que emplearíamos sería a flote, adosando un globo con el objetivo de dejar derivar el aparejo hasta la posición deseada. Ubicados en la zona, comenzamos a vivir una jornada inolvidable.

En el primer tiro Leonardo Ábalos disfruta de un llevada “de aquellas”, que no logra efectivizar al cortar el nylon del reel. Minutos más tarde, en mi caña se da una violentísima corrida que hace estallar el nudo del chicote. Al declararse tan tempranos piques, supimos que estábamos ante la presencia de un buen cardumen de escualos bajo nuestras pequeñas embarcaciones.

Transcurrieron menos de 15 minutos y en la caña de Fabián Mateos una arremetida infernal a su calamar lo deja prácticamente sin reserva de nylon, observando su globo alejarse rápidamente. Entonces Leonardo, en una rápida maniobra, logra levantar el ancla para asistir a su amigo y dejar que el animal los arrastrara, evitando de ese modo un seguro corte del sedal. En cuestión de minutos, los dos kayaks juntos fueron derivados hacia el suroeste unos 400 metros.

De la sospecha al asombro

Por la forma en que eran remolcados sospechábamos que estarían ante algo de importantísimo porte. Los brazos de Mateos estaban agotados. Decide pasarle la caña a Leonardo, junto al otro compañero que le hacía “el aguante”. El problema se presentó cuando el escualo corrió para el lado de la restinga. Por suerte, el animal ya se encontraba algo agotado, por lo que logramos frenarlo.

Pero no tanto: de repente, el formidable bacota explotó en el aire exhibiendo todo su cuerpo en un asombroso salto. Todos quedaron paralizados, pues ahí tomaron conciencia de que se trataba de un animal monstruoso. Incluso, por algún momento pensaron en cortar la línea y pegar la vuelta.

A unos 1.500 metros del punto de partida el tiburón comenzó a deponer sus fuerzas. Entonces lo acercan lateralmente a uno de los kayaks, observando su majestuosa silueta a través de las cristalinas aguas. Se trataba de un maravilloso ejemplar de tiburón bacota, que a juzgar por sus dimensiones rondaría los 100 kilos. Una captura inédita por su tamaño.

Gran emoción y cautela produjo ese acercamiento pues se enfrentarían al epílogo de la hazaña y tendrían por delante realizar lo que sería la maniobra más difícil: la extracción del anzuelo clavado al borde de su peligrosa y desafiante mandíbula. Es el momento más complicado, en donde hay que extremar el cuidado. Sabemos que una mordida puede producir un problema serio, y sobre un kayak hay que coordinar todos los movimientos y ser muy precavidos para disminuir cualquier riesgo.

Consiguieron inmovilizarlo y, gracias a una certera maniobra y utilizando una herramienta específica, lograron extraerle el anzuelo con cuidado, para ser luego inmediatamente liberado a su hábitat.

La jornada fue memorable. Calculamos que tuvimos unos 12 piques en total, pero solo una captura fue capitalizada en la caña del amigo Fabián Mateos, aunque valió por todas las perdidas. Sin miedo a equivocarme, creo que se batió un nuevo récord para el kayak fishing en nuestro país y tal vez en el mundo, si nos referimos a esta especie en particular.

Nos resta indicar que este tipo de pesca debe ser llevada a cabo por pescadores calificados y con muchas horas sobre un kayak, constituir un equipo de por lo menos tres integrantes, siendo de suma importancia la planificación hasta el más mínimo detalle, ya que la consideramos una actividad de alto riesgo.

Para finalizar, les recuerdo que el tiburón es de liberación obligatoria dado que se encuentran en peligro de extinción. Son animales muy importantes para el ecosistema marino. Hace años ya lo mencionaba el gran biólogo Jauques Custeau: “Sin ellos, la salud del mar y, por ende, nuestras vidas correrán peligro”.

http://www.youtube.com/embed/d6ApUDnLbJw

Nota publicada en la edición 485 de Weekend, febrero de 2013. Si querés adquirir el ejemplar, llamá al Tel.: (011) 4341-8900. Para suscribirte a la revista y recibirla sin cargo en tu domicilio, clickeá aquí.

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